𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑶𝒏𝒄𝒆

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CrisferStreet Sé que les debo el maratón, pero téngame paciencia. Por lo pronto disfruten del capítulo 🫶🏻🥰

Poché.

Subo las escaleras. Un escalón tras otro, mi dormitorio está ahí mismo. Entonces podré cerrar la puerta.

No quiero que Daniela vea mis lágrimas, ya le he dado demasiado poder sobre mí. Y ella lo había usado a placer para hacerme daño.

—¿Qué has dicho? —me exige.

Un momento después, ella me ha seguido escaleras arriba y me agarra de nuevo del brazo, haciéndome girar para que la mire—.¿El mismo pervertido que te dejó la nota en el coche irrumpió en el club?

—Y me amenazó. No tienes por qué preocuparte por mi seguridad. Ése es el trabajo de Tyler, por eso ha venido esta noche. Ahora,.si me discupas…

Intento que ella me suelte, pero su calor, el olor almizclado con perfume y whisky inunda mis fosas nasales. Esos ojos ardientes, la fuerza de sus brazos y cuerpo me debilitaron las rodillas.

Jamás me he considerado una de esas estúpidas mujeres que se atan a una relación destructiva con alguien que sienten más desprecio que afecto por ellas. Pero al parecer, mi corazón es tan débil como el de cualquier otra.

—Daniela, suéltame.

Ella niega con la cabeza con una expresión de angustia.

—No puedo.

En medio de las sombras, veo como sus ojos brillan con intensidad antes de inclinar la cabeza hacia mí.

Ay papito Dios, deseo tanto besarla. Todo mi ser —músculos, huesos, sangre —me urge unir mi boca a de ella. A que me toque. A que me de lo que le pida. Pero ¿por qué ella actúa así de repente?

«Porque cree que Tyler acaba de poseerte».

Me doy la vuelta y me muerdo el interior de
la mejilla para ser capaz de negarme. Siento
una dolorosa punzada en el pecho. Cuando los labios de Daniela me acarician la mejilla los ojos se me llenaron de lágrimas.

—No me hagas esto —me implora al oído, apretándome con fuerza contra su cuerpo.

Huelo el delicioso aroma de su piel; flores recién cortadas, un toque de masculino y su aliento a
whisky. Me limpia las lágrimas con una caricia llena de desesperación. Siento que me debilito aún mas. Dios, ¿cómo puedo querer que me abrace una mujer que me desprecia tanto?

Se supone que soy demasiado lista para dejarme atrapar en ese juego.

—No puedes desearme sólo porque pienses que Tyler me posee —sollozo—. No soy el trofeo sexual de esa competición que tienen ustedes dos. Debes… soltarme…

Intento liberarme, maldiciéndo para mis adentros, primero por haber alentado la estúpida esperanza de que podría seducirla
y, después, por tener la absurda idea de que
ella podría sentirse atraída hacia mí.

Lo más probable es que ella quisiera a
alguien como Kimber: una mujer sana,
con un brillante futuro y un pasado limpio. Alguien que no arrastre una larga lista de amantes y que no hubiera comerciado con
el sexo.

Si es eso lo que ella busca en una una mujer,
no tengo nada que hacer.

Me ahueca la cara con sus manos y me acerca
de nuevo a la suya.

—Yo no te considero ningún trofeo, te lo juro.
Sé que no soy quién para decirte lo que tienes que hacer. —me acerca todavía más e, incluso en la oscuridad, observo el dolor que le deforman los rasgos—. Estaba celosa. Tanto que los celos me comían viva. No soportaba pensar que le dabas a él lo que yo deseo con tanta desesperación.

𝑫𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒐𝒔𝒂 𝑹𝒆𝒅𝒆𝒏𝒄𝒊𝒐́𝒏 | 𝒞𝒶𝒸𝒽𝑒́ | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora