NARRADOR.
– ¿Podemos hablar un momento? –las chicas fueron caminando hasta llegar a su destino, se decidieron en tocar a la puerta del despacho, pero la voz melodiosa con el acento andaluz de la rubia las detuvo y se giraron al unísono para mirarle a la cara. Jugaba con sus dedos, dejando a entender que el nerviosismo podía con ella y que era bastante importante.
– Claro –Chiara le sonrió a su chica antes de caminar hasta Denna y alejarse unos pasos. Le preocupaba lo que le podría decir su amiga, pero se mantuvo tranquila y la esperó hasta que por fin habló.
– He hablado antes con Violeta y me ha dicho que va a contarle todo a la directora –con cada palabra que Denna decía la medio inglesa asentía con su cabeza y se concentraba más, frunciendo levemente su frente y cejas–. También ha dicho algo de que anoche querías escaparte, ¿es verdad que querías escaparte con Ruslana anoche?
– Denna, sé que dicho así suena un poco 'crazy', pero...–la voz de Chiara salió en un hilo de voz y fue más tartamudeo estrepitoso y atropellado más que unas palabras. La rubia se encargó en pararle los pies tomándole de las manos y volvió a hablar.
– Kiki, kiki, tranquilízate. No soy tu madre, así que a mí no tienes que darme ninguna explicación. Pero soy tu amiga, desde hace tantísimo tiempo y me atrevería a decir que soy la que mejor te conoce en este sitio, pero...te siento como una desconocida últimamente. Soy la última enterada en todo lo que te sucede y me da miedo pensar que hemos perdido confianza...–la pelinegra suspiró entristecida ante las palabras de su amiga y esta vez habló más calmada.
– No es eso, es que están pasando tantas cosas estas últimas semanas que no sé, estoy en mi mundo.
– ¿Tu mundo que es pelirrojo, alto y con tatuajes? –se atrevió a preguntar la andaluza y Kiki sonrió tímidamente.
– Ese es uno de los motivos, sí –respondió Chiara con las mejillas teñidas de rojo.
– No sabes lo mucho que me alegro de que alguien te haya devuelto la ilusión en el amor, Kiki. Y entiendo lo que sientes, pero tienes que tener cabeza, eres muy inteligente para que el amor te ciegue. Espero que entiendas que me da pena no reconocer a mi amiga cuando la miro a los ojos.
– Mis decisiones son mías por mucho que influya otra persona y Ruslana no tiene la culpa sobre nada. Me está abriendo los ojos en muchas cosas de la vida y estoy como en una nube con ella, aunque también estoy descubriendo lo duro y difícil que es el amor. Hay muchos obstáculos, pero espero superarlos sin perderla a ella en el camino.
– Ay, mi niña. Es tan bonito que pienses así sobre alguien y que lo sientas tan bonito e intenso...–la rubia suspiró con muchísima ternura al ver y escuchar a su amiga totalmente enamorada. Después de tanto tiempo había perdido al fe en que Chiara se abriría al amor y la vida le sorprende con esto.
– Es que Ruslana me gusta mucho y por mucho que lo intente no puedo ocultarlo, Denna. No sé si será el amor de mi vida, pero espero que lo sea por un buen tiempo –la dulzura con la que hablaba la medio inglesa hizo que Denna soltara un gran suspiro y sonriera ampliamente.
– Sigue lo que tu corazón diga, pero no te olvides de pensar y no bajes la guardia, Chiara –la pelinegra asintió con la cabeza ante las palabras de su amiga, que había entendido a la perfección a lo que se quería referir y Denna envolvió a Kiki con sus brazos antes de dejarla ir–. Dejo que vuelvas con tu chica, anda. Nos vemos luego, ¿vale?
– I love you, Denna –volvieron a unirse en un abrazo más duradero e intenso. Ambas sabían que necesitaban ese abrazo más que nadie en ese internado.
Cada una tomó un camino y Kiki volvió a reencontrarse con la pelirroja, que la atrajo hacia ella, pasó el brazo por sus hombros y dejó un beso en la coronilla de la medio inglesa.
Estuvieron justo delante de la puerta del imponente despacho, pegadas como dos imanes y mostrando el apoyo que se daban a través del contacto físico.
La espera les pareció eterna, aunque en realidad no fue tanto, hasta que Violeta salió acompañada de la directora y otra monja. Ruslana y Chiara hicieron todo lo posible para descifrar lo que decían sus caras, pero les pareció imposible hasta que la directora habló.
– Ninguna será expulsada del centro, pero habrán castigos según la gravedad del asunto. Con el tema cerrado podéis volver a clase...–todas las jóvenes estuvieron atentas con lo que les decía y Chiara sonrió de oreja a oreja al descubrir que la pelirroja no tendría que interrumpir el curso para marcharse de vuelta con sus padres.
La medio inglesa se lanzó a los brazos de su chica, envolvió sus brazos y piernas en el cuello y cintura de Ruslana. Escondió su rostro en el cuello de la contraria cuando las monjas y Violeta volvieron a desaparecer de sus vistas.
Chiara repartió con mucha efusividad varios besos por todo el rostro pálido y pecoso de la ucraniana, la cual reía como si fuera una niña pequeña.
– Te quiero –que el primer "te quiero" de aquella relación no oficial fuera por parte de Ruslana le sorprendió a ella misma y a la pelinegra que aún tenía sobre ella. Se miraron a los ojos fijamente, los ojos de Chiara brillaron y rozaron las puntas de sus narices con ternura.
– Te quiero –fue lo único que respondió la medio inglesa antes de besar la pelirroja.
...
La estación más calidad del año se comenzó a acercar y el denso calor junto al intenso sol se fue dejando ver por el internado. Los días largos de verano solo hicieron que la alegría de la medio inglesa fuera en aumento; donde los demás veían horas pesadas y acaloradas, ella veía más tiempo que invertirle a su chica y más tiempo para estar pegada a ella cual pegatina.
Pero no todo era felicidad en la mente de Chiara, se encontraban a pocos días de acabar el curso en el internado y le entristecía pensar que iba a pasar tanto tiempo alejada de Ruslana.
Los dedos pálidos de la pelirroja paseaban con libre albedrío por el rostro de Kiki, ambas habían decidido que esa tarde necesitaban toda la paz que tuvieran en sus manos; una manta en el césped más alejado de los jardines y su conexión, no hizo falta nada más para hacerlas felices y mantener la tranquilidad que necesitaban.
– ¿A dónde iras cuando acabe el curso? –Kiki, con la cabeza apoyada encima de los muslos de la ucraniana, optó por romper el silencio y sacar el tema que tanto le taladraba la cabeza. Ruslana cogió aire, lo mantuvo en sus mejillas y antes de hablar lo soltó con lentitud. Al parecer, Chiara no era la única triste y preocupada sobre ese tema.
– Tengo que volver con mis padres a Canarias –contestó, sin cesar las caricias en el rostro y cabello de Chiara– ¿Y tú?
– Destino Menorca, con mis padres y hermanos –confesó, cerrando los ojos y conteniendo las lágrimas en sus ojos que amenazaban con salir– ¿Qué pasará todo este tiempo que estemos sin vernos?
Y ahí estaba la pregunta que no había salido de sus mentes ni por un segundo.
¿Qué pasaría?
(Lo bueno se hace esperar, no me matéis)
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Amén - Ruski
Fanfiction(Historia ficticia de Ruslana y Chiara) Ruslana es una rebelde considerada por sus padres, pero ella se ve como una auténtica rockstar; sale a escondidas de casa, tiene un círculo social que no la influye para nada bueno y se pasa todas las noches...