Lo he intentado más de cinco veces, y en ninguna he salido victoriosa. Al parecer ganar a Matheo no es tan fácil como pensaba. Se ha acercado cuatro veces y las cuatro podías ver desde mi posición como Rachel se contenía las ganas de gritar, él la besaba le decía algo al oído y ya comenzaba a tranquilizarse.Tal vez sean esas pecas, o esos ojos... No lo sé. Quizás también pueden ser los cinco chupitos que me he tomado en menos de diez minutos. Noto como me sube un calor que me rodea y siento que todo flota a mi alrededor.
-Maddie ¿estas bien? -me mira intranquila Melody- ¿Has tomado alcohol?
Doy un par de vueltas a mí misma y directamente señalo a Matheo, lo culpo sin pensar en que yo también he querido aceptar esta apuesta tan... ABSURDA
-No me culpes, tú también has querido participar.
-Deberíais contarme ahora mismo que es lo que está sucediendo -gruñe Melody-
Mientras yo intento controlar el hipo que me ha entrado hace cinco minutos, él se lo cuenta todo, desde el principio.
-No me jodas tío -Thomas se lleva las manos a la cabeza y respira hondo para no ponerse nervioso- Es la primera vez que bebe, solo un chupito le habría hecho ver las estrellas, ¿pero cinco? Debe de sentirse como si estuviera drogada.
-Será mejor que la lleve a casa, su madre me matará si la ven entrar así por la puerta.
-Tranquila Melody, me encargo yo. He sido el culpable -noto como la voz de Matheo se apaga-
- ¿Vas a dejar a Rachel aquí? -se extraña su amigo-
-No me ha hecho caso en toda la noche, no me echará de menos -deja de hablar y se dirige hacia mí.
Siento como me coge en brazos y me lleva hacia un coche, no entiendo muy bien lo que pasa. Y por supuesto prefiero mantener los ojos cerrados.
-Andrew, serás gilipollas.
Es lo único que puedo decir. Al menos lo que puedo vocalizar.
- ¿Te encuentras mejor?
-Voy a vomitar.
No tarda en coger una bolsa que hay en el asiento de detrás del taxi y me la coloca a una buena altura. Mientras que yo la mantengo, él me sujeta el pelo con una mano y la otra la coloca en mi frente.
-Joder, que asco Maddie.
-Que me llames Madison.
Una vez termino de echar todo el alcohol que tengo en sangre me tumbo sobre la ventanilla y encojo las rodillas a la altura de mi cara para poder acurrucarme entre ellas. El día de hoy no podría ir a peor, tengo frío y ni siquiera me están llevando a mi casa.
-Hemos llegado gruñona.
No rechisto a nada de lo que dice, no tengo las fuerzas suficientes. Ando como puedo hasta una habitación cualquiera pero él me retiene y me sube en sus hombros.
-Tengo sueño, déjame dormir Matheo.
-Primero una ducha.
No me da tiempo a gritarle, me deposita en la ducha y abre el grifo. El agua sale congelada e intento salir corriendo, pero él se mete conmigo y me atrapa entre sus brazos para que no pueda moverme.
-Me estás tocando, y lo odio Andrew.
-Mañana no te acordarás de ello Maddie, solo quiero que se te baje la borrachera.
Me envuelve en una toalla y me lleva hacia la habitación. La cual intuyo que es de él cuando abre su armario y busca una camiseta lo suficientemente grande como para que me quede de vestido.
Sale de la habitación hasta que le confirmo que me he cambiado.
-Esta noche dormiré en el sofá, ¿necesitas algo? -se aclara la garganta-
-Diez aspirinas por favor.
-Será mejor que te las tomes mañana, acabas de ingerir alcohol y no sé si será buena idea que lo mezcles.
-Soy yo la que estudia medicina, no tú.
-Lo sé.
Está a punto de cerrar la puerta cuando lo llamo y al instante se da la vuelta. Tal vez me arrepienta de decirle esto, pero el alcohol será mi acompañante en esta tormenta.
-Resulta que no solo piensas en follarte a tu novia, también eres un romántico.
-Nunca he hecho eso con Rachel.
- ¿Follar? -me sorprendo tanto, que incluso me intento incorporar. Pero sale fallido porque no tengo las fuerzas suficientes-.
-No joder, ser romántico. Odia que me comporte así.
Me tumbo y apago la luz mientras me tapo hasta arriba con la manta.
-Ella se lo pierde.
Tarda unos segundos en cerrar la puerta, y cuando lo hace yo caigo rendida. No ha sido el mejor día que podríamos haber planeado. Pero he descubierto que odio el alcohol.
Me despierto cuando un rayo de luz se asoma por mi ventana. Me sorprendo al ver que no es mi ventana, y cuando me miro la ropa pego un grito que provoca que los tres aparezcan por la puerta.
- ¿Qué ha pasado? -respiran intranquilos-
Me levanto rápidamente, aparto a Melody y a Thomas. Cojo por la camiseta a Matheo y lo introduzco dentro de la habitación.
- ¿Qué ha pasado? -le empujo hasta que cae sobre su cama-
Veo como saca una sonrisa que me provoca vómitos. Fijo mis ojos en los suyos y la curva de su boca va desapareciendo.
-No ha pasado nada. Bebiste y te traje para que pudieras descansar.
Suelto un suspiro y me siento en la misma cama pero en la otra punta, no quiero que nuestros cuerpos se vuelvan a rozar. Somos como dos imanes, nos repelemos.
-Joder, sí que te doy asco.
Quizás, aún sigo teniendo alcohol en mi cuerpo y no puedo pensar con claridad.
Me meto en el baño para poder vestirme e irme rápido a mi casa, no tardo mucho en salir, cuando veo que sigue en la misma posición de antes. No se ha movido.
-Me voy, gracias por dejarme descansar ayer.
-Que amable eres por las mañanas, ¿Me das un abrazo?
-Que te den Andrew.
Termino de coger alguna cosa que se ha caído de mi bolso, no sé cómo han podido terminar en distintos punto de la habitación. Sujeto el pomo de la puerta cuando siento que se coloca detrás de mí. Algo en mí se revoluciona. Sin duda es el alcohol.
-Perdona, no pensé que te afectarían tanto unos chupitos.
-Tranquilo y suerte en el partido de hoy. La necesitarás.
Le guiño el ojo y salgo de la habitación. Thomas y Melody me sonríen al salir, le lanzo un beso a mi amiga mientras que a su novio le saco la lengua. Al fin y al cabo no es tan mala persona como me pensaba.
Pero sigue siendo un jugador de rugby.
Al llegar a mi casa no pienso en tumbarme en la cama. Sino que me doy una ducha y decido arreglarme antes de bajar a desayunar.
-A donde vuelves a ir tan pronto cariño -sonríe mi madre-.
-Acompañaré a Melody a ver un partido.
- ¿Se puede saber de qué es?
-Sí, rugby. Asqueroso ¿verdad?
Ambas nos echamos a reír. Cojo una pieza de fruta y relleno mi botella de zumo de naranja. Será suficiente para aguantar la mañana.
-Toma cariño te olvidas esto.
Veo que abre la mano y me da una aspirina. No ha hecho falta que le diga nada, ella sola ha intuido lo que ha ocurrido, aun así no deja de sonreírme.
-Te quiero mamá.
Abro la puerta del coche y me meto dentro. No sé muy bien que es lo que estoy haciendo, pero debería de arrancar el motor antes de arrepentirme.
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vértigo y susurros
Teen FictionMaddie es una joven de veinte años que estudia medicina y en su tiempo libre es la capitana del equipo de vóleibol, siempre ha odiado a los jugadores de Rugby pero en especial a Matheo, el capitán del equipo y novio de Rachel, la persona más insopor...