Capítulo 24

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La vista de Violeta seguía perdida en el cielo estrellado, llevaban más de una hora ahí, la pelirroja no quería irse y Denna estaba deseando poder pegar ojo aquella noche.

— Deberíamos irnos ya, es muy tarde. — Aconsejó la rubia

La pelirroja ni siquiera respondió, el efecto del alcohol se empezaba a esfumar y el remolino de sentimientos de la pequeña pelirroja aumenta como si fuera una proporción inversa. Cuando menos alcohol más emociones, cuantas menos emociones más alcohol.

La rubia se quedó mirando extrañada y caminó tras su amiga, parecía conocerse los caminos de aquellas playas como la palma de su mano.

— ¿Violeta, estás bien? — La pelirroja solo eleva los hombros. No tiene fuerza para nada. — Ven aquí. — La rubia trató de agarrar la mano de su amiga pero la apartó velozmente. —¿Estás enfadada?— La pelirroja niega.

Ambas chicas se adentran al coche, Denna algo extrañada por el comportamiento de la chica, sin embargo, no le da importancia, pues creía que solo sería algún arrebato por la mezcla de sentimientos y el remolino que tiene dentro.

Pero a Violeta le han herido todas las palabras que ella misma dijo, las recuerda todas. Nunca se había dado cuenta con plenitud del daño que le estaban haciendo y ella solo quería acabar con el sufrimiento de la forma que fuera.

El coche arranca y van en silencio, ninguna habla, no hay música, nada.
La vista de Violeta sigue en la ventana admirando el paisaje nocturno y la de Denna en la carretera.

Los dedos de Violeta juegan constantemente con los anillos que lleva, a veces se cruje los dedos y otra se frota las palmas en los muslos. Denna sabe que está mal pero también sabe que preguntar no le servirá de nada, pues sabe que le dirá "estoy bien" aunque su cara demuestre todo lo contrario, al igual que su lenguaje corporal.

***

El camino se hace eterno, la rigidez en Violeta no desaparece y comienza a preocupar a Denna, empieza a creer que algo más le ha pasado aunque no lo puede asegurar. Quizá solo es un mal momento, tenía que buscar información sobre casos así puesto que necesitaba una respuesta a todo aquello.

Entran al piso sin hablar, Denna deja las llaves en la pequeña cajita que hay en la entrada destinada a ello, la pelirroja en cuestión de segundos ya está dentro de la habitación de su hermana, hoy dormiría allí ya que su hermana no estaba, no tarda ni tres minutos en ponerse el pijama y arroparse en la cama, no quiere escuchar a nadie pero tampoco a ella misma, aunque la segunda opción será más difícil.

Violeta estaba abrazada a la almohada, mirando hacia el lado de la puerta asegurándose que nadie le hacía daño.

Tras unos minutos en silencio, Violeta consigue relajarse un poquito, deja que la rigidez de su cuerpo se vaya esfumando poco a poco y sus ojos van cayendo, aunque esa tranquilidad se ve interrumpida por unos golpes en la puerta.

Se queda mirando fijamente esperando a que alguien entre y Denna entra a la habitación, se sienta en el filo de la cama y mira fijamente a su amiga.

—Gordi, ¿Seguro que estás bien? No has hablado nada desde que nos hemos montado en el coche. — La rubia llevó una mano la la pequeña espalda de Violeta. Rigidez, lo único que sentía Denna, a su mejor amiga totalmente a la defensiva y le dolía que reaccionase así ante ella. Esperó a que la chica se tranquilizase un poco y comenzó a acariciar su espalda de arriba a abajo. — Estoy aquí para lo que sea peque. — La pelirroja asintió lentamente.— Te amo. — Dijo dejando un beso tierno en su mejilla. — Te amo. — Volvió a repetir la misma acción. — Te amo mucho. — Volvió a besar la piel de su amiga y a dejar caricias en su pelo.

A Escondidas / KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora