Capítulo 23

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La noche pareció pasar más amena tras la pesadilla, pues los brazos de Chiara le hacían sentir segura. La hora de ir al instituto llegaba, eran las 6:35 y solo quedaban diez minutos para que sonara la alarma de Denna.

Violeta faltaría ese día pues seguía con mal cuerpo a pesar de estar mejor que el día anterior.

La alarma de Denna resonaba en toda la habitación de Tana, a duras penas se levantó. Había sido una noche mala, la rubia no pudo para de darle vueltas al asunto en toda la noche. Denna consideraba a Violeta como la hermana pequeña que nunca tuvo y tenía la necesidad de cuidarla aunque Violeta no la dejara.

Tenía miedo de algún día no volver a verla y  haber conocido toda la situación de su mejor amiga y no haber podido hacer nada por ella, entró a su habitación con sumo cuidado de no despertar a ninguna de las chicas, tras darles una ojeada sonrió enternecida por la postura en la que las chicas dormían. Chiara abrazaba a Violeta de forma protectora, la cabeza de Violeta estaba  bajo el mentón de Chiara y su rostro en el pecho de la inglesa, una de las manos de la morena se encontraba en la nuca de la pelirroja y la pierna de la pelirroja sobre la cadera de la ojiverde.

Denna no se pudo resistir y sacó un par de fotos a las tortolitas. La morena casi le pilla puesto que pocos segundos después su alarma comenzaba a sonar, ágilmente deslizó el botón de la alarma para no despertar a la pelirroja y al percatarse de la presencia de Denna se puso roja al haber sido descubiertas en aquella posición. La inglesa tenía grabado a fuego en su mente una regañina de su madre cuando se acostó con un ligue de Menorca en el salón de su casa.
Su madre le dijo que tenía que respetar casas ajenas o espacios comunes y para ella dormir en esa posición le dio a pensar que la rubia se podría haber molestado.

— Buenos días Keeks. — La rubia adoptó el apodo por el que mucha gente la llamaba.

— Buenos días rubita. — Saludó con tono ronco.

Denna sonríe, así le suele llamar Alex, el chico y ella andan conociendose y se anota mentalmente contárselo a Violeta.
La pelirroja se remueve en la cama buscando el calor que ha perdido y gruñe al no encontrarlo puesto que la inglesa ya se encontraba cogiendo su ropa del día anterior para ponérsela y Denna buscaba en el armario la suya.

— Vio, nos vamos a clase ¿Te importa quedarte sola? — Pregunta la rubia y la pelirroja niega. No puede decir que no le da respeto estar sola en la casa pero no le iba a decir a su amiga que se quedará con ella. — Descansa un rato más, nostras llevaremos a Tana al instituto.

Tras un beso en la frente por parte de la granadina y comprobar si tenía fiebre, que gracias a Dios no, salió de la habitación para desayunar junto a la pequeña de los Hódar, que ya estaba vestida y sentada en la cocina tomándose un Colacao.

Chiara sale del baño de la habitación y se encuentra a Violeta abrazada a la almohada que probablemente tenga impregnado su olor.
La inglesa se acerca a la motrileña y se sienta a su lado, Violeta no tarda ni medio segundo en abrazar su cintura.

—¿Segura que estás bien? Si quieres me quedo contigo.

— No te preocupes Kiki, estaré bien. — A la pelirroja le hubiera encantado quedarse con ella pero no iba a permitir que faltase a clase por un capricho suyo.

Chiara se agacha a la altura de Violeta y le da suaves besos en su moflete y acaba con un beso en los labios.
Cuando sale de la habitación deja la puerta entre-abierta para que no le moleste el ruido sin embargo, no apaga la luz de la mesilla.

***

Denna y Chiara se encuentran en el coche de camino al instituto, acaban de dejar a la pequeña en el suyo.
Van en silencio, aunque no uno incómodo, simplemente silencio.
Chiara juega con sus anillos dándoles vueltas, la rubia tiene la vista fija en la carretera y amabas manos en el volante.

A Escondidas / KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora