Capítulo 6

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La noche transcurría normal; al ser domingo si había una cantidad considerable de gente, pero al menos se podía pasar entre la multitud.

Jeongin ya estaba tranquilo, encargándose de disfrutar cada parte de su ocupación y aprendiendo un poco más, gracias a la ayuda de sus verdaderos compañeros.

Ya no iba a caer en los juegos del castaño, ya no se perjudicaría por tonterías como un estúpido sentimiento de superioridad que Hyunjin parecía tener en contra suya. Dejaría pasar los comentarios dañinos, al final, él solo se dedicaba a servir, bailar y sonreír.

Justo se hallaban sobre la barra, danzando como los dos días anteriores. Minho y él tuvieron una buena conexión en tanto al baile, se complementaban bastante y Felix se encargaba de hacer segunda, enmarcando los pasos improvisados.

En cambio, Hyunjin seguía y seguía, porque las botellas que tenía para regalar, estaban llenas a tope, ninguno de los clientes reparó su presencia en la barra por estar embelesados con el espectáculo. Eufóricos, trastornados por el nuevo de los bengalas, adulando su excelente participación y desconociendo por completo al chico que diariamente les obsequiaba tragos espontáneos.

No era conformista, pero no sabía hacer más.

Porque la única vez que sus amigos le trataron de enseñar a bailar, supo que no era lo suyo, tenía dos pies izquierdos.

No coordinaba, no se aprendía las rutinas y mucho menos se sentía a gusto haciéndolo, en pocas palabras, Hyunjin y bailar no iban juntos en una oración, a menos que llevara un "no sabe", en medio.

Por eso, solo se dedicaba a crear un consumismo excesivo en el club, él daba la muestra y con eso generaba una mayor demanda al hacer que el público probara la variedad de productos en su forma natural y anhelaran degustarlo con alguna preparación acompañada de jugo o soda.

Sabía que era el responsable de aumentar la venta, lo hacía tan bien que agradecía tener ese carisma para repartir y comunicarse con la aglomeración de humanos.

Pero su crisis existencial lo consumía, el miedo de terminar en la calle cuando Chan optara por despedirlo al no hacer más que inducir al alcoholismo y prefiriendo a Jeongin por encima suyo, era lo que más le preocupaba en esos momentos.

-¡Maldición! -vociferó, cuando un extraño le manchó el pantalón con su trago.

Tras su nula colaboración, decidió bajar del mostrador dejando las botellas en la zona de servicio y se recargó en el muro esperando que todo terminara.

Los ojos de Hyunjin no se despegaban del rizado, observaba a detalle cómo se movía, la confianza que claramente proyectaba y su elegancia al interactuar con los asistentes. No era la gran cosa, pero sabía destacar.

-¡Hey, dame dos cervezas y una cortesía! -un individuo esperó ser atendido.

-Me gusta el ron -repuso Hyunjin, con las comisuras de sus labios levantándose.

-¿Eh? No, el trago no es para ti, es para él -señaló a Jeongin, quién se encontraba al otro extremo de la barra-. ¡La pagaré para él, la merece!

Su sonrisa fue borrada como una goma al grafito, arrugó la frente tomando los dólares indicados y prácticamente le aventó las botellas de cerveza al muchacho, el cual no reparó el mal trato por estar entretenido con el show a nada de terminar.

Chan se le unió, dejando un par de vasos secos listos para ser utilizados.

-Hyun, un favor. Changbin vendrá a cobrar la renta del local, cuando venga, ¿podrías llamarme? Estaré en la oficina -le habló al oído.

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