Le doy muchas vueltas a las palabras de Amaia. Es cierto que haya podido exagerar en mi reacción por su rechazo. Eso le da la razón a ambos de que yo estaba actuando de forma precipitada y que su respuesta era la que todo buen hombre habría hecho.
Mi orgullo me impide llamarlo esa misma noche. Me tomo un día más para pensar qué le puedo decir. No te miento si te digo que anoche soñé que le mandaba un mensaje mandándolo a la mierda. ¡Me tiene muy ansiosa esta situación!
Termino de desayunar y voy al baño. Sentada en el inodoro redacto el mensaje, al que mil vueltas le di. Quiero que suene como que estoy enterrando el hacha de guerra, pero no reconociendo que me equivoqué...
—¡Qué estúpida soy!
La voz de mi padre suena al otro lado de la puerta.
—¿Todo bien por ahí, cielo?
—Sí, sí. Se me cayó el papel al suelo.
—Bueno...
Se marcha.
¿Ves por qué necesito mi espacio? Ni puedo putear tranquila. Siempre hay alguien por ahí que me escucha. ¿Debería volver al piso que tenía con Saúl? ¡No! ¡Ni loca! Casi prefiero pedirle perdón a Félix e irme con él a vivir...
—Amaia...
¿Cómo no se me había ocurrido antes? Amaia estará buscando alguien con quien compartir el piso, hasta que encuentre otro o se vaya a San Sebastián. ¿No sería fantástico que fuera yo su compañera? Seguro que se lo digo y ¡se pone loca de contenta!
Pero antes, si logro dejar de procrastinar, le mandaré el puñetero mensaje a Félix y podré empezar a poner la primera piedra de mi nueva vida.
¡Espero que Amaia quiera!
Unos cuantos minutos después —ya perdí la noción del tiempo— reviso mi mensaje:
—Hola Félix, espero que estés bien —leo por medio de susurros—. Quería pedirte disculpas por lo del otro día. Es posible que no haya reaccionado muy bien. Si nos vemos de nuevo, te invito a una cerveza. No te agradecí todo lo que has hecho por mí. Gracias.
Está bien, ¿no? Yo creo que es lo suficiente correcto y conciliador.
—Tres, dos, uno, ¡placa! Mensaje fuera.
Cuando dejo el baño me vibra el móvil y veo en el globito de la notificación que Félix me respondió. No se hizo esperar. ¿Se lo habrá tomado bien? Ahora que lo pienso un poco, creo que he sido un poco fría. Si él me hubiera mandado un mensaje así creo que no le hablaría más...
El teléfono vuelve a vibrar.
¡En qué piensas, Esperanza! Él tiene la culpa por no saber rechazarme de una forma más cariñosa. ¡Fue muy brusco! Creo que, si Amaia estuviera aquí, me daría un par de hostias —y me las merecería. Pero ¡es que no puedo! No soy capaz de disculparme de otra forma.
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Todas Las Sonrisas Que No Veré
Romance❤️🩹Novela finalista en The Wattys 2024❤️🩹 Esperanza tenía una vida de ensueño: un trabajo en el que estaba creciendo, una vida social envidiable, una pareja perfecta y un embarazo espectacular... Hasta que todo se hizo añicos. Cuando se despiert...