Jeongin despertó la mañana siguiente y se encontró con la increíble noticia, de que Hyunjin había bloqueado su número telefónico.
De no ser porque quiso enviarle una fotografía por la mañana, muy similar a la que aparecía en el chat como último mensaje saliente y ésta última jamás se entregó al destinatario, no se habría dado cuenta de que ya no tenía medio de comunicación con el castaño.
Lo que había sido miel sobre hojuelas, se jodió al tropezar con la cruda realidad de que su meta no se logró al cien por ciento y casi llora de frustración.
¿Y ahora qué?
¿Se había pasado con lo que hizo?
¿Actuó bien o se dejó guiar por un bobo instinto de competencia inservible?
La única respuesta concreta, era que no le apetecía salir de su casa por lo menos unas tres semanas después del tremendo acto que se montó en la noche.
No estaba tomado, no estaba drogado… El baile no era el problema, a eso se dedicaba en su empleo, pero pensándolo con la cabeza fría, podría ser que sí llevó todo a un extremo que ni el mismo alcanzó a detener.
Quizá Chan debió decirle que no implementara más cosas aparte de sus espectáculos; el australiano le dijo que no tenía ningún lío con lo que quisiera hacer en busca de subir el negocio, siempre y cuando no provocara más peleas dentro del mismo. Ciertamente, recayó en que hubiese sido mejor permanecer con sus coreografías improvisadas y hasta ahí.
Se comía las uñas, quebrándose la cabeza mientras preparaba huevos revueltos para su desayuno, y el de un chico adormilado que llegó corriendo en cuanto Jeongin le marcó para decirle que la había cagado terrible con sus arranques.
Seungmin ni siquiera se tomó el tiempo de cambiarse, exclusivamente se lavó los dientes y acomodó la mata de pelo, no tendió su cama y mucho menos se preparó algo decente de almorzar. Procedió de inmediato a subirse en su destartalada bicicleta y pedaleó como una ráfaga hasta el apartamento del rizado, usando sus cómodas pantuflas color rojo.
Por poco le corta la cabeza a Jeongin, cuando la puerta fue abatida y lo saludó con un “Hyunjin me bloqueó.”
¿Esa era la emergencia?
—Bien, recapitulemos —El baterista bostezó, meciendo los pies suspendidos en el aire, pues se hallaba sentado en la barra de la cocina con una manta cubriendo su espalda—, dices que ayer le pediste permiso a Chan para anexar algo llamativo como besarte con un chico en medio del show… en otras palabras, te aprovechaste de su depresión para obtener el beneficio.
—Yo no me aproveché de nada —habló desmotivado, volteando el tocino que ya se le estaba quemando—, solo me pareció buena idea, hasta me aventaron dinero.
—Jeong, si Chan está tan mal como dices, emocionalmente hablando, lo encontraste vulnerable —dijo y se envolvió mejor en la cobija afelpada—, obviamente te iba a permitir hacer lo que quisieras si le hablabas de generar efectivo.
El menor escuchó deferente la opinión ajena. No obstante, consideraba que Seungmin estaba equivocado hasta cierto punto, ya que el jamás se propuso sacarle ventaja a nada; cuando le expuso a su jefe la fantástica idea (sin consultar a sus dos compañeros), fue con la intención de ocasionar bullicio y dar de que hablar en redes sociales.
Porque luego de que Hyunjin, le mostrara la noticia del cierre efímero en el club volando por Facebook y leyó los cientos de comentarios, supo que podían hacer uso de esa herramienta para darse a conocer todavía más. Y si ellos como trabajadores, eran de los principales atractivos del bar, un poco de lógica tenía en lo que forjó.
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Club Bengala
FanfictionJeongin disfrutaba su empleo, de verdad lo hacía, intentaba dar lo mejor de si para mejorar día con día, sus compañeros lo trataban bien y lo instruían en lo que necesitaba. Menos Hyunjin. Ese maldito chico de mirada profunda y labios gruesos era e...