Abro la puerta y me encuentro a un sonriente Félix vestido con su uniforme, mientras tiene el libro que le regalé en sus manos.
—¿Hice algo señor agente?
—Señor cabo, por favor. Lo terminé y vengo a prestártelo si lo quieres. —Me ofrece el libro, pero lo rechazo.
—Gracias. No obstante, con esa estratagema me estás impidiendo visitar tu sancta sanctórum y no me da la gana de que pase un día más sin conocerlo.
—Estás de buen humor. Me encanta verte sonreír. —No puedo evitar emitir una risa tonta y le pego en el brazo—. Aunque por esa agresión me estás dando la excusa para detenerte.
—No volvamos por ese camino porque eres más inofensivo que un cachorrito.
—Tú sigue creyendo eso. Es posible que te sorprenda. Bueno, ¿quieres venir o no?
—Cómo rechazar esa oferta, señor cabo. ¿Me va a esposar o puedo circular libremente?
—Puede avanzar sin problema, pero la estaré controlando, señorita.
Me muerdo el labio mientras paso a su lado. Huelo su perfume —el mismo perfume con el que tuve mi última relación sexual. ¡Me encanta sentir su aroma! Creo que se lo voy a pedir para darme una alegría esta noche...
Abre la puerta de su casa y lo sigo hasta la famosa habitación. Estoy nerviosa. Muy pocas personas han tenido la oportunidad de estar aquí y yo soy una de ellas. Soy especial para él.
Cuando abre la puerta contengo la respiración.
Me encuentro una habitación forrada en un mueble que le da la vuelta de color blanco lleno de más libros que los que podría leer en varios años. Hay plantas fragantes que ambientan la sala, como si estuviera en un parque botánico leyendo. El suelo tiene unas láminas de parqué de un tono marrón que simula casi el color de la arena. Hay un par de sillones de orejeros, uno de color rosa viejo y otro azul gastado. Frente a ellas hay una mesita de color blanca cuadrada, cuyo diseño interior tiene forma de X, en donde le falta la aspa superior derecha y donde descansa una novela de Lynn Santiago —una autora que destaca en el género del terror y suspense. Reposando en los estantes, entre y frente a los libros hay fotos de él, de Clara, su perro Paquito y el resto de su familia; también hay figurillas, muñecos y merchandising de las grandes obras que colecciona. Una lampara con una barra horizontal de madera y cuatro pantallas semiesféricas cuelga del techo para darle un toque ecléctico al conjunto. La luz que se filtra por la ventana y vence a las cortinas de lino blanco terminan de completar una imagen casi celestial.
—E-es precioso... —expreso con un hilo de voz—. Ahora entiendo por qué tienes la puerta cerrada.
—¿Por qué sería? —pregunta curioso.
—Porque no hay persona en el mundo que después de entrar en este sitio quiera salir jamás.
Veo que se dirige a un estante donde guarda el libro y descubro que hay un portarretratos de madera blanca gastada de diez por quince centímetros que no contiene una foto todavía. ¿Qué extraño? ¿Por qué tendría algo así?
—¿Y eso? ¿Era de tu ex?
—No. Es nuevo y le falta una foto.
—Y... ¿quién tendrá ese honor? —Trato de que mi voz no tiemble, en vano.
—Tú y yo.
Félix se acerca a mí tanto que es posible que ya perciba cómo mi corazón empieza a latir desbocado. Me agarra de las manos y me mira a los ojos con esa mirada campestre tan intensa que me hace estremecer.
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Todas Las Sonrisas Que No Veré
Romance❤️🩹Novela finalista en The Wattys 2024❤️🩹 Esperanza tenía una vida de ensueño: un trabajo en el que estaba creciendo, una vida social envidiable, una pareja perfecta y un embarazo espectacular... Hasta que todo se hizo añicos. Cuando se despiert...