Capítulo 32

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El corazón le dio un vuelco. 

Jeongin temblaba como una vil hoja agredida por el viento otoñal, tan frágil y quebradiza, a punto de caer e ir bajando por una corriente inevitable de viento, a la espera de encontrarse con la dura acera y ser pisada por cualquiera que transitara en el camino marcado. 

Quitó la mano del pecho de Hyunjin y quiso preguntar si había escuchado mal, si su sentido del oído le había jugado una pésima broma, si estaba soñando o si estaba en el mundo real. No se pellizcó porque eso sería demasiado bobo de su parte, pero si pensó en hacerlo.  

Si acaso llegaba a ser verdad lo dicho por Hyunjin, de todas formas, ya tenía presagiada la ruta de la rancia situación. 

“Y yo necesito sacarte.” 

Suspiró, sin cortar la conexión en sus miradas. Seguía jodido, ahora más que nunca porque no había claridad, la nube densa de la irresolución se esparcía entre ellos, ocasionando un remolino que arrancaba sus protecciones invisibles. 

—Tú… tú estás borracho Hyunjin —balbuceó, desalentado—. Estás jugando conmigo. 

Hyunjin torció el gesto, acomplejado.  

—He bebido, pero sé lo que estoy diciendo y porqué lo estoy haciendo —afirmó, disminuyendo la tensión en sus extremidades superiores—. Esto se me salió de las manos.  

—¿Desde cuándo? 

—¿Desde cuándo qué? 

—¿Desde cuándo sabes qué esto había excedido el límite? 

Hyunjin marcó la nuez en su garganta al tragar áspero, no recordaba con exactitud la fecha, la hora ni mucho menos el suceso. No supo cuando fue que se tornó diferente, no alcanzaba a descifrarlo, todo estaba muy borroso y era complicado.  

—No lo sé, simplemente ocurrió y no puedo con ello —anunció, sobándose el inicio de su cabellera y evitó a toda costa el contacto visual—. Mis propias palabras pasaron a ser un chiste.  

Jeongin lo entendió en seguida.  

—¿La no exclusividad que planteaste? —Sus ojos emitieron un destello fugaz.  

—Sí, eso dejó de tener coherencia —con honestidad, prosiguió—: Porque me jode pensar en compartirte, me jode pensar que alguien te ponga las manos encima, y me jode aún más, enojarme por eso.

Aún estaban en medio del pasillo. De hecho, Seungmin había entrado segundos atrás, encaminándose al sanitario en planta baja y al verlos juntos, la opción de subir las escaleras le resultó más idónea. 

Ese par necesitaba privacidad.  

Y decir que Hyunjin estaba próximo a un ataque de nervios, era quedarse corto. El pobre ya no sabía cómo explicar sus sentimientos ineptos y poco adheridos a sus creencias.  

Mientras tanto, Jeongin dejaba que su ritmo cardíaco se disparara hasta otro universo. El castaño se estaba confesando ante él pero de una forma extraña; era como abrir una ventana y luego cerrarla de golpe, corriendo la cortina y retractándose a la vista de un paisaje lleno de flora y fauna.  

Paisaje que él, podría pintar para Hyunjin si se lo permitiera.  

—Porque si a ambos nos jode lo mismo, ¿no podemos congeniar algo más allá? —Jeongin preguntó sin rodeos, importándole nulamente que la respuesta le cercenara el alma—. Quiero decir, puede ser que haya algo más aquí… 

—No se puede porque a mí no me gusta el compromiso —Fue claro y honesto, ya estaba en el hoyo de cualquier manera—. No puedo con la idea de estar atado a alguien, no es lo mío, no me gusta ofrecer algo que voy a terminar arruinando por mi estúpida insensibilidad, simplemente no lo concibo.  

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