𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑪𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐

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A petición de Candy3651  y CrisferStreet aquí un capítulo más. Un poco corto, pero será un abre bocas para el próximo que estará 🔥🌚

Poché.

Si Dani es una experta en mentir yo no me quedo atrás.

Le había ofrecido a Homer una gratificación para que no estuviera disponible la habitación que Dani había reservado y dudo mucho que, a pesar de todo, alguien intente hacerme daño esta noche.

Mientras recorremos las oscuras calles de Lafayette en el 4x4 de Dani, me sentí muy cansada, aunque llena de anticipación.

Por fin voy a estar a solas con la mujer que deseo, en mi casa; en el mismo lugar donde
ya habíamos hecho el amor apasionadamente. Aunque parece que a Dani ese hecho no le
alegra demasiado.

Esta mujer es una incógnita. La lujuria que brilla en sus ojos es inconfundible. De hecho, parece que fuera a estallar en llamas cada vez que me mira. Pero también es evidente su
desprecio, y me intriga la cólera que demostró al ver la nota en la que alguien me llamara «puta».

—Si no es una travesura, ¿quién se molestaría en clavar esa nota con un cuchillo en el asiento de tu auto?

Lamentablemente, la lista es larga.

—Daniela, déjalo. Será mejor esperar a saber qué averigua Remy.

—No. —Ella me lanza una mirada de
impaciencia—. Si la persona que lo hizo
nos visita mientras dormimos, me gustaría tener una idea de a quién me enfrento.

—No te preocupes. Si realmente creyera que estoy en peligro, llamaría a Tyler. O a Jack Cole. Tu primo y él son los mejores y, además, Jack es un viejo amigo. Fue quien me obligó a instalar el
sistema de seguridad que tengo en mi casa. Es de lo mejor.

Ella aprieta los dientes y el volante hasta que los nudillos se le ponen blancos.

—Te he dicho que yo te mantendría a salvo esta noche y así será. Contesta a mi pregunta.

Es como un perro que no quiere soltar a su presa, algo que me llena de esperanza. Quizá le importe un poco. Incluso aunque sea algo que va contra el sentido común y los deseos de ella.

—En primer lugar podría ser cualquier novia o esposa celosa a la que no le guste la cantidad de tiempo que su hombre pasa en mi club. Es más
frecuente de lo que crees.

—Las mujeres no suelen usar cuchillos.

No, me habían desinflado las ruedas, me habían cubierto la casa de huevos y me habían enviado más notas insultantes de las que podía contar.

Las mujeres despreciadas suelen dar la cara y rara vez me provocan molestias.

—¿Qué me dices de tus antiguos amantes? —me dice, inmovilizándome con una mirada ardiente—. ¿Y de los actuales?

Cierro los ojos. Por supuesto ella asume que hay muchos. Ya me he enfrentado a algo parecido, no debe dolerme tanto. Pero, maldita sea duele.

—La noche que pasamos juntas te dije que llevaba dos años sin acostarme con nadie. Y no me he acostado con nadie más desde entonces.

Ella niega con la cabeza; parece como si estuviera intentando contener los pensamientos que le atraviesan la mente.

—María José, puedes estar en peligro. Necesito que me digas la verdad.

Girándome en el asiento, la miro intentando controlar mi temperamento.

—Te he dicho la verdad. Que no me.creas no significa que yo haya mentido.

𝑫𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒐𝒔𝒂 𝑹𝒆𝒅𝒆𝒏𝒄𝒊𝒐́𝒏 | 𝒞𝒶𝒸𝒽𝑒́ | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora