Capítulo 31

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Violeta despierta totalmente adolorida. Ayer no sentía nada pero hoy sentía que un camión había pasado por encima de ella.
Chiara sigue a su lado, está despierta y no ha dormido en toda la noche porque ha preferido cuidar a la chica.

—Buenos días amor. —Habló Chiara al ver a la pelirroja con los ojos entreabiertos, aún tenía la máscara puesta, había hecho caso a los médicos y no se la había quitado.

—Buenos días Kiki... —Susurró.

—¿Cómo estás? —Cuestionó preocupada.

—Tenías razón, me duele todo. —Volvió a hablar, aún seguía con una voz cansada y áspera.

Chiara sonrió con pena, le dolía ver en esas condiciones a la persona que amaba.

—Ahora vendrá algún médico a revisarte y te darán algo.

—Creeme, por mucho que me den me va a seguir doliendo todo. —Chiara se levantó de la silla y agarró la mano de Violeta.—¿Qué hora es?

Chiara miró la hora en su móvil. —Las  doce de la mañana. Ya ha empezado la hora de visita, no me extraña que llegue una Ruslana loca por verte, ayer no le dio tiempo.

—Dame un beso... Porfis... —Susurró haciendo un puchero tras la incómoda máscara.

—No te la voy a quitar Violet, Denna me reñiría y los médicos también. —Violeta gruñó dando a entender que no estaba de acuerdo y Chiara se acercó y comenzó a dejar besos suaves en la mejilla ilesa de la pelirroja. —Pero puedo darte estos besitos.

Violeta volvió a sonreir y entrelazó las dos manos de la chica con las suyas mientras seguía dándole besos.
De repente la puerta se abrió de par en par y ambas chicas pensaron que era Ruslana, la inglesa se separó poco a poco pero la cara de Violeta cambió al ver quién estaba ahí.
Apretó las manos de Chiara obligando a que no se alejara, no iba a darle el gusto a su madre haciéndola creer que no amaba a esa chica.

Respiró hondo y la miró, no podía mirarla con rabia, no por nada si no porque ni siquiera tenía fuerza.
La camilla de Violeta estaba escasamente levantada, lo justo para no estar totalmente tumbada.

Su cara además de herida está demacrada y se nota el cansancio, sus ojitos solo se iluminan al ver a Kiki pero tener a esa mujer frente a ella los apaga por completo.

—Violeta cariño... —La mujer tenía los ojos inflamados, había llorado. Buscaba la mirada de Violeta pero la chica estaba negada a mirarla. —Lo siento un montón mi amor... —Susana se acercaba a la chica y la pelirroja cada vez se aferraba más a la mano de la inglesa. — Lo siento por todos estos años... De verdad cariño... —A Violeta no le gusta escuchar "cariño" porque no sale de la boca de su Kiki o de su Denna. — Entiéndeme yo también he sufrido, el también me ha hecho daño.

Ahí estaba, haciéndose la víctima, "el también me ha hecho daño", la pelirroja no lo duda, sabe que le ha hecho daño pero también sabe que una buena madre hubiera como mínimo consolado a su hija cuando la ansiedad se apoderaba de ella o cuando se quedaba tirada en el suelo adolorida temblando.
Por qué sí, Susana había pasado por su lado cuando la chica estaba sangrando y con la espalda destrozada y había pasado de largo.

—Vete. —La voz fue débil pero clara. No quería verla. —Por favor.

—Violeta, se que no quieres verme pero debo contarte algo. —La mujer se acercó y se sentó al borde de la cama rozando sutilmente la pierna medio ilesa de su hija y Chiara se encontraba al otro lado aún sujetando su mano.— Tu padre...

—No quiero saber nada de él.

—Violeta, no ha sobrevivido al accidente. — Y sin más que decir salió de la habitación dejando a Violeta helada. No podía reaccionar, volvía a estar en shock.

A Escondidas / KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora