Capítulo 26

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Había pasado una semana desde esa noche, las dos habían estado sumamente ocupadas. Emma había estado trabajando el doble, dentro de lo que podía, y Regina se había intentado poner al día el trabajo que tenía. Por suerte había terminado todo con la constructora que se encargaría del hotel y eso le permitía estar algo más tranquila.

Ninguna de las dos se había visto más allá de un par de desayunos en el Lover, por la noche Emma se la pasaba en el local intentando recuperar poco a poco todo lo que había perdido con el sabotaje. Mal la había informado de que habría un juicio rápido dentro de un mes para poder dar resolución al caso, además le propuso intentar firmar un pacto con Leroy con el fin de acelerar el proceso y que obtuviese el dinero cuanto antes.

Regina por su parte había pasado toda la semana metida en el despacho, tan solo sacaba tiempo para algunos desayunos con Emma y para llamar a su madre. Por suerte su tía había salido bien de la operación y la quimioterapia estaba dando sus frutos, y quizás en una semana podría volver a casa. La morena había mandado limpiar y amueblar la casa donde ambas mujeres se quedarían cuando llegasen a Storybrook.

M&S

Era sábado por la mañana y Regina se encontraba metida en su cocina preparándose un café, había conseguido llegar a una hora decente la noche anterior y tenía pensado dormir un poco más ese día. Terminó el café y se fue al salón deseaba sentarse y descansar, había pasado una semana desastrosa.

Cogió el libro que tenía abandonado y comenzó a leer mientras disfrutaba de su café caliente. Mal y Kat habían insistido en ir a comer ese día pero no deseaba hacerlo, se encontraba tan cansada que solo le apetecía estar tranquila por un día sin pensar en el trabajo aunque sí que deseaba con todas sus fuerzas ver a Emma después de las semanas tan desastrosas que habían tenido.

Llevaba algo más de media hora leyendo cuando el timbre sonó, no sabía quién podía ser pero sí quién deseaba que fuese. Deseaba abrir la perta y ver esa cabellera rubia al otro lado de la puerta.

Se colocó su bata y fue a abrir la puerta, sorpresivamente aún no se había quitado su pijama. Al abrir vio a esa mujer que tanto deseaba.

-Hola.- Dijo Emma sonriéndole enormemente.

-Hola.- Contestó esta.

-¿Y tú escayola?- Preguntó entonces mirando la mano libre de Emma.

-Me la quitaron ayer.- Contestó está.- Mi mano está completamente recuperada.- Soltó alzándola y moviéndola con soltura.

-¿Cuándo pensabas decírmelo?- Preguntó Regina fingiendo estar enfadada. Aunque no se había visto demasiado si habían hablado todos los días.

-Hoy, cuando viniese a verte.- Contestó Emma con esa sonrisa que deshacía a Regina.

-Pasa.- Dijo la alcaldesa quitándose de la puerta para dejarla entrar y no seguir hablando en la puerta.

Al cerrar la puerta Emma colocó sus dos manos en las caderas de Regina y la empujó contra la puerta que estaba ya cerrada. Sus labios danzaron a un ritmo frenético, la deseaba más que nada y llevaba una semana aguantándose las ganas.

Emma le desabrochó la bata y la dejó caer en el suelo, Regina vestía un pijama blanco. La camiseta de manga corta muy pegada a su cuerpo dejando ver sus pechos y un pantalón muy corto.

-Me encanta eso.- Dijo señalando la ropa que llevaba la morena.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó con la respiración acelerada.

-Venir a ver a mi novia, que ha estado demasiado ocupada toda la semana.- Contestó Emma.

-¿No tenías que trabajar?- Preguntó de nuevo pero sin dejar que la rubia se separase de ella.

Definamos amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora