REINA ANYA.
23 de junio de 1893.
—Pensé que esperarías para el atardecer. —Zachary se deja reacomodar sus medallas e insignias.
—Lo veremos en el bosque, puedes unirte con nosotras. —Paseo mis manos por su cuello.
Zachary me sonríe con coquetería.
Al llegar a Westfell no imaginaría que estaría de forma tan cercana a Zachary como ahora, sonriéndole como una enamorada, portando mi anillo con amor y feliz de tener una hija con él, Odette. Él ha cumplido al pie de la letra todo lo que me prometió, seguirme como mi fiel devoto.
—Uno de nosotros tiene que estar en el consejo —responde.
Suspiro con hastía. Lo insto a bajar el rostro y corresponder a mi beso, él no duda ni por un segundo en hacerlo. Sus manos envuelven mi espalda, gimo por la sensaciones que mi cuerpo experimenta.
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Le agradezco a la doncella por la cesta y extiendo mi mano a Odette, ella inspecciona mi mano para luego tomarla. Odette, ella suele ser algo... modesta y selectiva, no suele acercarse mucho a los niños y niñas de la corte o, del reino, es cerrada y seria, no suele disfrutar los días soleados, es más de los lluviosos, y adora las noches, suele quedarse despierta hasta tarde solo para mirar las estrellas.
Muy diferente a Zachary y a mí, puesto que ambos amamos estar bajo el sol, y creo que esto se debe a Pearl. Cuando Odette nació la noche del dieciséis de noviembre, cuando la luna llena resplandecía ese día. Pearl estuvo esa noche, y luego de tener a nuestra hija en nuestras manos, Pearl la tomó, la alzó en dirección a la luna y recitó:
—A partir de hoy eres la luz de la luna, y con la fortaleza de ella, la elegancia de un cisne tendrás...
Pearl terminó por explicarme lo beneficioso de que Odette naciera en luna llena.
—¿A dónde vamos? —Sus ojos azules me miran con atención.
—El bosque. —Ella se detiene apenas escucha mi respuesta—. ¿Qué sucede?
—Está prohibido.
Me agacho hasta estar a su altura.
—No para nosotras.
—¿Por qué?
Me levanto y extiendo mi mano de nuevo.
—Ven y sabrás. —Su rostro denota desconfianza, entonces agrego—: jamás te pondría en una posición que te hiciera daño, Odette.
Ella asiente y seguimos nuestro camino hasta adentrarnos al bosque. Mucho no ha cambiado luego del ritual donde perdimos a la señora Roya, pero su brillo, y sentimiento hogareño es una de las cosas nuevas que amo.
Mi hija y yo pasamos el camino de flores, rosas, orquídeas y lilas. Llegamos a las pequeñas escaleras que dan inicio a un museo de estatuas. Me gusta ver el asombro en los ojos de Odette, puedo verme en ella cuando entré por primera vez.
—¿Puedo tomar algunas flores? —Pregunta con la ilusión bañando sus ojos.
Acarició su cabello color miel.
—Si, pero cuando regresemos.
Ella no tiene problema en aceptar mi condición.
Dejamos el puente atrás y llegamos a la cascada. Odette corre hacia el lago y mete sus deditos dentro del agua.
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El bosque de Westfell.
FantastikEl príncipe del reino de Westfell está comprometido con la princesa de Avanya desde el día en que ella nació. Desde ese momento el príncipe juró odiar a la princesa, puesto que se rehusaba a ese compromiso forzoso. La princesa de Avanya al ver lo r...