"Sabes que estas enamorado cuando no quieres acostarte porque la realidad es por fin mejor que tus sueños."
-Dr. Seuss
Cuando llego a casa subo rápidamente las escaleras, sin saludar ni mediar palabra con mi madre, que está en el salón viendo una novela turca. Me dejo caer en la cama y suspiro, exhausto. La comida con Paul había sido incómoda de cojones y aunque no me arrepiento del todo porque mi orgullo no me lo permite, al menos me alegra la idea de haber dejado todo en buenos términos por Alys. Mi chica es un ser de luz, alegre y con una sonrisa que hace parecer que nunca ha pasado por ninguna tragedia, así que sí, los dos le debíamos una comida medianamente normal. Yo soy... No sé que soy, un mal amigo, un mal hijo y una mala pareja. Guardo tanta oscuridad dentro de mí que siento que si me aproximo demasiado a Alyson acabaré tragándome toda la bondad y el brillo que desprende, como si fuese un agujero negro, pero también sé que la necesito demasiado como para tirar la toalla y debo luchar otro poco más. No solo contra el pasado que me sigue consumiendo a día de hoy, sino contra los demonios que guardo dentro, aquellos que me echan la culpa de lo ocurrido, aunque muy en el fondo soy medianamente consciente de que nada tuvo que ver conmigo. Me froto los ojos, cerrándolos, haciendo caso omiso al nudo del estómago que sube hasta mi garganta y me muerdo el labio con fuerza. Sigo sin entender por qué, aún teniéndola a mi lado me sigo sintiendo tan vacío como antes de que ella volviera. Debo buscar alguna solución a toda la rabia y odio que me consume por dentro, seguir centrado en el fútbol y en hacer feliz a mi chica.
No sé qué hora es cuando por fin consigo quedarme dormido después de contemplar durante horas la oscuridad de mi habitación, pero a la mañana siguiente, cuando me suena el despertador, me duele la cabeza. Me incorporo a duras penas, sintiendo entumecido cada parte de mí cuerpo. Me duelen los ojos y los huesos, pero le resto importancia, arrastrándome hasta el baño y dándome una ducha rápida antes de vestirme y bajar a la cocina, donde me preparo el desayuno y me dispongo a ir a clase.
Se me para el corazón cuando diviso a Alys en la lejanía. Lleva mi camiseta azul del equipo de fútbol, con un cinturón fino que la amolda a su pequeño cuerpo, favoreciendo su figura y asemeja un vestido. La he visto con vestidos mucho más ceñidos y cortos, pero no creo recordar haberla visto tan guapa antes. Sus ojos grises brillan cuando me ve, haciendo aspavientos con su mano a modo de saludo y trotando hasta donde me encuentro. Las dos coletitas que lleva a los lados danzan de un lado para otro y alargo mis brazos para sostenerla y tirar de ella hacia mí en un abrazo fuerte, apretujándola contra mi cuerpo. Su boca se transforma en una media luna sincera, poniéndose de puntillas y exigiéndome un beso.
—Dios...—Gruño sin encontrar las palabras adecuadas—. Estás jodidamente perfecta.
Carcajea echándose el cabello de los hombros hacia atrás, sonrojándose ligeramente.
—Tenía que presumir la victoria —susurra—. Por algo soy tu mayor fan.
Busca mi mano y las sostiene entre las suyas.
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Antes de la Apuesta (2)
RomanceSEGUNDA PARTE DE APUESTA ¿CONSEGUIDA? Matt siempre creyó que el destino estaba escrito en las estrellas, pero nunca imaginó que el suyo estaría tan entrelazado con el de Alyson. Desde el primer momento en el que la vió, supo que ella era diferente...