Capítulo 29

2.6K 129 33
                                    

—Adiós Vivi, te quiero. — Se despidió Chiara mientras la chica cogía el ascensor para irse a casa de Denna.

—Adios Kiki, yo también te quiero.— Respondió antes de que las puertas del ascensor cerraran.

Chiara entro de nuevo al piso y se desplomó en el sofá, las ganas de llorar no tardaron el llegar. ¿Cómo podrían haber sido tan cruel con esa niña? No sé había permitido llorar en todo el tiempo que había estado con Violeta pues no quería hacerla sentir mal pero ahora, ahora ya no solo lloraba de la tristeza que le daba todo lo que había pasado esa muchacha, si no de rabia por haber estado tan cerca de ella y no darse cuenta. Y lloraba de odio hacia aquel asco de hombre que no se merecía ni siquiera la palabra padre. Ese hombre no era no siquiera humano, era un monstruo.

Chiara jugaba con sus anillos esperando a que Ruslana llegara, necesitaba un abrazo de su mejor amiga. Necesitaba el mismo abrazo que le dio cuando el mundo se le venía abajo en los tiempos del colegio cuando se dió cuenta de lo crueles que eran los niños o cuando se enteraron de que nunca volverían a ver Martina.
Necesitaba un abrazo de oso de aquella pelirroja roquera que podía parecer repelente pero en realidad era un amor.

Unos 15 minutos después Chiara escuchó el timbre, trato de limpiarse las lágrimas como pudo y calmar sus sollozos. Antes de abrir se miró en el espejo de la entradita, seguía en pijama y sus ojos estaban brillantes y algo rojos, sin embargo, no le importaba. Abrió la puerta y allí estaba Ruslana, con una sudadera negra, unas mallas del mismo color y unos tenis blancos con los brazos abiertos esperando a que su Kiki la abrazara y que llorará lo que tuviera que llorar.
Chiara se abalanzó sobre la chica de pelo largo y volvió a llorar con fuerza.

Ruslana, sin soltar a su amiga cerró la puerta con el pie y comenzó a andar hasta el sofá, se sentaron aún abrazándose y Chiara se escondió en el cuello de la chica mientras que las caricias de la pelirroja la tranquilizaban.

— Tiene miedo Rus... — Sollozó la morena.

— No te tiene miedo a ti Kiki. — Habló en tono sereno.

— Pero le tiene miedo a él y eso implica tenerle miedo a quien sea que le toque. — Volvió a hablar en un tono alterado y ahogado en llanto.

— Hay que dejar que pierda el miedo, lo hará poco a poco... Y tú estarás para ayudarla.

—¿Y si no puedo ayudarla? ¿Y si no me deja hacerlo?

—Chiara, Violeta te necesita. No pienses así ahora. — Acarició las mejillas de su mejor amiga con los dedos pulgares y trató de apartar las lágrimas que ya cesaban.—Violeta va a estar bien porque nos tiene a todos nosotros aquí. Tiene a Denna y te tiene a ti. Y a mí, aunque ella no lo sepa.

— No cuentes nada por favor Rus. — Dijo la morena.

—Claro que no Kiki...

***

Violeta estaba abriendo la puerta de la casa cuando se encontró algo que no se esperaba.
Denna y Alex estaban en la cocina, Denna cocinaba y Alex le abrazaba por detrás. Inconscientemente sonrió, hacían una pareja bonita y Denna se merecía ser feliz con alguien pues era un cachito de pan.
Entro en silencio a la casa para no molestar a nadie ni sacarlos de su nube y trató de caminar hasta la habitación.

Denna se percató de su presencia y se separó de Alex y además se riñe interiormente porque no aún no le ha contado lo que se trae con el chico y teme que se enfade.

—¡Hola Vio! — Saluda efusivamente el chico y Violeta saluda con la mano acompañándola con una sonrisa.

Denna nada más verla sabe que le pasa algo, que está preocupada o no sabe realmente bien que le pasa porque esa chica es demasiado hermética, pero tiene el poder de leer cualquier gesto de la chica.

A Escondidas / KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora