En la oscura sala de la casa de Aberforth Dumbledore, las sombras danzaban alrededor de dos figuras enfrentadas: Tom Riddle, con su mirada fría y calculadora, y Aberforth, con una determinación feroz en sus ojos.Tom alzó su varita con elegancia, desafiante. —"¿Listo para tu inevitable derrota, Aberforth?"
Aberforth respondió con un gruñido, su varita lista para el duelo. —"No subestimes el poder del amor y la lealtad, Riddle."
El aire se cargó con electricidad mientras los hechizos empezaron a volar. Aberforth lanzó un rayo de luz brillante, pero Tom lo desvió con un movimiento rápido de su varita. Los estallidos de magia llenaron la habitación, iluminando los rostros tensos de los dos magos.
—"¡Crucio!" —gritó Tom, lanzando el maleficio con ferocidad.
Aberforth se retorció de dolor, pero se negó a ceder. Con un grito de determinación, contraatacó con un hechizo de desarme, haciendo que la varita de Tom saliera disparada de su mano.
Tom gruñó de frustración, pero no se rindió. Se abalanzó sobre Aberforth con un ataque físico, tratando de derribarlo. Aberforth se defendió con habilidad, desviando los golpes y lanzando hechizos mientras luchaba cuerpo a cuerpo.
La batalla continuó, cada uno mostrando su destreza y determinación. Finalmente, Aberforth logró desarmar a Tom una vez más, dejándolo sin opciones.
Tom se levantó, respirando pesadamente, pero con una chispa de admiración en sus ojos. —"Eres más hábil de lo que pensaba, Aberforth."
Aberforth le lanzó una mirada desconfiada, pero también con un toque de respeto. —"No subestimes a los Dumbledore, Riddle. Siempre estamos listos para defendernos."
Tom Riddle caminaba de un lado a otro en la oscura sala, su rostro contorsionado por la rabia contenida. Sus planes se estaban desmoronando, y la idea de hacerle daño al bebé lo llenaba de repulsión. Sin embargo, él solo había ideado ese plan; no buscaba ayuda de nadie más. Sabía que si alguien más se enteraba, Grindelwald lo averiguaría y todo su esfuerzo sería en vano.
—"¡Maldita sea!" —exclamó Tom, golpeando furiosamente la pared con su puño.
Recordó sus ambiciones, su deseo de vencer a Grindelwald y alcanzar el poder supremo. Ya había creado su primer Horrocrux, un paso crucial hacia su objetivo. No necesitaba sacrificar a ningún niño para lograrlo; el poder casi estaba en sus manos.
Pero la idea de que su plan se arruinara por un error lo enfurecía aún más. Tom sabía que debía tomar una decisión, una que determinaría el curso de su destino y el de aquellos a su alrededor.
Se detuvo frente a un espejo antiguo, su reflejo distorsionado por la ira y la determinación. —"No dejaré que nada se interponga en mi camino hacia la grandeza", —murmuró para sí mismo.
Con su determinación renovada, Tom Riddle se enfrentó una vez más a Aberforth Dumbledore, su varita lista para el combate.
—"Aberforth, parece que nuestras diferencias deben resolverse aquí y ahora", —declaró Tom con frialdad.
Aberforth se puso en guardia, su expresión seria pero decidida. —"Estoy dispuesto a defender lo que es justo y correcto, incluso si eso significa enfrentarme a ti, Tom."
Los dos magos se lanzaron hechizos con ferocidad, llenando la sala con destellos de luz y estallidos de magia. Aberforth desviaba los ataques de Tom con habilidad, respondiendo con contrahechizos poderosos.
Sin embargo, la determinación de Tom era inquebrantable. Con un movimiento rápido de su varita, lanzó un hechizo que golpeó a Aberforth con fuerza, enviándolo volando al otro lado de la sala.
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El vínculo inquebrantable
FanfictionEn "El Vínculo Inquebrantable: Tom Riddle y Hermione Granger", se narra la historia de un joven Tom Riddle, decidido a cambiar el mundo mágico desde sus cimientos. Durante su búsqueda de poder y conocimiento, se encuentra con Hermione Granger, una b...