Capítulo 46; El Diario Perdido📓

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Hermione despertó lentamente, sus ojos parpadeando ante la luz suave y cálida que la rodeaba. Le tomó un momento darse cuenta de dónde estaba. Las paredes de piedra, las ventanas altas y estrechas... Estaba en la enfermería de Hogwarts. Intentó incorporarse, pero un dolor sordo en su pecho la hizo gemir.

—"Tranquila, Hermione" —dijo una voz calmada y familiar. Giró la cabeza y vio al profesor Dumbledore sentado a su lado, con su habitual expresión serena y preocupada.

—"Albus... ¿qué ha pasado? —preguntó Hermione, su voz apenas un susurro.

—"Te encontramos en el lago Negro, inconsciente" —respondió Dumbledore. —"Aberforth y yo te trajimos de vuelta. Ha sido una suerte que te encontráramos a tiempo."

Hermione intentó recordar, pero todo lo que veía eran fragmentos oscuros y confusos. Luego, un pensamiento la golpeó con fuerza.

—"¡Estel! ¿Dónde está Estel? "—exclamó, tratando de levantarse de nuevo.

—"Estoy aquí, mamá" —dijo una voz dulce desde el otro lado de la habitación. Hermione giró la cabeza y vio a su hija, Estel, sentada en una silla, con los ojos llenos de preocupación y lágrimas contenidas. Se levantó y corrió hacia su madre, abrazándola con fuerza.

—"Oh, Estel, gracias a Dios estás bien" —dijo Hermione, sosteniendo a su hija con fuerza. Sentía una mezcla de alivio y temor. Necesitaba saber cuánto había sido afectada por Riddle.

La enfermera Pomfrey se acercó rápidamente.

—"Necesitas descansar, querida. Has pasado por mucho" —dijo, colocando una mano reconfortante en el hombro de Hermione.

—"Estoy bien, Poppy. Solo... necesito saber que Estel está a salvo" —respondió Hermione, sin dejar de abrazar a su hija.

Aberforth, el hermano de Dumbledore, se acercó con su usual expresión seria.

—"Está a salvo por ahora, pero sabemos que Riddle no se rendirá tan fácilmente" —dijo con voz grave. —"Necesitamos estar preparados para lo que venga."

Hermione asintió, sintiendo el peso de sus palabras.

—"Lo sé. Riddle me mostró... cosas. Quiere usar a Estel para sus planes oscuros. No podemos permitirlo" —dijo con determinación, mirando a Dumbledore.

—"No lo permitiremos, Hermione" —respondió Dumbledore con firmeza. —"Protegeremos a Estel y encontraremos una manera de detener a Riddle. Pero necesitamos tu ayuda. Necesitamos saber todo lo que viste y escuchaste."

Hermione tomó una profunda respiración, tratando de ordenar sus pensamientos.

—"Me hizo beber una poción... vi sus recuerdos, su vida, sus planes. Estel tiene un poder que Riddle cree que puede usar para ganar. La ha estado vigilando y enseñando en secreto. Quiere que me una a él, pero me negué "—dijo, sintiendo un escalofrío al recordar la intensidad de las visiones.

Dumbledore asintió lentamente, su rostro pensativo.

—"Esto confirma nuestros peores temores. Estel es extraordinaria, pero también está en grave peligro. Necesitaremos toda nuestra astucia y fuerza para mantenerla a salvo y detener a Riddle" —dijo, su voz llena de una seriedad que Hermione rara vez había escuchado en él.

Hermione miró a su hija, quien la observaba con ojos grandes y asustados.

Pasado un año...

El Gran Salón de Hogwarts estaba lleno de murmullos y emoción mientras los nuevos estudiantes entraban en fila para su ceremonia de selección. Las velas flotantes brillaban en el techo encantado, que mostraba un cielo nocturno despejado, lleno de estrellas. Los ojos de Estel se agrandaron mientras miraba alrededor, absorbiendo cada detalle. Aunque había visitado el castillo antes con su madre, la atmósfera mágica del Gran Salón en esa noche especial le parecía abrumadora.

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