Capítulo 8

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Jeongin lo consideró muy a fondo desde la primera propuesta, lo pensó pero no creyó correcto tirar su dignidad por la borda al aceptar así como así, no disfrutaba ser agredido en ningún sentido.

Sin embargo, no se calificaba como alguien rencoroso; él tenía la facilidad de hacer eso que las personas llamaban "borrón y cuenta nueva..." Solamente si veía un arrepentimiento del lado opuesto porque también podía dar más batalla en caso de necesitarse.

Además, reconocía que tampoco actuó de lo mejor al agredir físicamente a Hyunjin, a pesar de que fue en defensa propia.

Por una última ocasión, le otorgaría el beneficio de la duda, así su bolsillo no sufriría una pérdida de dinero esa noche.

Le tomó un minuto cancelar el viaje desde su aplicación, acercarse al conductor para disculparse por ello y explicarle que ya no necesitaba su servicio. El hombre, un tanto enojado, le comentó que tendría una multa monetaria por la cancelación.

Bueno, no se salvó de pagar cuando menos un poco.

Hyunjin botó el seguro cuando lo vio rodear el capó y posicionar su mano en la manija esperando abrir. Guardó su semblante arrogante para después, poniendo sus pies en los pedales cuando Jeongin ya se encontraba dentro del bonito y bien cuidado auto.

-¿Y bien? -Hyunjin ajustó el espejo retrovisor-. ¿Dónde vives?

-¿Por qué tu repentina buena voluntad de llevarme a mi apartamento? -Jeongin cambió de tema, con los ojos puestos en su celular.

-Ya te lo he dicho y si no me crees, piensa que quiero enmendar lo del centro comercial porque si me muero el día de mañana, deseo ir al cielo -explicó con naturalidad.

El rizado tuvo que morder su labio inferior para no reír repentinamente gracias a la ocurrencia.

-¿Solo es para sentirte menos culpable? -bloqueó su pantalla y se acomodó mejor en el asiento, girando hacia Hyunjin.

-En teoría, no pienso pedirte una disculpa pero se que me vas a perdonar si hago esto por ti.

-¿Qué te hace pensar eso? -finalmente, buscó el contacto visual pero no lo tuvo porque el castaño seguía mirando al frente.

-Tienes modales y hasta pareces buena persona -comentó, arrugando su nariz-. Lástima que te hayas entrometido aquí, de haberte conocido en otro lado, el contexto entre nosotros sería muy diferente.

Jeongin no evitó asombrarse con lo mencionado y retrocedió su torso unos centímetros, chocando sin querer su nuca en el cristal.

¿Contexto? ¿A qué mierda se refería?

-¿Qué quieres decir? -preguntó, sobando con mesura su cabeza.

-No te lo voy a explicar, eres lento para entender -acusó-. ¿Me dirás dónde vives o tendré que adivinar?

Pensó severamente en darle su dirección, ¿qué si después usaba esa información en su contra? Como para ir a arrojarle huevos a su ventana o como aquellas malas bromas en halloween, donde llenaban de papel higiénico las casas de los que no daban dulces.

El edificio no se vería lindo envuelto en un disfraz de momia y él tendría que encargarse de removerlo porque sus vecinos se molestarían.

Quizá sí debió tomar el taxi.

No le quedó de otra más que aceptarlo, no podía hacer más y ahora iba a decirle por donde ir.

-¿Quieres que ponga la dirección? -Jeongin le dijo, mostrándole el teléfono.

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