Capítulo 5

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Muy temprano el domingo, Jeongin recibió el mensaje de Chan en su celular indicándole la hora en que tenía que estar en el centro comercial. Había hecho espacio en su armario, quitando y sacando ropa que ya no usaba para meter la nueva que le fuera comprada.

No planeaba abusar de la amabilidad de su jefe, no tenía idea de lo que le iba a regalar, solo quería que no rompiera sus prendas como el día anterior.

Llegó a la hora establecida y se quedó en el acceso principal, viendo a las personas entrar y salir con bolsas de distintas tiendas. Miró el reloj en su muñeca, habían pasado diez minutos de la hora pactada pero fue paciente porque no podía reclamarle al rubio, no cuando él fue impuntual toda su primer semana de trabajo.

Por desgracia, la persona que esperaba no llegó y claro que se enojó cuando vio a Hyunjin acercarse con toda la calma del universo, caminando como si no tuviera ninguna responsabilidad encima.

-No puede ser... -bramó, cerrando los ojos.

-Tampoco es grato para mi tener que acompañar al australiano -refutó el castaño a lo lejos.

De acuerdo, lo había escuchado.

-¿Entonces qué haces aquí? Yo no te esperaba -avisó, apretando sus dientes.

-No lo hago por gusto, más bien Chan iba a venir pero no pudo. Minho dijo que estaba atascado en el tráfico y Felix parece estar muy ocupado para responder su celular... su última opción fui yo -acomodó la gorra que llevaba puesta, antes de alzar su mano en ademán indiferente-. Me negué pero me amenazó con descontarme lo que gastaras hoy y no planeo perder mi sueldo solo porque no me caigas bien.

-Si te sirve de consuelo, tú tampoco me caes bien -farfulló en defensa.

-Que bueno, es mutuo.

El menor pensó en irse, inventarle a Chan que se había sentido mal y tuvo que abandonar a Hyunjin, como todos lo hacían cuando deseaban evadir situaciones.

-¿Te vas a quedar ahí parado o vas a ir a buscar lo que necesitas? -Hyunjin inquirió, enseñándole una tarjeta de crédito-. Esto es de Chan, solo playeras y no dejes a mi amigo en bancarrota.

-Él se ofreció, yo no se lo pedí -escupió indignado, acercándose a él con la intención de arrancarle la cabeza-. Hizo la sugerencia y no me dio opciones...

-¿Quieres callarte? Tu voz en serio es molesta -dicho eso, le tapó la boca con el plástico rectangular sin permitir que terminara-. Vamos a que consigas lo necesario rápido, no tengo todo el día y no quiero desperdiciarlo contigo.

El castaño lo dejó ahí parado y la tarjeta descendió al suelo, ya que Jeongin no fue capaz de reaccionar para sostenerla. El día pronosticaba un fracaso total, el convivir con una persona así de complicada, era una advertencia de problemas avecinándose.

No iba a darle el poder de arruinar su ida al centro comercial, era la primera oportunidad que tenía de visitar la plaza, así como de obtener algo que le gustara desde que llegó a Nueva York.

Simplemente se concentraría en su persona y haría como si Hyunjin no existiera.

Pensó que había tardado mucho tiempo en sacar sus conclusiones y en levantar el plástico, porque lo primero que vio cuando ingresó al enorme edificio, fue a su acompañante forzado tomando una malteada de McDonald's.

-¿Te gusta el chocolate? -le preguntó, haciendo que Harry se descolocara.

-Ah... ¿si? -dijo sin comprender.

-Que bueno, porque a mi no me gustó. La iba a devolver y no me la recibieron, no la quiero.

Sorpresivamente, Hyunjin le proporcionó el vaso casi lleno junto a una servilleta y él lo agarró, observando el logotipo impreso del establecimiento. También, le quitó la tarjeta y la guardo en su bolsillo para tenerla bajo su poder.

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