𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑽𝒆𝒊𝒏𝒕𝒆

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Pov Daniela.

Clavo la mirada en la puerta cerrada, el portazo resonando en mi cabeza. La cólera de Poché había sido tangible y predecible.

Me paso una mano por la cara, sintiendo que
el cansancio se me filtra hasta los huesos,y aún así... a pesar de cuanto la deseo, la necesito y anhelo, debo pensar en lo que quiero del futuro y alejarme de ella. Ver a Tyler besando a Poché fue como un puñetazo en las entrañas, la bestia de los celos gritó en el fondo de mi pecho, pugnando por salir, exigiendo el cuerpo y la sumisión de ella y cualquier otra cosa que quisiera darme. Ni siquiera puedo ponerle nombre a todo lo que necesito de ella. Pero desde luego, no es la distancia.

Sí, Poché había permitido que él la besara,
pero sé que de nosotras dos, soy yo quien la
ha cagado.

Después de lo sucedido esta noche, de perder el control de esa manera, me merezco todo lo que me había dicho y mucho más, pero ahora que Poché se ha ido, tengo que enfrentarme a la pregunta que me atormenta la cabeza:

¿Por qué me pongo tan celosa cada vez que pienso que tiene un amante?

Es evidente que no tengo futuro con ella.

¿Por qué no disfrutar del sexo y nada más?

«Porque te sientes muy atraída por ella.
Sabes que no es sólo sexo y eso te asusta terriblemente».

Me tambaleo junto a la cama y luego me
dejo caer en ella ¿Será posible?

¿Podría sentirme tan atraída por ella en
tan sólo unos días?

Lo mismo discutimos que follábamos, y hacemos ambas cosas con el mismo ardor, pero Poché es así: determinada y valiente, inteligente pragmática y no le tiene miedo a nada... Pero también aquel lado vulnerable que me ha dejado vislumbrar sólo en un par de ocasiones; ella me oculta una parte de sí misma que me muero por conocer. Todo lo referente a ella me fascina.

A pesar de dedicarse a este negocio, Poché es... auténtica. Más auténtica, de hecho, que cualquier mujer que haya conocido antes. Pero no encaja en el futuro que tengo planeado. Además, ella no es mia y nunca lo será. Tengo que dejar de actuar como una burra aunque acabe destrozada en el intento.

Me ha exigido que me mantenga alejada de ella hasta que me largue de Lafayette, y aunque no sé cómo lo conseguiré, es lo mejor y se lo debo. Tengo que aprender a olvidarla o a vivir con la herida abierta.

Un momento después alguien golpea la puerta, me incorporo y atravieso la estancia para abrir.

Es Tyler.

No sé qué pensar de ese hombre. Por un
lado, trata a Poché con la familiaridad de un amante; como si fuera más que un amigo con derecho, pero ¿es realmente cierto? Poché me había jurado que no se acuesta con él, y me inclino a creerle, quiero creerle.

-¿Dónde está Poché? -mira la cama arrugada,
mi apariencia desarreglada y las destrozadas prendas de vestir de Poché esparcidas por el suelo. Entonces aprieta los dientes -Maldita sea. ¿Le has hecho daño? ¿Dónde demonios está?

¿Cómo responder a eso?

-No le he hecho daño físicamente.

-Pero le has roto el corazón, maldita bastarda infeliz.

Tyler se acerca con los puño cerrado, lo veo venir, pero no me aparto. El puñetazo es fuerte y me acerta de lleno en la mandíbula, el dolor me atraviesa ruidosamente la cabeza.

Me froto la mandíbula lastimada y le lanzo a Tyler una mirada furiosa.

-Si te sirve de consuelo, aún no había cerrado la puerta y yo ya me sentía como si me hubiera pasado un trailer por encima. Me puso en mi lugar y me hizo sentir una mierda.

-Bien. Poché puede parecer muy fuerte, pero
en el fondo es muy frágil. No le muestra sus emociones a nadie,pero desde que tú apareciste, son más que evidentes en su rostro. Y parece muy abatida.

Agacho la cabeza.

La traté como a una vulgar mujerzuela, había hecho el amor con ella para poder quitármela de la cabeza y luego la acusé de acostarse con Tyler. Es cierto que me había sorprendido por su inteligencia - jamás se me hubiera ocurrido que una bailarina de striptease pudiera tener dos carreras universitarias -,sin embargo, si fuera cualquier otra mujer me habría limitado
a admirarla y no me hubiera comportado de
esa manera.

Quizá no forcé su cuerpo, pero menosprecié
sus sentimientos, ya que nunca he tenido la intención de quedarme.

Merezco el puñetazo y muchos más.

-No ocurrirá de nuevo.

-Puedes jurarlo -gruñe él-Amo a esa mujer y tú la tratas como si fuera basura. ¿Sabes lo difícil que me ha resultado apartarme y no hacer nada?

Estoy segura de que le ha resultado tremendamente duro.

No me había gustado ver cómo la besaba, pero si me hubiera visto forzada a hacerme a un lado y quedarme mirando cómo la seducían y trataban mal, me habría vuelto loca y habría destrozado al infeliz. De repente, admiro el control de Tyler.

-Sólo puedo decir que lo siento. Me limitaré
a cocinar en el restaurante y me mantendré alejado hasta que me vaya el jueves.

-Será lo mejor, pero ahora tenemos que encontrar a Poché. Sadie la vio salir hace unos minutos con los ojos llenos de lágrimas.

Cierro los ojos, creo que no puedo sentirme peor, pero me había equivocado. Constatar
una vez más que la había lastimado es como pasarme una cuchilla afilada por el corazón.

Tyler se interrumpe, sin terminar su acalorada arenga.

-Y después de que la encontremos, cabrona, se abrirá la veda. Como le causes más dolor, voy a disfrutar mucho destrozándote con mis propias manos

Por lo general, me hace gracia sus amenazas, pero... asiento con la cabeza.

-Cuando salió, ¿te dijo adónde iba?

-No -me dijo otras cosas.

Tyler vaciló, apretando los dientes y los puños.

-Peter estaba en el local hace quince minutos. No salió y tampoco está en el baño. Tiene que estar en algún sitio. Espero que no haya ido detrás de Poché.

El miedo me saca del estupor.

Corrí hacia la puerta.

-Tenemos que encontrarla.

Asintiendo bruscamente con la cabeza, Tyler sale corriendo de la habitación y baja la escalera conmigo pisándole los talones.

-¿Sadie no vio adónde se dirigía?

El guardaespaldas niega con la cabeza.

-Está buscándola por algunas de las zonas privadas. Quiere asegurarse de que está bien. Nosotros miraremos en el despacho.

Me percato de que lo más seguro es que ella haya ido allí. Si está tan trastornada, buscaría
la privacidad de la estancia insonorizada para poder llorar a solas. Y una puerta con cerrojo.

Tengo un mal presentimiento.

-¡Corre! -le grito a Tyler.

Unos segundos después, estamos delante de la puerta del despacho. Está cerrada a cal y canto. Tengo el corazón en un puño, tanto Tyler como yo, comenzamos a golpear la puerta y gritamos su nombre, Pero nadie responde.

𝑫𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒐𝒔𝒂 𝑹𝒆𝒅𝒆𝒏𝒄𝒊𝒐́𝒏 | 𝒞𝒶𝒸𝒽𝑒́ | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora