Capítulo 15

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Violeta despertó al poco tiempo, no mucho más 30 minutos, recordó el momento. Recordó como sus manos temblaban al tocarla a pesar de intentar esconderlo, parece que lo hizo bien puesto que la chica no lo notó.
No sintió asco, pero en parte, a ella no la había tocado, pero pudo ver a la chica que amaba disfrutar de su tacto.
Una lágrima se le escapó, no podía haber evitado que en su mente desconfiara un poco de la chica, a pesar de haberse mostrado respetuosa, cuando a Violeta se le pasó aquel efímero calentón, las imágenes de su padre comparadas con las de Chiara se le vinieron a la mente.

No tenían nada que ver, en esta no había estado obligada a hacer nada, todo fluía solo.
Se limpió la lágrima con el dorso de su mano y se levantó con cuidado, si querer despertar a la chica, cuando estuvo de pie la morena abrió los ojos.

—¿No te quedas?— Preguntó adormilada.

— No puedo, debo de irme a casa.

— Ah, vale...

— Lo siento. — Dijo mientras salía de la habitación.

Violeta caminaba por las calles oscuras que solo eran alumbradas por la luz tenue de las farolas, observo la puerta de su casa, nunca se había fijado bien, la puerta algo despintada al igual que la fachada que estaba descuidad. No era ninguna mentira que la familia no tenía mucho dinero pues su padre lo solía derrochar en alcohol, tabaco y quien sabe si también en sustancias ilegales. Pero tenían los suficiente para vivir cómodos. Sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta, el olor a tabaco le hizo arrugar la nariz. Miró a un lado, al otro... Nadie. Estrían dormidos puesto a la hora que era.

Subió a su cuarto en silencio y miro su habitación desde la puerta. Seguía igual que aquella noche, la cama revuelta y sucia, el pijama tirado junto a sus bragas y algo de sangre en las sábanas. Los recuerdos le azotaron, de nuevo vio a su hermana justo en el sitio que se encontraba ella. Pensó en lo horrible que había tenido que ser  ver aquello, a su "superheroína" siendo derrotada. Y lo peor era que su padre había descubierto como hacer sufrir realmente a su hija, Violeta solo podía rezar por qué aquello no lo volviera a hacer, por qué por su mente solo se le pasaría una opción si tenía que seguir sufriendo aquello y no era la mejor.

Cuando salió de sus pensamientos se dio cuenta de todas las lágrimas que había derramado, estaba llorando, llorando a mares. ¿Por qué todo era tan difícil?

Se tiró en la cama y la fragancia de alcohol todavía seguía ahí, impregnada. Se levantó furiosa y comenzó a arrancar las sábanas de la cama, sus manos temblaban, pero ahora no era de miedo, ni de nervios, era de la furia que sentía. Probablemente tendría las pupilas dilatadas de la ira que tenía acumulada dentro.

Comenzó a tirar al suelo todo lo que estaba en su camino, probablemente estaría haciendo un ruido escandaloso que despertaría a cualquiera pero en ese instante le daba igual.
Gritó, casi desgarrándose la voz.
Con su mano derecha agarró su brazo izquierdo y viceversa, agarrándose a si misma, clavándose  las uñas sin darse cuenta. Cuando se sintió satisfecha, comenzó a deslizarse poco a poco al suelo temblando, con su mandíbula apretada y las lágrimas contenidas en los ojos. Sentadas a los pies de la cama, con la luz encendida, mirando la puerta, como si fuese un ojo avizor y manteniéndose a la defensiva.

En aquellos 2 días Violeta no se había podido parar a pensar en la magnitud del asunto con detenimiento.Había estado entretenida con Denna, con su hermana y con Chiara.

Pero ahora que se paraba a pensarlo, le hacía temblar, sentirse desprotegida ante todos. Incluso si era posible, de su mejor amiga a veces.

Después de horas de lo sucedido, el dolor que era físico se volvió mental, y cuando todos los pensamientos se ordenaron en su cabeza sintió el terror.
La pelirroja preferiría mil veces estar en una película de miedo antes que en esa horrible casa.

***

No podía cerrar los ojos, estaban clavados en aquella puerta, su rodillas apoyadas en el pecho y los brazos roandola. Sin entraba, se avalanzaria contra él.
El reloj marcaba las 4:04 de la madrugada, la noche se estaba haciendo eterna. En el silencio se escuchaban los ronquidos de ese hombre y la respiración calmada de su madre, aquello le relajaba por qué le hacía saber que estaban dormidos.

— Que este infierno acabe ya porfavor.— Susurró para ella misma, queriendo olvidar todo y empezar desde cero, siendo normal y feliz.

❤️❤️❤️

Bueno, como he tardado mucho en actualizar os traigo 2 capítulos, en este explico mejor los sentimientos de Violeta.

Os quiero muchooo

Kisses from L.L. 💋

A Escondidas / KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora