Emma dejó a Elsa y a Anna en el local terminando mientras que ella se encaminaba al banco. Necesitaba pedir un préstamo para poder hacer frente a todos los gastos que le habían surgido con el problema de la inundación.
La rubia salió de allí una hora después, por suerte el director del banco había valorado la situación y no había puesto grandes impedimentos al préstamo que necesitaba para poder reactivar el Lover y volver a su actividad normal lo cual le quitó un peso enorme de encima. Volvió al local y le dio la buenas noticias a Anna y Elsa que la felicitaron, todo estaba ya limpio y listo para poder reabrir, solo faltaba que le trajesen todo lo que había pedido.
En un acto impulsivo Emma se presentó en la alcaldía con una bolsa de Granny en la mano, al llegar toda la seguridad que tenía se deshizo, no sabía si Regina se enfadaría por eso.
-Buenas tardes.- Dijo entonces mirando a la secretaria de Regina.
-Hola.- Contestó está alzando la cabeza.
-¿Kat?- Preguntó al reconocerla.
-Así es.- Contestó está sonriendo.- ¿Vienes a ver a Regina? –Preguntó entonces con una sonrisa en la cara.
-Así es, le traigo el almuerzo.- Dijo alzando la mano.- ¿Eres su secretaria?- Preguntó con curiosidad.
-Y su amiga.- Contestó Kat.
-Vaya... que sorpresa.- Dijo sin saber que más decirle.
-Tranquila, sé muy bien quién eres.- Le contestó guiñándole un ojo con picardía.
Emma enrojeció ligeramente, había conocido a Kat poco después de llegar a la ciudad, su marido, James, era el responsable de empresa de suministros que Emma había contratado al montar el Lover. James era un habitual en su local y la mayoría de las veces iba acompañado de Kat quién era una mujer muy agradable y con un gran don para la gente.
-Puedes pasar.- Dijo Kat sacando de sus pensamientos a Emma que no había sabido contestarle.
-Gracias.- Contestó esta entrando.
Emma tocó a la puerta, al otro lado escuchó la voz ronca de Regina dándole paso. La morena estaba sentada en su escritorio que estaba más lleno de papeles que nunca y eso la estaba poniendo histérica. Emma entró con su habitual sonrisa encantadora y levantó la bolsa de Granny que llevaba en su mano buena.
-Traigo el almuerzo.- Soltó acercándose un poco.
-No te tenías que haberte molestado.- Dijo Regina levantándose de su silla.
-No ha sido molestia, no se lo cuentes a la alcaldesa quizás se enfade si se entera de que uso la comida para poder verla.- Susurró provocando una gran sonrisa en la morena.
-No se lo diré.- Aseguró esta siguiéndole el juego.
-¿No me he ganado un beso?- Preguntó al ver que Regina pasaba por su lado y solo le dirigía una sonrisa.
-Quizás cuando vea que has traído de almuerzo, espero que no sea una de esas grasientas hamburguesas.- Contestó la alcaldesa.
-¡Mierda! Me he quedado sin beso.- Espetó.
-Lenguaje, Swan.- Soltó regañándole.
Emma tuvo que contenerse en ese momento para no acercarse a ella y besarla, le ponía ese tono de voz que tenía Regina con ella. Aun así consiguió contenerse y esperó a ver lo que hacía la morena, esta estaba moviéndose por la zona que tenía con un par de sofás. Quitó todo lo que había encima de la mesita de enfrente y dejó un espacio para poder poner los platos y comer tranquilas.
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Definamos amor
أدب الهواةEmma Swan llega a Storybrook por casualidad y acabará montando un bar que conseguirá un gran éxito, por su parte, Regina Mills, la flamante alcaldesa del pueblo ha conseguido la prosperidad y la abundancia del lugar, que estuvo a punto de caer en el...