Capítulo 13

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La noche aún era joven.

Eran las nueve y media, la sala de Minho y Felix contenía a los invitados. Las lámparas de luz negra hacían que los colores neón en las prendas de sus amigos brillaran increíblemente, porque la temática elegida fue esa misma.

Tonos neones.

Incluso Felix se dedicó a rayar las caras de los asistentes con una pintura especial que compró para esa noche, haciendo dos líneas a la altura de sus mejillas como si de militares se tratasen.

Había mucha decoración, desde globos colgando del techo, cortinas con tiras brillantes, un gran letrero de Feliz cumpleaños al centro de la pared y un fondo para las fotos con el nombre del festejado en letras de globo; un montón de máscaras, gorros y antifaces para usar como complemento.

La barra de su cocina estaba llena de botellas, algunas cerradas, otras abiertas con más de la mitad del contenido porque la gente apenas comenzaba a ingerir bebidas. Botana en la mesa de centro, en la de su comedor y un espacio reservado para llevar a cabo los juegos clásicos más tarde.

Minho estaba contento, las cosas bajo control, organizadas, todos divirtiéndose y bailando, algunos tomando, fumando o charlando.

Jeongin tocó la puerta casi a las diez de la noche, recibió la dirección por mensaje y se le hizo tarde por ir a conseguirle un obsequio al ojimiel.

Esa noche eligió una playera lisa color blanca y encima se colocó una camisa rosa neón con manga corta que dejó desabotonada. Y la bandana haciendo juego con el mismo matiz sobre su cabeza, no podía faltar.

-¡Innie! ¡Pasa! -Minho aulló al verlo cuando por fin le abrió-. ¡Pensé que no venías!

-Perdón por el retraso, es que fui a comprarte esto -le mostró una bolsa de regalo con un moño color dorado-. ¡Feliz cumpleaños!

-¡Ah, muchas gracias! -agarró el presente con su mano izquierda y con la derecha prontamente le rodeó el cuello a su compañero, abrazándolo en agradecimiento.

-Espero te guste -correspondió su apapacho, estrujándolo con delicadeza.

-No sé qué es y ya le amo, en serio gracias -dijo y se hizo a un lado para darle acceso a su vivienda-, pero pasa, ¡ojalá te la pases de maravilla!

-Eso te lo digo yo a ti -concedió, feliz-. ¿Y Chan? ¿Felix?

El menor trató de acostumbrarse a la iluminación y sus labios se curvaron al ver sus prendas encenderse.

-¡Lix debe estar en la música! -gritó para hacerse escuchar-. ¡Chan no vendrá!

-¿¡Por qué!? -sondeó en el mismo tono.

-No sé, se disculpó y me dijo que nos veíamos mañana -relató cerca de su oreja para que le escuchara-. ¡Pero me envió mi regalo!

Jeongin iba a preguntar que había sido pero no fue necesario, porque el mismo Minho se encargó de mostrarle una botella de tequila que estaba seguro no traía consigo cuando le recibió.

-¡Es el más caro!

-Lo he visto -comentó alegre por la dicha de su amigo.

-¡Pasa y toma lo que quieras! La barra está allá, busca un lugar dónde sentarte. Hay botana, pizza en el refrigerador, refresco y todo eso -le dio rápidamente las indicaciones-, ya vengo, socializa, todos son geniales.

-Gracias, lo intentaré -el menor sonrió efímeramente, antes de quedarse solo al inicio de la sala.

Se dio el tiempo de examinar el panorama, los sillones estaban arraigados en las paredes para dejar un área considerable al centro que servía como pista, dónde los cuerpos de varias parejas de baile se movían al compás mientras algunos compartían besos entre sí.

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