Capítulo 42

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-¿Qué pasa?- Preguntó Mal que vio a Regina desde la ventana del salón.

-No encuentro a Emma.- Contestó la alcaldesa que no pudo evitar que una lágrima corriese por su mejilla.

Mal se acercó a ella y la abrazó, sabía que su amiga se acababa de dar cuenta del gran error que había cometido con Emma. De como había acabado desconfiando de una persona que solo le ha demostrado que merecía toda la confianza del mundo.

-Seguro que está por ahí buscando la forma de acercase a ti.- Contestó Mal acompañando a la alcaldesa hasta el salón.

-He sido un imbécil.- Soltó Regina que se encontraba aun abrazando a su amiga.

-Sí, lo has sido.- Contestó Mal con su habitual forma de ser.- Pero puedes arreglarlo, solo tienes que hablar con Emma y solucionarlo.- La mujer alejó a su amiga de sus brazos y se quedó mirando a los ojos.- Entiendo que la situación te superase, sé lo que sufriste cuando la viuda negra te engañó pero no puedes pensar que todas las personas que se acercan a ti te van a hacer lo mismo.- dijo en voz baja.

-¿Sigues llamándola así?- Preguntó Regina que no pudo evitar reírse.

-Es lo que era.- Soltó Mal ofreciéndole una copa de vino a su amiga.

Mal había bautizado con ese sobrenombre a la mujer que había engañado a Regina cuando estaban en la universidad. Al parecer esa mujer tenía fama de dejar destrozadas a todas las personas con la que salía y con Regina no fue la excepción. Todo iba de maravilla hasta que una noche en la que Regina, Kat, Mal y varias compañeras de la facultad decidieron salir a tomar algo a un bar y se encontraron con esta mujer coqueteando con otra.

-Si quieres quédate a dormir, mañana lo verás todo con más calma.- Aseguró entonces Mal.

-Gracias pero prefiero irme a casa.- Contestó Regina.- Quizás pase por allí o mi madre necesite algo.- Añadió después.

-Como quieres.- Dijo Mal.

Regina se despidió de su amiga y se marchó a casa, por suerte estaba a poca distancia y podía ir caminando. Aprovechando el paseo para reflexionar sobre todo lo que le estaba sucediendo en esos momentos.

Al llegar a casa se metió en la cama y se quedó profundamente dormida, no había sido consciente hasta ese momento de lo cansada que se encontraba.

M&S

El sonido del timbre la despertó esa mañana, no sabía quién podía ser, pero deseaba profundamente que fuese Emma, necesitaba disculparse con ella e intentar arreglar todo lo que había provocado por sus celos y sus inseguridades.

-Buenos días.- Dijo Mal que llevaba dos vasos de café en sus manos.

-Hola.- Contestó Regina dejando pasar a su amiga.

-¿Estas bien?- Preguntó aunque realmente sabía cual era la respuesta, las ojeras de Regina demostraban que había pasado mala noche.

-No, sigo sin tener noticias de Emma.- Contestó Regina entrando en la cocina para preparar algo para acompañar el café.

-¿Has probado a ir a su apartamento?- Preguntó Mal recibiendo una oscura mirada de su amiga.- Vale, vale. Solo doy ideas.- Añadió unos segundos después.

-¿Crees que se ha ido con ella?- Preguntó entonces Regina mostrando todas sus inseguridades.

-No lo creó.- Contestó sinceramente.- Todo esto debe de tener alguna explicación, estoy segura.- Dijo Mal.

-Pues yo no la veo.- Soltó frustrada Regina.

-Para verla primero tienes que relajarte y dejarte de paranoias cuando sabes que esa mujer esta colada por ti.- Aseguró Mal.

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