Capítulo 20: Círculos Rotos

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Las paredes de mi habitación parecían cada vez más estrechas, como si quisieran aplastarme. Todo lo que rodeaba mi vida últimamente era una espiral de incertidumbre y desconfianza. Entre las cartas, los secretos, y las personas a mi alrededor, sentía que no podía confiar en nadie.

Me recosté en mi cama, mirando el techo mientras mi mente recorría los últimos días. La discusión con Lily, el silencio extraño de Matt, y Azkel... siempre Azkel, con su manera de estar y no estar, como si supiera demasiado pero dijera muy poco. Algo en su actitud me incomodaba, pero también me intrigaba.

Sin pensarlo demasiado, me levanté. No podía quedarme encerrada. Necesitaba aire, necesitaba respuestas. Tomé mi chaqueta, cogí las llaves y salí, dejando el ruido de mis pensamientos atrás.

La tarde estaba nublada, el tipo de clima que siempre me hacía sentir como si algo importante estuviera por suceder. Mis pasos me llevaron a lugares familiares, pero mis pensamientos estaban en otro lado. Pasé frente a una librería donde Matt solía comprar libros viejos. Por un momento, pensé en entrar y hablar con él, pero algo me detuvo.

Matt era un hombre bueno, de eso estaba segura, pero últimamente había algo extraño en él. Las respuestas que me daba no eran suficientes, y aunque su voz siempre sonaba cálida, sus ojos decían otra cosa. Había empezado a notar pequeños cambios en su comportamiento: tardaba más en abrirme la puerta, se olvidaba de detalles simples, y, lo más inquietante, siempre parecía estar distraído, como si pensara en algo que no podía compartir.

Decidí ir a su casa de todos modos. Era hora de que habláramos.

Cuando llegué, lo encontré en el jardín trasero, sentado en una silla desgastada, con un libro en las manos. Su rostro se iluminó al verme, pero había algo en su sonrisa que no parecía del todo sincero.

—¡Nisha! Qué sorpresa verte.

—Hola, Matt. Pensé que sería bueno venir a visitarte.

Me ofreció asiento y preparó dos tazas de té, como siempre hacía. Por un momento, me sentí cómoda, casi como si todo estuviera bien. Pero luego, mientras hablábamos de cosas triviales, decidí ir al grano.

—Matt, ¿puedo preguntarte algo?

Él dejó la taza en la mesa y me miró con atención.

—Claro, lo que quieras.

—¿Conocías a mis padres?

La pregunta lo tomó por sorpresa. Sus manos temblaron ligeramente antes de que pudiera ocultarlo.

—¿Por qué preguntas eso?

—Porque siento que me estás ocultando algo —admití, cruzándome de brazos—. Sé que sabes más de lo que me has dicho.

Matt suspiró profundamente, y por un momento pensé que iba a negarlo todo. Pero en lugar de eso, asintió.

—Conocí a tus padres, sí. A él no muy bien, pero lo suficiente para saber que era un hombre complicado.

—¿Complicado cómo?

—Era reservado, igual que tú. Siempre parecía estar huyendo de algo, aunque nunca supe qué. Lo único que me quedó claro es que amaba a tu madre y haría cualquier cosa por protegerte.

Quise hacer más preguntas, pero Matt cerró el tema abruptamente, cambiando la conversación a algo más ligero. Me fui poco después para entrar en mi turno, con más dudas que respuestas.

La lluvia había comenzado a caer hacía unos minutos, ligera pero constante, dejando un aroma fresco en el aire. Me senté en la barra de la cafetería, jugando con una servilleta entre mis dedos mientras observaba a Lily trabajar en sus apuntes. Estaba tan concentrada que ni siquiera se dio cuenta de que la miraba.

Entre dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora