Capítulo 9

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Para su mala suerte, Jeongin tardó en conciliar el sueño esa noche.

Las escenas se repetían en su mente como una cinta de película, siendo reproducida y oprimiendo el botón de reversa para poder verlas otra vez.

Unas manos tocando su piel, apretujándola experimentalmente, unos labios destruyendo los propios en un beso bruto y seco con sabor a enemistad.

Lo había disfrutado tanto que ahora se sentía como... asustado. Porque si su intención era jugar hasta cierto punto con la cordura de Hyunjin, al ver que no existió un rechazo, tenía que pensar con la cabeza fría.

Porque seguía siendo un idiota.

Que besara bien y lo haya derretido con sus toques no significaba que dejara de serlo. La palabra la tenía tatuada en la frente, sí.

Ya no sabía que pasaría al día siguiente, honestamente tampoco quería pensar en eso. No esperaba que Hyunjin se portara mejor, su despedida fue cruda, le recordó que no lo deseaba ver mañana ni nunca con sus amigos.

Pero... para ser sincero consigo mismo, se preguntaba que tanto había descolocado ese beso a Hyunjin.

Su reacción fue normal o en otras palabras, al menos no lo apaleó y lo aventó hacia afuera cuando se le subió encima. Aún así, quería saber si cuando menos había causado algún estrago por ahí.

Se durmió con la irresolución flotando, abrazando su almohada y despertó de la misma manera, enredado en sus cobijas.

Destensó los músculos, estirando sus extremidades y bostezando mientras analizaba su realidad. Realizó su rutina diaria: tomó un baño, cepilló sus dientes, tendió su cama y su arreglo personal lo dejó para el final.

Estando listo, salió de su apartamento para ir rumbo a la cafetería, porque si, la invitación la tenía y la tomaría las veces que quisiera.

Al llegar vio la mesa ocupada por Minho y Felix en una esquina, uno frente al otro y sin Hyunjin. Caminó hacia ahí y posó sus manos en los hombros del pelinegro, haciéndolo brincar en su asiento por el susto al no reparar su previa presencia.

-¡Buen día! -saludó, zarandeándolo con moderación-. ¿Cómo va todo?

-A excepción de que estuve a nada de sufrir un ataque cardíaco, bueno, creo que todo bien -se tocó el pecho.

-Hoy soy un hombre renovado -Minho irradiaba una felicidad magnífica-. Estamos bien, ¿tú?

-Perfectamente, descansé lo suficiente -informó, desvaneciéndose en una de las dos sillas libres.

Dejó caer su cabeza hacia atrás, inspirando el aroma del café recién hecho y el dulce de los desayunos.

-¿Innie?

-¿Uhm? -contestó sin moverse.

-¿Te picó algo en el cuello?

Entonces su espalda se irguió grotescamente al frente, Felix juró escuchar los huesos crujir por el movimiento abrupto. Se tocó con la yema de sus dedos buscando el lugar que Minho señalaba con su índice desde su lugar.

-¿Qué tengo?

-Una mancha rara, como un moretón... -entrecerró los ojos para enfocar mejor-. Algún animal enorme te inyectó su veneno y vas a terminar mutando porque se ve horrible.

-No recuerdo, yo...

Ah.

Hyunjin.

Era un cabrón, él le había hecho eso y estaba tan excitado que no lo notó. ¿Cómo fue que no se lo vio al mirarse al espejo?

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