Silencio.
Es lo único que Violeta escucho al entrar a su casa, era extraño, casi siempre podía oír voces de sus padres entre ellos o incluso a Tana tararear canciones durante todo el día.
No mucho después el olor a alcohol le invadió por completo, el había estado ahí borracho.
Cuando lo estaba solía desfogarse con ella, supuso que como no estaba ella se fue a seguir bebiendo pero estaba equivocada.Al pisar el salón vio a su madre con los ojos cerrados, tratando de retener algunas lágrimas, los labios temblando y un corte en la ceja.
La pelirroja se acercó a ella y le agarró la cara por el mentón para que la mirara.
—No me toques Violeta. —Le dijo su madre en un tono firme.
—Voy a curarte eso. — Masculló ignorando el comentario.
Caminó con un semblante serio al baño y agarró del botiquín unas gasas y Betadine, volvió donde su madre esperaba con la vista clavada en el suelo y las manos enlazadas sobre sus muslos.
Se sentó al lado de la mujer y la obligó a recostarse en el sofá, seguidamente comenzó a pasar las gasas humedecidas en el líquido por la ceja de su madre mientras ella solo hacía muecas de dolor.
—A sido tu culpa.—Le reprochó su madre.—¡Deberias haber estado en casa y esto no me hubiera pasado a mí!—Le gritó, pero Violeta ignoró aquellas palabras necias.—¡¿Donde estabas!? — Le increpó enfadada.
Violeta ni siquiera comprendía porque ayudaba a su madre si ella nunca lo había hecho por ella, quizá era culpa suya por tener un corazón tan grande.
Tampoco comprendía como ayudándola, la mujer ni siquiera le mostraba algo de afecto.—Estaba estudiando.
— Ya claro... Espero que sea verdad Violeta, si no me contaré a tu padre.
Tampoco comprendía como su madre se dejaba a la merced de aquel hombre, que de vez en cuando, la llegaba a lastimar a ella.
Violeta desde pequeña presenció las continuas peleas en su familia, la hizo sufrir mucho, ella quería una familia como la de sus amigas, donde se quisieran, aunque todo fue a peor cuando la pelirroja se beso con una amiga del instituto en Motril y sus padres la pillaron, desde aquel día su vida se convirtió en el mayor infierno.
Fue la excusa perfecta de su padre para comenzar a pegarle y su madre con tal de no discutir con su marido dejo que el hombre hiciera lo que quiera con su hija mayor.
A pesar de aquello violeta siempre mantuvo a su hermana pequeña alejada de eso, haciendola pensar que tenía una familia perfecta y ahí su cabeza hizo click.
—¿Cayetana a visto algo?—su madre seguía relatando e ignorándola su hija.—¡coño! ¡¿Que si ha visto algo!? —Le gritó asustando a la mujer.
—Cre-creo que no.— Balbuceó asustada.
Violeta termino de curar el rostro de la mujer y se levantó silenciosamente del sofá y subió a su habitación, se colocó el pijama y se tumbo en la cama.
Los recuerdos de la tarde con la guiri no tardaron en llegar y sonrió al instante.
En un momento de valor agarró su teléfono y abrió WhatsApp.
Chiara Oliver
Me lo he pasado muy bien está tarde estudiando.
Podríamos repetirlo algún día??
23:30Of course
Cuando quieras
23:32Okey
Hablamos
Descansa
23:34
Está bien
Buenas noches linda.
23:40La pelirroja apagó su móvil y por primera vez después de mucho, se durmió con una sonrisa en su cara.
❤️❤️❤️
Hellooo, bueno no es largo, tampoco bueno pero me distraigo un montón y tardo mucho en escribir asiq espero que os guste
Kisses from L
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A Escondidas / Kivi
Fiksi PenggemarVioleta y Chiara se conocen en su primer año de bachillerato, Violeta con sus 17 años recién cumplidos y Chiara con 18. ¿Podrán congeniar o la familia de alguna de las dos no querrá que su hija tenga contacto con la otra chica? *Historia dura *Conte...