Capítulo 46

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Volvieron a la casa de Hwang, Kkami los esperaba ansioso, recostado en su pequeña y suave camita color azul pastel; al final el nombre propuesto por Jeongin fue el ganador y Hyunjin creía fielmente haber sido manipulado por la maravillosa habilidad que el menor poseía con la lengua.  

Una mamada en la ducha y tras correrse en su boca, aceptó por completo que le llamara como se le diera la gana. 

Dio otra calada, observando con detenimiento las incontables estrellas que brillaban en el manto oscuro de la noche, hasta que su cigarro se consumió y la colilla tuvo que ser apagada, tirándola al bote de basura.  

Deslizó sus sandalias por el piso, encaminándose al baño aledaño y cepilló sus dientes, luego enjuagó su rostro, se secó con una toalla y se aplicó una ligera capa de crema hidratante.

Salió del pequeño cuarto y justo antes de volver, le echó un vistazo a su cachorro que dormía plácidamente desparramado sobre su cama, en una esquina que él misma reclamó de la sala.

Retornó a sus aposentos, botando su calzado en el tapete y se tumbó sobre el colchón, arrellanándose en el costado que le correspondía. Su lámpara de noche seguía encendida y con tal iluminación, captó que Jeongin no dormía como fingía hacerlo.

Notó que continuaba despierto, cuando el chico bajó de golpe los párpados y se acurrucó en su sitio, simulando descansar con los sentidos inactivos.  

Tuvo que sonreír ante la acción. Que teatralidad. 

—Sé que no estás dormido —farfulló, rodando como un tronco y quedaron nariz con nariz.

El rizado apretó los labios al denotar la cercanía, pero se rehusó a abrir los ojos.  

—¿Yo? 

—¿Quién más habría de ser? —Su brazo viajó al cuerpo ajeno y lo pasó delicadamente por su cintura. 

—Kkami, tal vez —Se sobresaltó con el contacto urgente, Hyunjin patinó los dedos en su espalda baja. 

—Gracioso —murmuró, con una proximidad afanosa entre sus bocas—. ¿Qué sucede? 

El humor del momento, dio un giro que modificó la atmósfera benigna en el lugar.

Los arrumacos pasaron a segundo término y Jeongin exhibió sus orbes; estos brotaban la chispa de irresolución que solían proyectar cuando le atacaba un mal presentimiento.  

—Mañana… o mejor dicho, en unas horas salen los resultados de admisión —musitó, cruzándose con el mirar inquisitivo del castaño—. En el portal… se publican en el portal.  

—Los resultados —duplicó lo dicho en voz bajita y le besó con finura la punta de su nariz—. Creí que lo habías olvidado, no te quise mencionar nada para no alterarte más… 

—Traté de no tomarle demasiada importancia, pero ya no puedo… —Aquello fue lo más cercano a un murmullo dolido—. Tengo mucho miedo, Hyun. 

Miedo era poco.

Era imposible no reparar el terror que hostigaba su tranquilidad, sus niveles de concentración descendieron y el cometer errores en su empleo era la prueba más grande de que algo lo tenía afligido. 

No era normal que confundiera el alcohol para la preparación de ciertas bebidas; en más de una ocasión, sirvió ron en lugar de whiskey, casi se corta al partir en rodajas un limón y tiró el contenedor de la sal en la barra cuando iba a escarchar los vasitos para shot. 

Estuvo muy distraído y Hyunjin se encargó de cubrirlo, rehaciendo los pedidos y ayudándolo a limpiar lo que derramó en su área de trabajo. 

—Hey, escucha —Y así como en el club, en casa igual trataría de otorgarle serenidad—. Diste tu mejor esfuerzo, además estudiaste demasiado. Ese día tuviste un bloqueo y no estamos seguros si de verdad afectó en la prueba, no hay que crear suposiciones, mejor esperemos a que el portal te arroje la noticia, sea buena o sea mala.

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