54.- Inesperado viaje

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Capítulo 54— Inesperado viaje —

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Capítulo 54
— Inesperado viaje —

Cuando llegaron al lugar, se encontraron con un hermoso paisaje en la colina más alta. Raiha y Futarou se acercaron a las barandas del risco y gritaron a todo pulmón.

—Vaya, vaya, pero si es Futarou-kun ¿Qué haces aquí? —pregunto Ichika acercándose a los dos hermanos. Detrás de ella se veía la limusina de Marou, estacionada. De dentro salían el resto de las hermanas junto a Marou y Ebata, que vestía trajes elegantes de tela fina.

—Yo me gane unos boletos gratis, pero supongo que ustedes vinieron por su cuenta —dijo Futarou e Ichika asintio. Las hermanas restantes, a excepción de Itsuki, se acercaron a Futarou.

—Futarou, me alegro de verte —dijo Miku, sonriendo. Futarou, con las mejillas un poco rosadas, asintió.

—Yo también —dijo Futarou. Las hermanas vieron el sonrojo de Futarou y solo una de ellas se atrevió a preguntar.

—¿Paso algo entre ustedes dos? ¿O por qué tanta tensión? —pregunta Ichika. Futarou palideció y el rostro de Miku se volvió el rojo vivo. Para ayudarlos, inesperadamente, llegó Itsuki.

—Oigan, debemos irnos —dijo Itsuki. Las hermanas asintieron y, encaminadose a la limusina, Futarou se dirigió a Itsuki.

—Oye, Itsuki... Sobre lo de ese día —hablo Futarou. Quería llegar al fondo del asunto, pues parecía que su amiga y alumna, tenía problemas.

—[...] —Itsuki a penas lo volteo a ver, cuando siguió caminando dejando consigo un silencio abrumador. Futarou creyó ver en sus ojos algo más que siempre furia, debía haber algo más.

[...]

La tarde iba a caer, y muy pronto. Futarou salía de las aguas termales, renovado . Sentía el frío del viento calando por su piel y eso le refrescaba. Llevaba puesto un kimono, cortesía de la casa, junto a unas sandalias de madera, que muy poco había usado Futarou, por lo que iba a pasos torpes y procurando no tropezar. Fijando su mirada al suelo, observando sus pies, Futarou reflexiono un poco su problema con Itsuki.

—¿Qué le habrá hecho enojar? Era un simple libre que... Bueno, igual podría haber sido un diario. Tal vez un libro íntimo que no quería que tocara —pensó Futarou. Doblo en la esquina del final del pasillo, pero aún con la vista puesta en sus pies, y finalmente termino chocando con alguien más.

[...]

En una de las habitaciones de la posada, dónde justo se había instalado la familia Uesugui, un grupo de chicas conformado por cuatro hermanas y un reencarnado debatían una importante reunión, llena de sentimientos.

—Haber, ¿Quién quiere empezar? —pregunto Ichika, sonriendo. Las hermanas se miraron entre ellas, con decisión. Aunque la primera en hablar, sorpresivamente fue Itsuki.

—Yo empiezo —Itsuki bajo la mano—. ¿Por qué estoy aquí? Ya les dije que no me gusta él —dijo Itsuki.

—Siempre es bueno prevenir. Además está es una reunión de hermanas, tu también debes estar —dijo Miku, sería. Itsuki se tumbó en el sillón y saco de su bolso un libro "Misery" iniciando así una lectura.

—Y-yo quiero decir algo —habia alzado la voz la tercera hermana Nakano, que se vio abrumado por las miradas que se habían puesto en ella. Comenzó a tartamudear, pero se podía entender su habla—. M-me g-g-gusta Futarou, así que no crean que me dejaré vencer. V-voy a pelear por él —afirmo Miku, decidida. Las hermanas restantes se vieron entre ellas, excepto Itsuki, y asintieron. La siguiente en levantar la mano fue Ichika.

—A mi también me gusta Futarou —Ichika miro a Miku retadora—. Espero que sea una pelea limpia, Miku —dijo Ichika. Miku sonrió y gesto un asentimiento. Itsuki sonrió minuciosamente y paso de página.

—Yo también me uno —dijo Nino, alzando la voz y golpeando la mesa. Las demás abrieron los ojos como platos, incluso Itsuki, y comenzaron a dar sus propias conspiraciones—; me gusta el idiota, así que no pienso dejárselo a ninguna de ustedes —sonrio de una forma siniestra, como una asesina que había matado a alguien no hace mucho, e Ichika no tardó en pensar en Nino como un tren sin frenos, que no se detenía pese a los que tuviera enfrente. Itsuki también pensó lo mismo, solo que aguardo en silencio sus pensamientos, aunque no evito que riera desde sus adentros.

—Yo... No sé realmente si lo amo —la cuarta hermana de veía nerviosa, dudosa y pensativa. Tres miradas curiosas se posaron sobre ella, que no podía evitar sentir la bruma de la presión, pero aún tenia algo que decir—, ¡Pero las estaré apoyando a todas! —exclamo  Yotsuba, animada. Las tres enamoradas sonrieron y se miraron entre ellas como fieles hermanas que eran. Apartada de ellas, Itsuki veía esto con nostalgia, recordando algo de su pasado. A su lado se alzo la figura endeble de Itsuki, descolorida. Se acercó a T/n, que seguía viendo a las hermanas, y con un susurro desolador, le dijo al oído:

¿Estás feliz de vivir pese a que no es tu vida? —T/n se volvió, alcanzando a ver la sombra de Itsuki, desvanecida. Escucho otra voz ajena a Itsuki.

—¿Estás bien, Itsuki? —era Miku, que le había visto girarse con miedo. Itsuki tenía los ojos bien abiertos, como si hubiera visto un fantasma (siendo que así fue) y Miku vio como una gota de sudor se deslizo por su rostro pálido.

—Si... Iré a dormir —dijo Itsuki, saliendo de la habitación con el corazón latiendo cuál tambor de banda. Quizá tenía demasiado sueño y el insomnio había hecho su trabajo trayendo una simple ilusión.

[...]

Cayeron sobre sus propios peso. Futarou vio sus cabellos, iguales a Itsuki, pero lejos de ser ella. De alguna manera, tenía el presentimiento de que no era Itsuki. No sabía porqué ese sentimiento crecía conforme veía desde un amplio panorama a la "Itsuki" que tenía enfrente.

—¿Estás bien? —fue el primero en levantarse y mostrarse como el ayudante que te levanta luego de una caída estrepitosa. La otra Itsuki, con las mejillas coloradas, tomo de su mano y se levanto. Futarou decidió hablar— perdón, no veía por dónde veía —dijo Futarou, tomándose de la cabeza y disculpándose. La chica, como le había puesto Futarou en su mente, se veía sorprendida.

Continuará...

Extra:

En una de las habitaciones de la posada, se veía entre toda la oscuridad de la habitación, una pequeña luz que ilumina el rostro de Itsuki. La chica (o chico) veía la pantalla del celular con cierta intranquilidad, como siendo consciente de la vida.

El mensaje de texto que su padre Marou le había enviado, aunque no era extenso, había algo en este que le traía cierta inseguridad.

Tu abuelo quiere hablar contigo.

—¿Por qué? —se había preguntado Itsuki, dudosa.

¡Gracias por leer este capítulo! Cada día vamos más cerca del final (o más bien más nos falta) espero puedas llegar hasta el final de esta historia. Si tienen preguntas saben que pueden dejarlas en comentarios y serán respondidas en el siguiente capítulo.

Gracias por leer.

Reencarne En Itsuki NakanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora