Capítulo 25.

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REINA ANYA.


12 de junio de 1808.

—Luego huí hacia las afueras del bosque, mi intento por salvarla con brujería oscura fue en vano, lo único que ocasioné fue que su espíritu y el del hombre quedaran atrapados en el bosque. —Los ojos de la señora Roya se empapan de lágrimas al relatarme la historia.

Recojo la lágrima que baja por mi mejilla.

Estaba consciente que la muerte de Amelia había sido por culpa de su hermano, pero jamás imaginé que se sentía como un títere, alguien que no podía ser amada, era incomprendida.

—He intentado buscar la manera de salvarla, de liberarla, pero el odio la ha consumido al igual que el maldito guardia que la mató... —La señora Roya seca sus lágrimas con sus temblorosas manos.

—Eso impide que podamos hacer algo. —Agrega su hija sobando la espalda de su madre—. Por alguna razón la conexión entre la princesa Amelia y mi madre se rompió, y... majestad, su conexión con la princesa Amelia es más fuerte de lo que llegó a ser con mi madre.

Madre e hija hablan a través de sus ojos.

—Aunque yo no pueda liderar el ritual para liberarla... usted si puede hacerlo.

Un peso cae en mi pecho dificultando mi respiración.

«Soy la única capaz de hacerlo...»

Pasos apresurados comienzan a escucharse cada vez más cerca, acompañados de murmullos de Pearl y...

—Anya... —Zachary se inclina plantando sus manos en mi rostro—. Estás bien.

—Zachary, hay algo que...

—Lo sé, Pearl me lo contó en el camino. —Zachary mira a ambas señoras y con una sonrisa amable dice—: gracias.

Ellas hacen una reverencia.

La señora Roya me observa con pesar, como si supiera la pregunta que carcome mi mente.

—¿Cómo es el ritual? —Pregunto.

Todos en la habitación aguardan por la respuesta.

—Se necesita un espíritu vivo. Habría que ir al bosque, cuando la luz de la luna llena se refleja justo en el jardín de rosas silvestres, ahí fue donde Amelia murió.

—¿Qué tendría que hacer?

Puedo sentir el peso de los ojos azules de Zachary.

—Solo tienes que sentarte en el centro de un círculo de velas mientras recito... —Roya se queda en silencio y traga—. Majestad, ¿usted sabe el riesgo que sería para usted? —Al no escuchar una respuesta de mi parte, prosigue—. Usted podría morir, no estoy segura de lo que sería capaz el espíritu del asesino, y él ha dejado más que claro que no la quiere allí.

Abro la boca para hablar, pero al toparme con la mirada silenciosa de Zachary, se desvanecen las palabras.

Por encima del hombro de Zachary, Pearl me sonríe, seguido de unas señas hacia su madre y abuela, quienes dejan la habitación.

Exhalo y tomo sus manos, me levanto del colchón.

—Dime que solo es tu curiosidad el porqué haces estas preguntas.

—Zachary...

—Anya, por favor. —Sus ojos son severos, y cambian a preocupación—. Anya...

Su suspiro frustrado atraviesa mi pecho.

El bosque de Westfell.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora