Capítulo 32

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Ambas llegaron a la mansión. Regina había recibido el alta, aunque el medico seguía insistiendo en que lo mejor era que pasase la noche en el hospital. Emma también intentó convencerla pero sin éxito, esa mujer era lo más cabezota del mundo y nada ni nadie era capaz de hacerla cambiar de opinión.

El médico le había mandado unos analgésicos por si le dolía y le había mandado un par de días de reposo para evitar que los puntos pudiesen saltarle.

Emma la obligó a meterse en la cama y le llevó un sándwich que había preparado. La cena que tenían casi lista se había enfriado y se había hecho demasiado tarde para ponerse calentarla.

-¿Qué haces levantada?- Preguntó Emma. La rubia había salido un momento de la habitación para ir a coger un refresco para cada una que se había dejado en la cocina.

-Voy al baño.- Contestó Regina algo frustrada.

Emma puso mala cara pero no dijo nada más. Regina entró al baño y salió unos minutos después con su pelo recogido en una cola y sin maquillaje. Se volvió a meter en la cama donde Emma se encontraba ya, la rubia llevaba sus braguitas blancas y una camiseta de tirantas del mismo color.

-¿Puedo preguntarte algo?- Preguntó Regina comiendo un poco.

-Pregunta.- Contestó Emma que ya había devorado su cena.

-¿Estuviste en la cárcel?- Preguntó la morena.

-¿Importa?- Preguntó también Emma temiendo que si le contaba todo Regina se alejase de ella.

-Me importas, y quiero conocer tu pasado.- Contestó Regina mirándola a los ojos.

-No entre en la cárcel.- Dijo Emma.- Estuve algunas noches en comisaria por hurtos menores, solo robaba comida y cosas necesarias para poder vivir. Para que pudiésemos vivir.- Se corrigió, Regina no dijo nada. Esperaba que siguiese contándole.- Cuando me escapé del orfanato pase unos años muy malos, nadie me contrataba por ser demasiado joven y los pocos trabajos que tuve no me daban para comer. Entré entonces en una banda, pero no una banda de las que imaginas, sino que nosotros cuidábamos de los niños que, como yo, habían tenido que huir de sus padres de acogida. Try era el líder, era el mayor del grupo y había formado ese grupo para conseguir mantener a los niños. Él había visto a su hermano pequeño casi morir por no tener que comer. Los más mayores nos encargábamos de los más jóvenes, entrabamos en establecimientos y robábamos comida para poder mantenernos.- Explicaba Emma que sentía como esos días habían marcado su vida.- A todos nos cogían de vez en cuando pero como no eran cargos graves nos soltaban a las pocas horas.

-No tienes que avergonzarte de eso.- Soltó Regina que sintió su corazón acelerarse, Emma era una magnifica persona y ese relato solo se lo confirmaba aun más.

-Hoy... hoy... cuando tuve que coger la pistola.- Emma comenzó a llorar. Regina se acercó a ella y la abrazó fuertemente contra su pecho para consolarla.- Yo disparé a un hombre.- Soltó, nadie sabía nada de eso.

Emma había mantenido ese suceso en secreto. Absolutamente nadie sabía nada sobre ese tema. La rubia sabía que era un tema sumamente delicado y que si alguien se enteraba podía acabar en la cárcel.

Regina respetó el silencio de la rubia, era cierto que deseaba saber lo que había sucedido pero no quería presionar a la rubia que parecía estar muy perturbada.

-Nunca se lo he contado a nadie.- Dijo Emma cuando sus lágrimas disminuyeron.

-Puedo esperar.- Aseguró Regina.

-Él iba a matar a uno de los niños.- Confesó la rubia que sabía que si no hablaba de eso ahora no conseguiría hacerlo.

Regina guardó silencio, entendió perfectamente que Emma necesitaba su tiempo y que deseaba contárselo. Así que simplemente esperó, la apretó en sus brazos y notó como esta se relajaba cada vez más.

-Nosotros vivíamos en un almacén abandonado, cuando llegué después de robar algunas cosas para comer me encontré con un hombre que había golpeado a uno de los niños. El pequeño tenía el labio ensangrentado y lloraba.- Emma se tensaba cada vez que recordaba el suceso.- Yo entré sin que se diese cuenta, el hombre parecía estar muy borracho, zarandeaba al niño sin compasión.- Las lagrimas volvieron.- En uno de esos movimientos la pistola que llevaba enganchada en su pantalón se cayó al suelo, yo me acerque sigilosamente y la cogí.- Explicó Emma.- Yo no quería disparar, le dijo que se fuese y nos dejase en paz pero entonces cogió a Trevor por el cuello, lo estaba asfixiando.- Su voz se volvía entrecortada.- Cerré los ojos y disparé.

Regina sintió un escalofrió recorrer su cuerpo, imaginó lo duro que debió de ser aquello para Emma. Y lo que más le dolía es que se tuvo que enfrentar a ello completamente sola.

-Tranquila, mi vida.- Dijo Regina con un tono de voz muy suave.- No te alteres, hiciste lo correcto.- Aseguró esta.

Emma no se podía creer que Regina aprobase algo así. No entendía porque no le gritaba y la echaba de su casa. Había disparado a un hombre, un mal hombre pero lo había hecho.

-Sé que esta vivo, salió en la prensa.- Terminó de contar Emma.- Al parecer era un pederasta, lo metieron en la cárcel poco después.- Aseguró la rubia.

-Salvaste a ese niño, Emma, hiciste lo correcto.- Aseguró apretándola en sus brazos.- Duerme, yo estaré aquí cuando despiertes.- Aseguró cuando escuchó a Emma bostezar.

La rubia había quedado exhausta después de contarle todo su doloroso pasado. Nadie había conocido tanto de ella como Regina. Nadie le había dado tanta confianza y tanto cariño nunca y sentía una extraña combinación de sentimientos, por una parte se sentía fuerte pues al lado de Regina podría enfrentarse a cualquier cosa y por otra parte se sentía sumamente débil e indefensa.

-Te quiero.- dijo antes de quedarse dormida en los brazos de Regina.

-Yo también.- Contestó la morena acomodándola mejor para que estuviese más cómoda.

Regina pasó un par de horas acariciando el cabello de Emma que respiraba regularmente. La morena no había podido conciliar el sueño, la herida había comenzado a dolerle pero no deseaba moverse. Emma dormía tan plácidamente que no quería despertarla.

Al final el sueño fue más fuerte y acabó profundamente dormida con el cálido cuerpo de la rubia sobre el suyo.

M&S

Emma fue la primera en despertarse, notaba la respiración de Regina sobre su cabello. La morena no la había soltado en toda la noche, seguía abrazándola, un abrazo sobreprotector que quería darle el amor que no había tenido antes.

-¿Qué has hecho conmigo?- Murmuró Emma dejando un beso en los labios de Regina para después levantarse como pudo.

Emma salió de la cama, ni siquiera se había dado cuenta de la hora que era. Bajó a la cocina y comenzó a preparar algo para desayunar.

Cuando estaba terminando de hacerlo escuchó la puerta principal abrirse precipitadamente. Emma temió que fuese de nuevo Leroy y corrió hacía allí para darse de bruces con quién entraba.

La mujer se quedó mirando estupefacta a la rubia que se encontraba con la misma ropa con la que había dormido esa noche. No pensaba que nadie entraría en la mansión de esa manera por lo que no se había cambiado de ropa.

-¡Joder!- Espetó la mujer girándose sobre sí misma.

M&S

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