23. Un pequeño paso adelante

23 7 25
                                    

Estoy frente a una tienda de moda con la mirada perdida en el escaparate y analizando el ajetreo interno. Muchos clientes y poco personal que va de un lado a otro entre el trabajo de reposición y asistencia. Las dependientas sonríen, pero nada más se dan la vuelta las sonrisas se desvanecen y percibo una mueca de cansancio y ansiedad.

Tengo una entrevista de trabajo con ellos y me doy cuenta de que no sé si esto lo que quiero para mi vida. No sé si me recuerda todos los palos que me he llevado con Stylez. O que esta labor está asociada a una época trágicamente truncada... Posiblemente es todo eso a la vez.

Cierro los ojos y suspiro.

Necesito el dinero. No quiero quemar todo lo que me ofrece el subsidio por desempleo. También necesito volver a sentirme útil. A dejar de estar encerrada en cuatro paredes o pasear sin rumbo ni destino, sin saber qué va a ser de mí.

De ser contratada, conseguiré satisfacer mi necesidad de tener un sueldo. No obstante, la insatisfacción que me agobia seguirá. Quiero cambiar. Progresar por otro camino distinto. Buscar una nueva oportunidad de reinventarme. Necesito ser otra Esperanza...

—¡Buenos días! Bienvenida FashBelle. ¿En qué podemos ayudarte? —saluda una de las dependientas usando la fórmula corporativa. Su postura y su forma de hablar parecen forzadas, tratando de agradarme. ¡Cómo odio todo eso!

Aquello dispara el recuerdo de cuando Saúl vino a la tienda para comprarse unos jeans. Era tan distinto todo... Él parecía el protagonista de esas películas románticas, atento, amable, respetuoso. Sus bromas me hicieron reír mucho ese día. Era perfecto. Fue un instalove total.

—S-sí... Estoy buscando a... Sara. La encargada.

—Soy yo, tú eres... ¡No me lo digas! ¡Estefanía!

—Esperanza.

—¡Casi! Perdona, sabía que era algo parecido. —No parece que lo sienta tanto—. Bueno... ¡Bienvenida a mis dominios!

A continuación, empieza a contarme un cuento para no dormir del origen de la compañía, de cómo está creciendo de forma nacional e internacional y que ofrece un plan de carrera que se adapta a los deseos de los empleados. Me asegura un par de veces que yo, con mi background, sería una genial adición a la tienda.

Me deja dudando si, con mi contexto, se refiere a mi experiencia o a mi mal hallada y temporal fama. Lo que menos necesito es que una empresa se ponga una medalla a mi costa. No sé por qué no me estoy yendo de aquí echando leches...

FashBelle necesita a gente comprometida y por eso ofrece muchos beneficios económicos, sobre todo en las épocas de fuertes ventas. Nos estamos acercando a la temporada de verano y las rebajas. Como sabes, son días en los que se trabaja mucho y un par de manos extra, serán más que agradecidas.

—Ajá... Sí. ¿Y cómo son las condiciones del contrato?

—Como te comentaba, ofrecemos un salario competitivo, de los más altos del sector y un bonus por objetivos, que solemos cumplir.

—Imagino que esos objetivos se actualizan cada año —comento. Estas compañías no se hacen ricas por regalar dinero a sus empleados. Por lo que se van subiendo esas ganancias esperadas, para obligarnos a vender más y mejor, mientras nos ofrecen unas migajas.

—Sí... claro. Aun así, los alcanzamos siempre. Somos una marca en auge y ya nos habrás visto promocionarnos en Instagram y TikTok. ¡Las influencers nos aman! —Asiento. Mientras sigo pensando en que, por muy famosa que sea, por muchos beneficios que me prometan, no sé si quiero esto en mi vida—. Para que veas, el salario de una jornada de veinte horas es de ochocientos euros brutos, sin contar con los bonos que te decía, con los que podrías llegar a los novecientos. El contrato que te ofrecemos es de treinta horas, con posibles modificaciones de jornada de hasta cuarenta horas semanales, con lo que tu sueldo bruto llegaría a los mil cuatrocientos euros, incentivos incluidos. ¿Qué te parece?

No estaba mal, teniendo en cuenta el tipo de negocio que era —hay sitios en los que cobras el salario mínimo que son unos trescientos euros menos.

—¿Qué posibilidades de crecimiento hay? Yo estuve a punto de ser encargada en Stylez y me gustaría poder llegar a eso, en un corto-mediano plazo.

—Dependerá de si hay alguna tienda a la que la encargada le sea ofrecido otro rol, se vaya o se abra alguna nueva por la zona...

—Entiendo que entonces tengo pocas ahora mismo.

—Me temo que sí. El puesto de la oferta es para dependienta.

Lo pienso unos segundos. He quemado esta etapa de mi vida de querer trabajar en una tienda. No estoy preparada para volver sin que miles de recuerdos me asalten. Eran muy bonitos todos. Ahora se han corrompido con una marca indeleble que pervertirá todo lo bueno que aparentaban ser. Tengo que cambiar.

—Gracias por tu amabilidad, Sara. Has sido muy amable, pero necesito dar un paso adelante y, a pesar de todo lo bueno que me ofrece FashBelle, no siento que lo esté dando.

—Gracias a ti por tu sinceridad. Si alguna vez quieres intentarlo con nosotros, y si tenemos una posición, te recibiremos con los brazos abiertos.

Dejo la tienda más segura que nunca de que ya no soy la misma persona que hace unos meses atrás. Llevo tanto tiempo queriendo recuperar esa vida, que es ahora cuando descubro que ya salté a otro nivel que me impide regresar a lo que fui. Si no avanzo por este nuevo camino, no sabré que lo que hay para mí más adelante. No sé si será mejor, peor o igual —espero que mejor. Lo que sí sé es que tengo miedo. Por una vez es un temor que surge de algo bueno como es tener todas las posibilidades delante de mí.

Recupero mi teléfono móvil y marco el teléfono de Amaia.

Y bueno, ¿eres chica FashBelle?

—Que les follen a las tiendas —respondo contundentemente—. ¿Por dónde estás?

Estaba dando un paseo ahora. Quiero aprovechar mis últimos días de baja y que me dé el sol.

—Nos encontramos en calle Larios y nos tomamos algo.

¿Y qué celebramos?

—Que estamos vivas y que tenemos todo el mundo por delante.

¡Esa es mi Itxaro! Cojo el metro y me tienes ahí en unos diez minutos.

¡Por fin un poco de buena onda al final de un capítulo! No en vano esta novela es un drama romántico, pero hay lugar para los buenos sentimientos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Por fin un poco de buena onda al final de un capítulo! No en vano esta novela es un drama romántico, pero hay lugar para los buenos sentimientos.

Esperanza está en una época de cambio. Si bien la metieron a la fuerza, ella sabe que necesita dar varios pasos para cambiar su vida para mejor.

¿Qué hará entonces ahora? La respuesta y alguna que otra sorpresa más, en el siguiente capi.

¡Gracias por acompañarme!

Todas Las Sonrisas Que No VeréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora