19. ¡Beso, beso!

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NARRADOR.

Las tres amigas entraron por las puertas del comedor con las manos entrelazadas y causando sensación nada más pisar la sala. Violeta portaba su típica cara de pura seriedad mientras de reojo revisaba y cuidaba a Chiara, siempre tan pendiente de su mejor amiga y amor secreto, protegiéndola de todo y todos. Denna iba con su sonrisa de oreja a oreja, deslumbrando a todo chico que se girara a mirarla y las chicas solo sabían cuchichear entre ellas a cada paso que daba la rubia. Chiara, en cambio iba relajada y con un brillo nuevo en su cara, tenía las mejillas sonrojadas, el pelo alborotado y los ojos bien abiertos, en busca de la pelirroja que le había robado el corazón y el aliento.

– Que día más largo – comentó la rubia cuando todas se dejaron caer en las sillas junto a Salma y otros alumnos más –, estoy deseando acabarlo ya yéndome a mi camita.

– Lo mismo digo – añadió la rizada, incluyéndose ella misma a la conversación y jugueteando con la comida, que no le gustaba y debía disimular –. He estado todo el día para arriba y para abajo con las monjas.

– ¿Y tú qué has estado haciendo, Kiki? – cuestionó una Violeta interesada y queriéndole buscar las cosquillas a su amiga, la cual notó sus músculos tensándose y muchos ojos observándola con curiosidad, a la espera de una respuesta – ¿Kiki? ¿Nos lo vas a contar? – insistió.

– Chicas, de verdad, si es que no hay mucho que contar – habló después de tragar saliva y centrándose en la comida de su plato para no hacer contacto visual con ninguna de las presentes –. He estado en la biblioteca estudiando casi todas las tardes, creo que no hace falta recordar que tenemos varios exámenes la semana que viene y ya sabéis cómo soy.

– Siempre que ponen una fecha nueva de un examen empiezas a sudar como un cerdo y parece que te vas a caer para atrás – recordó Denna e hizo reír a las dos pelinegras de la mesa, pero Violeta se hizo más de rogar.

– ¿Solo eso? – preguntó nuevamente y Kiki asintió nerviosa, rezando para que no le pillaran la mentira – Pues tendré que ir contigo a la biblioteca también, estoy muy verde con los temas de historia – "Joder, esto no me puede estar pasando a mí" pensó la medio inglesa y como acto reflejo comenzó a buscar a Ruslana por toda la sala.

– Entonces yo también me uno al plan, que matemáticas se me da de pena y me podrías ayudar, Vio – habló Salma y la pelirroja asintió como respuesta.

– Joder, voy a tener que ir yo también por no quedar mal – Denna no tardó en unirse a la nueva conversación y resopló –. Sois de lo peor.

– Venga, Denna, que solo serán un par de tardes – comentó nuevamente Salma y la rubia la miró mal desde su sitio.

– Tengo una idea que os va a interesar – por otro lado, el sevillano se acercó a la mesa de su grupo de amigos y se sentó junto a ellos con un plato en su mano – y mucho, lo sé.

– Viniendo de ti miedo me da – habló Bea, mirando directamente a su amigo.

– Sorpréndenos – pronunció Martin por primera vez.

– He estado en el despacho de la directora esta tarde por cosas de mis notas y se tuvo que ir un momento a no sé donde – comenzó a hablar el sevillano, sirviéndose un vaso de agua y teniendo todas las miradas en él –. Me dejó allí, solo.

– Ve al grano, ricitos – le apresuró Ruslana, bufando y removiéndose en su asiento.

– Sabéis que yo soy muy curioso y me he fijado que tiene una estantería con puerta llena de botellas de todo tipo de alcohol – la última frase fue que la iluminó y abrió las mentes de los presentes, no fueron suficientes más palabras para que todos llegaran a la misma conclusión.

Amén - Ruski Donde viven las historias. Descúbrelo ahora