Capítulo 40 El Encuentro

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En un claro del Bosque Prohibido, los árboles dejaban pasar una luz rosácea que iluminaba suavemente el lugar. Hagrid y Estel habían llegado hasta allí con la esperanza de ver unicornios.

—"No te alejes mucho, Estel. Este bosque puede ser peligroso "—le advirtió Hagrid con su voz grave y cálida.

—"Lo sé, Hagrid" —respondió Estel, asintiendo obedientemente. Sin embargo, la curiosidad la llevó a explorar los alrededores, siempre manteniéndose a una distancia prudente.

Mientras se adentraba un poco más en el claro, Estel creyó divisar a lo lejos una figura resplandeciente. Sus ojos se iluminaron al pensar que podría ser un unicornio. Caminó despacio hacia él, cuidando de no hacer ruido.

A medida que se acercaba, una silueta apareció de repente frente a ella. Estel se detuvo en seco. Era una figura alta, envuelta en una capa negra que le cubría el rostro. Un escalofrío recorrió su espalda, pero trató de disimular su miedo.

El hombre encapuchado soltó una risa suave, casi burlona.

—"Veo que tienes valor, niña "—dijo con una voz profunda y resonante.

Estel tragó saliva, intentando mantener la calma. —"¿Qué... qué quieres y quién eres?"

El hombre miró a su alrededor, asegurándose de que no había señales de Hagrid.

—"A ti, precisamente "—respondió, con un tono que hacía eco en el silencio del bosque.

—"¿A mí? "—repitió Estel, sorprendida.

—"Sí... Desde que me presenté en Hogwarts para hablar con tu director, Dumbledore, y te vi en ese pasillo."

Estel sintió un nudo en el estómago. —"Tú... tú eres Tom Riddle, ¿verdad?"

El hombre soltó una risa suave, llena de malicia.

—"Sí, tu padre" —dijo, bajando la capucha. Su rostro pálido y de rasgos finos se mostró ante ella, con algunas cicatrices, pero aún con una belleza perturbadora.

Estel se tensó aún más. —"Yo... no debería..."

—"¿Qué? ¿Hablar conmigo? Lo sé. Tu madre ya me lo dijo y sé que los demás se opondrán a que te vea."

Estel levantó la barbilla, intentando mostrarse decidida. —"Mi madre piensa que no me harás ningún bien."

Tom Riddle la observó con una mezcla de interés y desprecio.

—"Sí, y tú, ¿qué piensas, Estel?"

Estel sintió un escalofrío al escuchar la pregunta de Tom. Su madre siempre había sido clara sobre lo peligroso que era su padre, pero enfrentarlo en persona era aún más intimidante.

—"Yo... no sé qué pensar "—dijo, intentando mantener la compostura.

Tom dio un paso adelante, sin dejar de mirarla con sus ojos penetrantes.

—"Tu madre y Dumbledore te han llenado la cabeza de mentiras sobre mí. No soy el monstruo que dicen "—dijo, su voz se suavizó, pero el tono seguía siendo frío—. "Estel, quiero que entiendas que hay un propósito más grande en juego. Un propósito que sólo tú y yo podemos cumplir."

Estel frunció el ceño, sin dejarse convencer tan fácilmente.

—"¿Y cuál es ese propósito? "—preguntó, manteniendo su distancia.

Tom sonrió ligeramente, como si esperara esa pregunta.

—"El poder, Estel. El poder para cambiar el mundo, para liberarlo de las mentiras y las limitaciones que los demás imponen. Juntos, podemos lograr cosas que ni siquiera puedes imaginar."

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