Capítulo 4

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Había pasado su prueba, Jeongin oficialmente era un bengala y eso lo tenía contento, con la iniciativa de querer aprender a ser igual de bueno que Felix y Minho.

Ellos eran unos jodidos dioses en lo que hacían, le explicaron a detalle como realizar las acrobacias con las botellas, dejándole en claro que eso se lograba con la práctica.

Le recomendaron intentarlo con alguna de plástico para evitar accidentes.

Se colocó su sudadera y subió el cierre al salir, pues la temperatura baja en la madrugada solía hacer que se enfermara y no podía pasarle eso, no ahora que ya tenía que cumplir con obligaciones externas.

Pidió un taxi desde la aplicación de su celular, esperando en el acceso del bar y distrayéndose con las luces encendidas de los negocios aledaños que aliviaban la penumbra.

Felix y Minho se habían ido hace unos minutos, supo por medio del pecoso que ellos compartían un piso en un edificio y se dividían los gastos para tener más dinero del que tendrían si vivieran separados.

Hablando de dinero, Jeongin estaba encantado con la cantidad que le fue pagada solamente ese día, recibió casi trescientos dólares por esa noche y el alivio le llenó el alma cuando Chan le dijo que probablemente mañana sería mejor.

La vida empezaba a sonreírle.

-¿Sigues aquí?

O no, tal vez no.

Hyunjin apareció de la nada, como un vil espectro y sin hacerse notar hasta que las ganas de molestar le invadieron, tomando la oportunidad que la vida le presentó al hallar al menor solo e indefenso.

-¿No me ves? ¿Acaso necesitas lentes? -recriminó el menor.

-Oh, no, claro que no. Pero generalmente no suelo tomar en cuenta a las cosas insignificantes -dijo el castaño, sacando un cigarrilo de su cajetilla.

-Debe ser duro verse al espejo, ¿no?

-Eso pregúntatelo tú.

No iba a caer en su juego, se juró ignorarlo pero simplemente no podía, Hyunjin era como tener un grano en el culo, era odioso, lo sacaba fácilmente de sus casillas.

-Te hubieras ido cuando pudiste -añadió el mayor, reteniendo el humo mientras hablaba-. Tú estancia aquí será un infierno.

-¿Sí? ¿Y quién se va a encargar de causar eso? -preguntó con clara burla.

-Diría que yo, pero eso lo sabes y espero lo tengas presente -succionó nuevamente por filtro del tabaco-. Nadie dura.

-Una lástima, no me interesa.

Los dos miraban al frente, ninguno iba a ceder en buscarse la cara y confrontarse, porque el sigilo ya indicaba que el primero en enojarse perdería.

-Pues debería, ¿sabes cuántos han pasado desde que yo estoy aquí? -se rio con sorna, rememorando-. Ocho, y ninguno fue lo suficientemente bueno como para retarme, decidieron huir como cobardes.

-¿Es en serio que no conoces la definición de no me interesa? -mofándose, se pasó los dedos por su mentón antes de sonreír-. Pensé que eras más inteligente.

-Búrlate todo lo que quieras, en una semana vas a estar buscando otro trabajo por internet.

-Si eso pasa, espero no encontrarme a alguien que sea como tú.

Jeongin optó por ver la pantalla de su celular intentando sanar su molestia, pero ésta incrementó al notar que su taxi había cancelado el viaje y ahora tenía que pedir otro.

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