Capítulo 10

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-No creo que mañana puedas abrir pero prometo que cuando lo hagas pasaré a por mí café.- Contestó Regina sonriendo.

-Puedo servirte un café solo para ti.- Aseguró Emma.- Es más lo haré, sí, mañana tendrás un café especial.- dijo muy contenta.

-Está bien.- Regina redujo la distancia que había entre las dos y la volvió a besar.- Mañana pasaré a por mí café.

-Muy bien, ahora debo irme. Se ha hecho un poco tarde.- Dijo la rubia mirando su reloj.

-¿Quieres que te lleve?- Pregunto sabiendo que Emma no tenía coche.

-No, tranquila. Me gusta ir paseando, no tardaré mucho en llegar a casa.- Contestó Emma.

-¿Seguro?- Preguntó acompañando a Emma hasta la puerta.

-Seguro.- Contestó uniendo sus labios una vez más. Esta vez de una forma más apasionada pues sabían que era el último beso que se darían esa noche.

Emma se marchó con una gran sonrisa en su cara mientras que Regina se quedó en la puerta hasta que esta se perdió de su vista. La morena estaba sumamente feliz, hacía mucho tiempo que no estaba con una mujer que le gustase y le provocase tanto como Emma, no sabía que era lo que sentía o lo que podía llegar a sentir por ella pero le daba igual. Quería vivirlo, quería saber hasta dónde podía llegar, iría paso a paso hasta que consiguiese saber lo que podía llegar a ser.

Se metió en la cama después de dejar la cocina recogida y los platos en el lavavajillas, su cama se hacía enorme desde hacía un tiempo pero se había cansado de tener amantes que lo único que buscaban era su prestigio, su dinero o un favor. Había tenido mala suerte en tema de relaciones pero aun así seguía creyendo, seguía pensado que podía ser feliz, que debía ser feliz.

M&S

Regina se levantó con una sonrisa dibujada en su rostro, antes de salir para comenzar con su rutina de ejercicios le mandó un mensaje a su madre para saber cómo estaba. Esta ya le había avisado de que había llegado a Boston y que estaba instalándose en el hotel que la morena había reservado para ella.

Después de una hora corriendo, en lugar de marcharse hacía su cafetería habitual a por su café se acercó al Lover, que tenía todas las puertas y ventanas abiertas. Emma se encontraba terminando de apuntar todo lo que era necesario pedir, lo que había tenido que tirar y lo que no.

-Buenos días.- Dijo Regina entrando allí.

-Hola.- Contestaron Anna y Elsa que estaban terminando de limpiar lo que le quedaba.

Emma solo alzó la cabeza y miró fijamente a Regina, con una sonrisa algo diferente a la normal en su cara. Las dos estaban mucho más calmadas y tranquilas. La morena se acercó a la barra donde se encontraba Emma con su carpeta de pedidos.

-¿Todo bien?- Preguntó Regina.

-Sí, revisó todo lo que se ha perdido y lo que tengo que pedir.- Contestó cerrando la libreta.

-¿Muchas pérdidas?- Preguntó Regina.

-aún no he terminado.- Contestó Emma con un tono bastante cansado y preocupado.

-¿Estas bien?- Preguntó de nuevo la morena.

-Sí, sí.- Aseguró esta.- Voy a prepararte ese café.

Emma se giró y encendió la cafetera, Regina le dijo como lo tomaba normalmente y la rubia se puso a ello. La morena sabía que no era cierto, su sonrisa habitual no estaba dibujada en su cara.

Anna y Elsa se marcharon para ir a comprar algunas cosas que necesitaban para terminar de limpiar y poder dejar el local listo esa misma mañana. Regina aprovechó que estas se disculparon y se marcharon para rodear la barra y colocarse a la espalda de Emma que la sintió cuando la respiración de Regina llegó a su cuello.

-Ya estoy terminando.- Espetó con la voz entrecortada.

-¿Qué te pasa?- Preguntó dejando un beso en su cuello.

-Son demasiados gastos, tengo que ir al banco en unas horas.- Contestó entonces Emma que no quería mentirle.

-¿Quieres que te preste algo?- Preguntó la morena.- De verdad que por mí no hay problema.- Aseguró Regina.- Yo te puedo ayudar y encima sin intereses.- Añadió.

-No me gusta mezclar el dinero con las relaciones.- Aseguró Emma.

-¿Tenemos una relación?- Preguntó la alcaldesa.

-Un principio.- Contestó la rubia.- Un principio de relación.- Explicó después girándose para besar los labios de Regina.

-Vale, un principio de relación.- Dijo Regina correspondiendo al beso calmadamente. –Aun así puedo prestarte el dinero.- Añadió cuando sus labios se separaron de los de la rubia.

-Claro que no.- Contestó segura.

Emma se separó un poco y colocó el café sobre la barra del bar mientras que la morena la miraba moverse.

-Vale, pero prométeme que si lo necesitas me lo pedirás.- Dijo entonces la morena.

-Te lo prometo.- Contestó Emma dándole un beso en los labios.- Tomate tu café, que al final no llegas al trabajo.

-Vale, vale.- Regina se colocó al otro lado de la barra y se comenzó a tomar su café.- Riquísimo.- Aseguró esta.

-Te lo dije.- dijo Emma.

Ambas charlaron un poco más y Regina se despidió dándole un suave beso en los labios, le gustaría quedarse a su lado y ayudarla pero tenía que volver a la alcaldía. Se duchó, se cambió y se dirigió hacia allí.

-Buenos días.- Dijo Kat.- Has estado muy desaparecida este fin de semana.- Aseguró la mujer acompañando a su amiga hacia el despacho.

-Hola.- Contestó Regina dejando su maletín y sentándose en su silla.- He estado ocupada.- Dijo sin darle demasiados detalles.

-¿Ocupada?- Preguntó sentándose para mirarla a los ojos.

-He empezado a salir con alguien.- Murmuró Regina, sabía que tarde o temprano se lo diría así que prefería no alargarlo.

-¿Qué?- Preguntó alucinando.- ¿Con quién?- Gritó Kat.

-Te lo contaré todo, pero primero dime que tengo que hacer hoy.- Dijo Regina que no quería hablar de ello todavía.

-Dime quién es...- Soltó ella.

-Emma.- Contestó pensando que Kat no la conocía.

-¿Emma Swan?- Preguntó alucinando.- ¿La dueña del Lover?- Preguntó de nuevo.

-¿Cómo sabes quién es? ¿La conoces?- Preguntó alucinando.

-Claro, a James le encanta ese bar, solemos ir los fines de semana a bailar.- Contestó Kat.- ¿En serio? ¿Con Emma?- Preguntó mientras seguía alucinando y Regina sonreía.- Guau, es muy guapa y parece una buena chica. Me alegro por ti, necesitabas salir de esta rutina.- Dijo señalando el despacho.

-Despacio... solo nos hemos visto unas cuantas veces.- Contestó Regina.- Luego te contestó a todo pero ahora necesito trabajar, no quiero quedarme aquí toda la noche.

-Vale, vale, pero mañana tenemos que tener nuestra cena semanal.- Aseguró Kat y vio como Regina asentía con una sonrisa en la cara.

Desde hacía años Kat y ella quedaban todos los martes para cenar y tomarse algo, era una rutina que no habían perdido ni siquiera cuando la rubia se había casado con James con quién llevaba más de tres años de matrimonio. Regina tenía una buena relación con el hombre y este siempre las animaba a salir juntas.

-Firma esos documentos los necesito, y tienes una reunión con un promotor. Quiere proponerte algo pero no me ha querido decir nada.- Dijo Kat.

-Vale, gracias.

Regina se enfrascó en su trabajo mientras que Kat había salido para volver a su escritorio donde tenía una gran cantidad de trabajo. La morena no podía dejar de pensar en Emma pero intentaba concentrarse lo máximo posible en todo lo que hacía.

M&S

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