29. Nunca más.

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NARRADOR.

– Me dais mucha ternura, pero creo que nos estamos olvidando de lo más importante –Martin habló, acercándose a la fuente donde se sentaría y todos le miraron expectantes–. Van a expulsar a Ruslana si la verdad no sale ya y para eso necesitamos a Naiara.

– ¿Pretendéis que vaya a hablar con la directora y le cuente todo? –todos asintieron con la cabeza menos Chiara y Ruslana, que no entendían muy bien la situación y solo se mantenían cercanas y con las manos entrelazadas. La rosa que la pelirroja había recogido momentos anteriores reposaba al lado de Martin, que no se percató de ella– No, no y no. No pienso quedar como la chivata del curso, me niego.

– Nai, te entendemos y sabemos que es una putada, pero una expulsión injusta también lo es. Ruslana no es santo de devoción de todos y lo sabemos, pero si se va que sea por lo gilipollas que es no por algo que hizo otra persona –esta vez la que habló fue Bea y la tatuada se llevó la mano a la frente, masajeando la zona.

– Oye, perdona...–la ucraniana quiso interrumpir la conversación al escuchar el calificativo que Bea le había coronado, pero acalló cuando su amiga la miró mal.

Esa mirada que solo puede significar "Hablas ahora mismo y la cagas" así que eso hizo, callar.

– Qué no, qué no. Que es mucha responsabilidad contar algo así y si no llega a ser verdad flipa. Solo os dije que era muy probable que fueran ellas, pero...

– ¡Venga ya, tía! Está más claro que el agua que han sido ellas –el que interrumpió fue un Álvaro cansado de no llegar a ninguna conclusión–. Por favor, no te lo pediríamos si no fuera casi de vida o muerte.

– ¿Puedo hablar con ella un momento a solas? –la voz de Kiki sorprendió a todos con aquella pregunta y tras unos segundos mirándose todos entre todos asintieron y se dieron medio vuelta para salir de allí.

Ruslana miró a su chica sin estar muy convencida de su idea, pero la medio inglesa le sonrió consiguiendo tranquilizarla y vio como se marchó. De reojo vio como la flor había desparecido y no le dio demasiada importancia.

– Kiki, mira...–la tatuada intentó hablar, pero fue interrumpida por la contraria.

– Naiara, los chicos ya me han contado casi todo, pero necesito saber tu parte. No te voy a juzgar ni a defender lo indefendible, cuéntame, por favor.

– Solo sé que Salma y Violeta me pidieron las llaves de la sala donde hay pinturas y cosas artísticas. Pero Chiara, yo no puedo delatar a nadie y mucho menos si no sé lo que pasó al 100% –Naiara se explicó atropelladamente y la medio inglesa le sonrió para darle a entender que todo iba a ir bien–. Además, son tus amigas y no sé...

– A ese tipo de persona no se le puede llamar "amiga", Nai. Violeta siempre intenta mantenerme a su lado con mentiras y mucha manipulación. Por eso, te pido que por favor nos ayudes y vayas con nosotros al despacho de la directora.

– Todo aquí tiene un precio, pero solo te pido que esto quede entre nosotros y nos olvidemos en cuanto salgamos del despacho. No puedo quedar mal delante de mis amigos y todo el internado –el brillo volvió a los ojos de la pelinegra cuando la escuchó y se levantó de un salto para ofrecerle su mano a la otra chica.

– ¿Vamos? –preguntó y Naiara se aferró a su mano para levantarse y de ahí se pusieron en marcha hasta reencontrarse con los demás– Lo he conseguido, se lo va a decir todo a la directora –le confesó a Ruslana cuando pasó su brazo por la cintura de la más alta y la pelirroja dejó el brazo en los hombros de Chiara.

Amén - Ruski Donde viven las historias. Descúbrelo ahora