Capítulo 31

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-¡Regina!- Gritó Emma cuando vio el cuchillo volar hacía ella.- Regina.- Repitió cuando vio la sangre manchar su camiseta.

La morena se mareó y cayó hacia atrás, siendo sostenida por los fuertes brazos de Emma que no la iba a dejar caer al suelo, lentamente la rubia tumbó a Regina pues no era capaz de aguantar su peso. Emma dejaba escapar sus lágrimas por las mejillas mientras que la morena cogía su mano para que se relajase.

-Estoy bien.- Dijo Regina mirándola a los ojos.- Estoy bien.- Repitió.- Sólo es un corte.- Aseguró la morena.

Emma no parecía entrar en razón. Seguía perdida en sus pensamientos, Regina intentaba sacarla de su ensimismamiento pero sin ningún éxito.

La ambulancia llegó, de ella salieron un médico acompañado de varios enfermeros. El médico miró primero a Regina, a la que le cubrió el brazo con una venda para que dejase de sangrar. Una vez que la dejó lista a la espera de que la ambulancia se la llevase, el hombre se acercó a Leroy que también había sido herido.

-Cariño.- Murmuró Regina cuando la estaban subiendo a la ambulancia.- Cariño, escúchame.- La llamó de nuevo la morena.

-Dime.- Dijo Emma volviendo en sí.

-Relájate.- Soltó Regina.- Estoy perfectamente.- Aseguró la alcaldesa cogiendo la mano de Emma.- Dame un beso.- Pidió levantándose de la camilla y sentándose.

-Te vas a hacer daño.- Murmuró Emma acercándose para tumbarla lentamente de nuevo. Una vez allí la besó, un beso tranquilo que le demostró todo lo que sentía por ella.

Emma se separó y le sonrió. Saber que podía haberle pasado algo provocó que su corazón se encogiese. La rubia se quedó mirando profundamente a los ojos de Regina cuando escuchó a Leroy forcejear y gritar. Iba andando sujetado por Graham y uno de sus ayudantes.

Emma en un acto impulsivo saltó de la ambulancia que seguía abierta y antes de que Regina pudiese hacer o decir nada. La rubia se colocó en frente del hombre que cojeaba ligeramente. Antes de que el hombre pudiese decir nada Emma soltó un fuerte puñetazo sobre su mandíbula haciendo que este soltase un grito de dolor y se reclinase hacia atrás.

-Emma.- La llamó entonces Regina.- No merece la pena.- Añadió intentando levantarse.

-Lo sé, pero sienta muy bien.- Dijo volviendo a la ambulancia.

Graham miró a la rubia y no pudo evitar reírse. Leroy se lo había ganado a pulso y aunque no estaba bien lo que había hecho el hombre no pudo más que reírse. Emma lo miró y este asintió llevándose al hombre de allí.

La ambulancia cerró sus puertas y se dirigió al hospital. Emma iba agarrando la mano de Regina mientras que el médico solo las observaba, hasta que no llegasen al hospital no podía hacer nada con la herida.

M&S

Emma estaba en la sala de espera, a pesar de su insistencia no consiguió convencer a nadie para que la dejase entrar con Regina. La rubia tenía su móvil en la mano y comenzó a sonar con un número desconocido.

-Swan.- Dijo ya acostumbrada a presentarse así.

-¿Emma?- Preguntó la mujer al otro lado del móvil.

-Sí, soy yo.- Dijo reconociendo la voz pero sin saber exactamente quién era.- Cora.- Soltó unos segundos después reconociéndola.

-Sienta llamarte a esta hora.- Dijo la mujer.- Es que Regina no coge su teléfono y me he preocupado.- Añadió Cora.

Emma sintió un escalofría recorrer todo su cuerpo, no sabía que decirle a la mujer. No quería mentirle pues no estaría bien pero sabía que si le decía la verdad se iba a preocupar y se iba a poner nerviosa. Entre esos pensamientos nació el de como Cora tenía su número de móvil.

-¿Emma?- Cora escuchaba la respiración acelerada de la rubia pero esta no decía nada.- Regina me dio tú número la semana pasada cuando estaba sin batería por si necesitaba contactarla, siento el atrevimiento.- Siguió diciendo la mujer.

-No, no.- Dijo Emma cuando se recuperó.- No es un atrevimiento, es normal.- Soltó la rubia.- No se preocupe, Cora. Su hija está en el hospital conmigo, ella sufrió una herida en el brazo, pero está bien. Le aseguro que está perfectamente.- Se apresuró a decir cuando escuchó el gemido de dolor que soltó Cora.

-¿Esta en el hospital?- Preguntó Cora obviando todo lo demás.

-Así es, pero yo estoy con ella. Esta perfectamente, se lo aseguro.- Contestó la rubia que no tenía claro como tranquilizarla.

-Voy a ir a verla.- Soltó precipitadamente.

-Tranquilícese, entiendo que quiera verla pero es muy tarde para venir hasta aquí.- Reflexionó Emma.- Regina no me perdonaría si le pasase algo. Por favor, hágame caso, yo le prometo que la llamo en cuanto entre con ella.- Emma intentaba convencerla.

-¿No estas con ella?- Preguntó Cora.

-Están revisándola, me han dicho que casi seguro que le dan el alta en un par de horas.- Dijo Emma.

Justo cuando Cora iba a decir algo una enfermera llegó preguntando por Emma que se levantó y la siguió para poder ver a Regina, Cora seguía al teléfono.

-Ya voy a verla, no cuelgue y se la paso.- Dijo Emma que seguía a la enfermera.

Cuando entró en la habitación se encontró a Regina peleando con el médico que quería mantenerla al menos esa noche en el hospital. Emma se quedó mirando la imagen hasta que la morena se dio cuenta de que se encontraba allí.

-Tú madre.- Dijo en voz baja tendiéndole en móvil antes de que pudiese decir algo y Cora lo escuchase.

-Hola, mama. ¿Ha pasado algo?- Preguntó Regina que pensó que algo había ocurrido cuando vio que llamaba al móvil de Emma.

-No, solo que no me cogías el teléfono.- Soltó Cora que estaba llorando.

-Lo siento, pero no te preocupes estoy perfectamente.- Aseguró la morena.- Es más me están preparando el alta.- Añadió después.

-¿Quién ha sido?- Preguntó Cora.

-Leroy, sabes que nos estaba dando problemas últimamente y hoy se ha presentado en la mansión para atacarnos.- Contestó Regina, la morena no tenía secretos con su madre.

-¡Idiota!- Espetó Cora provocando una carcajada en Regina, no estaba acostumbrada a escuchar a su madre hablar de esa manera.

-Tranquila, mama. Estoy perfectamente, no tienes que preocuparte por nada.- Dijo Regina.- Te llamo mañana, que ha venido el médico de nuevo.- Soltó y tras despedirse de su madre colgó.

-¿El médico?- Preguntó Emma mirando toda la habitación en la que solo estaban ellas dos.

-Toma.- Regina le tendió su móvil y la rubia lo cogió.- Es la única manera de que colgase.- Aseguró esta.

-No deberías mentir a tu madre.- Le regañó Emma metiéndose el móvil en el bolsillo.

-Es una mentira piadosa.- Aseguró Regina.- ¿También estas herida?- Preguntó al verla llena de sangre.

-No, es tuya.- Contestó Emma que tenía las facciones duras por la preocupación.

-Estoy bien.- Aseguró Regina.- Soló cuatro puntos que me quitaran en unos días.- Aseguró esta.

-Podía haberte matado.- Dijo Emma.

-Pero no lo hizo.- Contestó Regina cogiendo la mano de Emma para acercarla más hacía ella.

Emma se quedó mirando a los ojos oscuros de Regina, esta le devolvía la mirada junto con una sonrisa que quería trasmitirle tranquilidad aunque no lo estaba consiguiendo. Fue entonces cuando Regina se terminó de sentar en la cama y acercó sus labios a los de la rubia que correspondió encantada al beso. Sentir esos dulces labios de nuevo sobre los suyos era el mejor calmante que podía tener.

M&S

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