Capítulo 50
— Bienvenida a casa —Finalmente, caían al suelo luego de estar suspendidos en el aire. El aire era fresco y frío y parecía que se hallaban en un lugar desolado pues la última luz de hogar se vislumbraba a dos cuadras.
—¿A dónde irás? —le pregunto Itsuki. Takeda se quito el paracaídas y lo tiró a un lado.
—Tengo que recoger algunas cosas en casa y entrar esto —sostuvo el folder de antes, con los documentos de falsificación.
—¿Y eso que es? —pregunto Futarou, curioso. Takeda lo ignoro y comenzó a caminar alejándose de ellos. Itsuki se giro para ver una limusina negra apresurarse a ellos.
—Ya llegaron —dijo Itsuki y Futarou volteo a ver detrás. El vehículo se estacionó cerca y quienes salieron fueron Isanari y Marou. El primero, corrió hacia a Futarou para darle un zape bien puesto en la nuca.
—¡¿Y eso por qué viejo?! —le reclamo Futarou y Isanari responde:
—Por idiota, ¿Cómo pensabas salvar a Itsuki si a penas duras un minuto contra mi? —Futarou palideció cuando vio a su padre acercarse con una abrumadora aura roja. Sin embargo, al sentir en tacto de su padre que lo abraza con anhelo, se alivió y devolvió el abrazo.
Desde otro punto Itsuki lo veía con una sonrisa. Noto la sombra que se alza sobre el suelo y se giro para ver a Marou, que llegó con calma.
—Parece que estás bien —dijo Marou, calando. Itsuki asiente.
—No estuvo tan mal, tal vez mañana pase por las noticias algo bueno —dijo Itsuki, recordando a Takeda, que se había ido.
—¿Qué pasó con Takeda? —le pregunto Marou y Itsuki respondió:
—Ya llegará después, por mientras creo que... —a penas pudo continuar cuando escucho las pisadas contra el agua sobre el suelo. Habían cuatro figuras que se movían a velozmente hacia ella. De pronto, sintió un golpe en su mejilla junto a una exclamación de asombro de parte de Futarou.
Pudo haberse detenido ahí, pero pronto llegaron tres golpes más a su mejilla, que se iba tornando de un color rojizo a la segunda cachetada que se le propinó.
—¡Idiota! —exclamó Nino, enojada. Itsuki la volteo a ver con asombro.
—¿Por qué...? —se callo cuando Nino amenazaba con lanzarle otra cachetada, pero no fue así, pues Ichika llegó a calmarla.
—Antes de que le des otra, ¿Por qué no escuchamos su historia? Quizá hay algo que nos perdimos —dijo Ichika y las tres hermanas restantes miraron a Itsuki. La chica se mantuvo en silencio por unos segundos y cuando encontró las palabras correctas, comenzó a hablar.
—Creo que les debo una disculpa —Itsuki miro a sus hermanas, que tenían semblantes serios e imperturbables—. Lo siento —agacho la cabeza, pero sintió el golpeteo del viento en su cabello y el frío de la noche, que parecía ser eterna.
—¿Por qué no dijiste nada? Podríamos, no se, tal vez encontrar una solución —dijo Ichika y Itsuki volvió con ella.
—No creía que la hubiera —dijo Itsuki.
—La habríamos encontrado, juntas podíamos lograrlo. Cómo dice mamá, las cinco formamos una sola —dijo Nino.
—Tus hermanas tienen razón —hablo Futarou adentrándose en la conversación. Itsuki le siguió fija—. No estás sola. Nos tienes a nosotros —dijo Futarou. Las hermanas restantes asienten.
—Yo... —apreto los puños y reprimió su llanto, que aún aguarda desde sus adentros desde hace diecisiete años, y esbozó una sonrisa. Las más genuina que pudo, como venían haciendolo desde su vida pasada—. Me alegro de tenerlos conmigo —se acercó a Ichika y la envolvió con sus brazos delgados y delicados. Ichika quedó en shock, pero al rato le tenía entre sus brazos con un amor genuino de hermanas. Pese a que T/n nunca lo vió así.
—Gracias —dijo Marou que veía la escena icónica de cinco hermanas quintillizas que se abrazan luego de un reencuentro esperanzador. Futarou, que se poso a su lado, le miro.
—[...] —Futarou asintió y ensanchó su sonrisa.
El abrazo entre hermanas duro otros cinco minutos más, que parecían ser mayores. Hubo lágrimas, lamentos y promesas, como todo reencuentro, y basto con que Itsuki prometiera no hacerlo de nuevo para que el grupo de hermanas se separará y hablara por si mismas. Entre las cinco hermanas, hubo una que se acercó a Futarou, que miraba el edificio de donde habían huido.
—Cumpliste, y eso me sorprende —dijo Nino que se poso a su lado mirando al mismo sitio. Futarou no se giro para verla, seguía abrumado con la adrenalina del momento.
—Creo que lo hice más por mi mismo. No quería quedarme solo en la escuela, supongo —dijo Futarou recordando esos momentos donde Itsuki iba con él para comer juntos en el comedor de la escuela.
—Bueno, ahora ya no estarás solo —dijo Nino y Futarou se volvió hacia ella, que también lo miro—. Gracias por traer a mi hermana a casa —dijo Nino. Futarou separó sus labios y abrió los ojos de par en par.
—Nino, ¿Puedes venir? —le llamo Marou y Nino asintió, pero antes de partir le dijo a Futarou.
—Tal vez no eres tan malo después de todo —dijo Nino y marcho de ahí, con el corazón latiendo y un en revoloteó de mariposas en el estómago—. ¿Qué es esto? —pensó Nino tocando su pecho, en el área del corazón, para sentir el palpitar súbitamente de un fruto de amor.
—Eso fue raro... —dijo Futarou.
Continuará...
Extra:
Llegaron a casa, al menos solo Itsuki, a la medianoche. Las paredes de lo que antes fue su hogar le llenaban de nostalgia y ensueño. Suspiro, luego de ver un poco de polvo en su habitación que no había sido limpiada desde su partida. Fue hasta el tocador y recogió el frasco de pastillas de paroxetina. A su mente, luego de leer el nombre, llegó el recuerdo de una noche cualquiera en la que llegó a casa y se topo con Rena sentada en la mesa.
—Llegas tarde, muy tarde. ¿Quieres comer algo? —pregunto Rena. T/n vaciló y siguió de largo a su habitación, la de las hermanas Nakano, pero se detuvo ante el llamado de Rena.
—Antes de que te vayas, ¿Por qué no tomas una de estas? —le había dicho Rena luego de tenerla frente a él el mismo frasco de pastillas que antes, mucho antes, había tomado.
—¿De dónde sacaste eso? —le pregunto T/n, serio. Rena paso de largo y dijo:
—Deberias tomarlas, tal vez las necesites en un futuro —dijo Rena. T/n lo pensó y se mantuvo así durante unos segundos, pero fue cuando las tomo y estando a punto de irse cuando Rena volvió a hablar—. No estás solo, T/n. Yo creo que deberías disfrutar más de esta vida que preocuparte por los demás —dijo Rena, serena. T/n la miro, y luego se fue.
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Reencarne En Itsuki Nakano
FanfictionSe escuchan murmullos; gritos de ayuda. Mi vista al cielo, observo, un hermoso cielo, una mezcla de colores que se unifican... Pronto todo se volvió oscuro, y al despertar... ya no estaba en mi mundo. Pronto descubrí dónde estaba, un mundo nuevo, de...