𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑼𝒏𝒐

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Pov Poché

«Voy a hundirme en ti tan profundamente que no podrás olvidarme jamás».

Me estremecí ante el recuerdo de aquella promesa gruñida, mientras estuve rodeada
de tensos músculos y femenina necesidad.

Daniela Calle. Incluso su nombre causa calor apuñalando mi vientre con necesidad. Ella mantuvo cada pedacito de esa promesa; nunca lo olvidé ni por un momento.

La noche que ella pasó en mi cama fue asombrosa, mágica. Considerando que hace mucho que dejé de creer en cuentos de hadas, eso es decir bastante. Estar envuelta en la fuerza acerada de Dany fue el paraíso. Bajo su mirada esa noche no me sentí solamente como una mujer deseada, sino como la única mujer.

La intimidad… oh, Dios. Chisporroteo, lejos de hacer mis dedos doblarse, ella me dio una nueva definición de placer. Sus infinitos ojos avellanas se incendiaron mientras me azotaba con sus poderosos golpes, su largo cabello color castaño caía alrededor de su rostro, separando la realidad de sus susurradas demandas y su agitada respiración mientras me montaba de un orgasmo al próximo.

Ella llevó mi cuerpo a un punto de fiebre – a lugares donde nunca creí que alguien pudiera llevarme. Ella lo hizo una y otra vez. Por seis horas. Nunca cansada, nunca satisfecha. Ávida, rapaz y asombrosa.

Había tenido suficiente sexo en mi vida como para saber que compartimos algo más.

La mañana siguiente…. Se fue. Ninguna nota, ni explicación. Unos días después, me envió flores con una disculpa por cualquier incomodidad o dolor que pudiera haberme causado. Había estado furiosa, un poco dolida… pero no muy sorprendida.

Todavía no estaba dispuesta a abandonar. Por la oportunidad de verla de nuevo, rompiendo mi única regla la llamé. Dos veces. Ella nunca respondió a mis llamados personalmente. En cambio, su asistente me llamó sólo para decirme que su jefa iba a cumplir con los términos de su acuerdo. Nada más.

No significaba nada para ella. Sí, sabía con anterioridad a la noche que pasamos juntas ella no me respetó. Nos conocimos por primera vez cuando había sido la stripper para la despedida de soltero de uno de sus amigos hace unos años atrás.

De alguna manera, esperaba que abrirme completamente a ella iba a cambiar su opinión. Estúpida.

Pero a pesar de todo, ella es todo lo que busco en una pareja: atractiva, exitosa, capaz de cuidarme profundamente, sensible, sexy… No la voy a perder sin pelear.

—Buenas tardes, señora en jefe —Tyler Murphy me brindó un bajo y largo silbido, su mirada serpenteando hacia abajo en mi cuerpo mientras surgía desde la parte trasera del club y me paraba ante el escenario.

—Te ves muy bien, Tyler — Saludé al fortachón de cabello oscuro. —Tu trabajo es vigilar a los clientes, no a mi.

—No hemos abierto todavía, no hay nadie aquí a quien vigilar. Además, no me gustan los chicos borrachos de la fraternidad que te comen con la mirada o los cachondos hombres casados. ¿De qué color son tus ligas bajo esa faldita negra?

Tyler era anteriormente una especie de integrante de las fuerzas de la ley –él nunca me dijo de qué clase –educado en la universidad con un título en ingeniería.

Tyler tenía muchas opciones. Por qué aceptó un trabajo como guardaespaldas era la duda de todos. Pero en los pocos meses que ha estado trabajando para mí, él se probó a sí mismo como indispensable. Hay días que el negocio lo necesita.

Era una lástima que Tyler no fuera lo que necesitaba mi corazón.

Le lancé una mirada de reproche desde debajo de las pestañas.

—Nunca te lo diré.

—Aw, vamos, tírale al muchacho un hueso.
Miré hacia su entrepierna. —Luces como si ya tuvieras el tuyo.

Tyler me guiñó y me dedicó una sonrisa de coqueto. —Todo para ti

Es buen mozo, construido como algo de la portada de una revista de fisicoculturismo, inteligente, divertido, serio. Pero luego de varios días de dirigir Las Sirenas Sexys – el más notorio club de strippers de Lafayette, Louisiana – y de tratar de comenzar un nuevo restaurante, para el momento en el que caiga en mi solitaria cama por las noches, no son los pensamientos de Tyler los que me provocan dolor. Ese honor está solamente reservado para Daniela Calle.

𝑫𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒐𝒔𝒂 𝑹𝒆𝒅𝒆𝒏𝒄𝒊𝒐́𝒏 | 𝒞𝒶𝒸𝒽𝑒́ | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora