Reconozco que ir de vuelta a casa en limusina es agradable. No solo por encontrar comida en cada esquina, sino porque es lo suficientemente grande como para ir estirado todo el trayecto, sin que mi cabeza roce con el techo.
Estoy inquieto por ver a mi madre y a mi hermana, nos les ha dado tiempo a que mi relación con Rachel terminara y ahora he comenzado a tener algo con Maddie. Aunque lo único que han hecho al enterarse ha sido gritar de felicidad como dos locas, nunca han llevado muy bien que tuviera una relación con la personas más insoportable de Londres.
Las veces que la he llevado a casa mi madre ha tenido que tomar una aspirina y darle dos más a escondidas a mi hermana. Aseguraron durante todo el año que me arrepentiría de escogerla a ella en vez de a Madison. Sí como habéis oído, ellas siempre me han dicho que había una chica adorable en el equipo de vóleibol, aparentemente soltera y que jamás le rechazaba una sonrisa a nadie. Han querido saludarla un millón de veces, pero siempre lo impedía... No porque no quisiera que tuvieran relación, sino porque Rachel terminaría desquiciada al pensar que Maddie es la persona favorita de mi familia.
-Hemos llegado a tu casa capullo -Thomas me tira una gominola desde su asiento-
-Gracias por traerme, nos vemos mañana -les saco el dedo mientras salgo del coche-
-Te mandaré un mensaje a lo largo del día para confirmarte que haremos mañana -grita Melody para que pueda escucharla, me doy la vuelta y asiento- Saluda a Margaret de mi parte.
Siempre me han dicho que el nombre de mi madre les hace creer que parece una persona arrogante y detestable, pero una vez que la conocen cambian de opinión. Ella es la típica mujer que para ella no pasan los años, no solo porque parezca mucho más joven de lo que es, sino que dependiendo de las personas que estén en casa puede comportarse de una manera u otra. Si estamos los tres solos es graciosa y solo piensa en juegos de mesa, pero si algún padre viene intenta comportarse como una adulta, aunque lo odia.
Meto la llave en la cerradura y no me da tiempo a empujar la puerta para abrirla cuando aparecen las dos en mi campo de visión, se abalanzan contra mí y caemos al suelo. Doy gracias de que el suelo es césped.
- ¡Has llegado! -grita mamá-
-Lo he intentado, pero me habéis atacado justo antes de poder entrar -doy palmas en el suelo para que me dejen respirar-
Al fin se despegan de mí y puedo abrazarlas con normalidad. Marie está preciosa, y aunque solo me he ido unas semanas parece que ha crecido cinco centímetros.
-Estáis muy guapas -las abrazo como puedo ya que llevo la maleta y nos adentramos en casa-
Pretendo subir las cosas a mi habitación y darme una ducha pero al parecer ellas no es lo que quieren, dan un empujón a mi maleta consiguiendo que entre en la cocina mientras que a mí me llevan hacia el salón. Me obligan a sentarme en el sofá y ellas se sientan enfrente de mí, en el suelo.
-Cuéntanoslo todo, ya -Marie mueve las manos nerviosa-
-Oh venga ya -pongo los ojos en blanco- Seréis cotillas -me miran con la boca abierta como si estuvieran sorprendidas por lo que acabo de decir y no puedo evitar reírme-
-Queremos saber todo sobre ella -añade mi madre-
- ¿Más? -inquiero-
-Sí -dicen al unísono-
- ¿No queréis ni preguntarme como terminó mi relación con Rachel? -pregunto-
-Nos importa una mierda Matheo.
Vaya, pues será mejor que deje de hablar de ella o terminarán desheredándome.
-Ha sido todo muy deprisa pero... -mi hermana me corta-
-Mentiroso, siempre ha sido ella pero eres tan gilipollas que preferiste a la pija -gruñe-
-Marie esa boca -mi madre le da un codazo- Pero tiene razón.
-Lo sé, quizás ella siempre haya estado en mi cabeza... Pero he tenido que pasar distintas situaciones hasta que los dos fuimos conscientes de que encajábamos mejor de lo que pensábamos -me cruzo de brazos y las miro-
- ¿La quieres? -pregunta Marie-
-Sí, más de lo que imaginé que podría querer a alguien. Joder no puedo decir que me robó el corazón porque se lo hubiera dado con los ojos vendados -se miran, me miran y pegan un grito de emoción- Se que no soy lo suficientemente adulto como para pensar en un futuro, pero con ella si me lo imagino. Y podréis decirme lo que queráis, pero me importa una mierda a la velocidad a la que vayamos, con ella lo quiero todo.
-Joder, para que tú digas eso... La chica tiene que ser increíble -mi madre recoge su pelo detrás de las orejas-
-Lo es, pronto la conoceréis -asiento orgulloso de poder decirlo-
De pronto me vibra el teléfono y veo que Melody me ha mandado un mensaje, esta vez al privado;
Melody
Mañana iremos a practicar vóleibol, podéis venir tanto tú como Thomas. Espero que vengas :)
Por supuesto que iré, dime la hora.
Melody
Sobre las once.
Genial.
Apenas hace unas horas que nos hemos separado y ya estamos pensando en juntarnos de nuevo. Agradezco que todo haya ido a mejor y ahora estemos tan unidos, pasar tiempo con ellos es como tomar diariamente una vitamina, me transmiten felicidad y calma. Justo lo que necesitaba.
Puede que me pase de entusiasta y mañana sea muy pronto para presentarle a mi hermana, pero estoy seguro de que tienen muchas cosas en común y podrán llevarse mejor de lo que creen. Me da miedo darle la noticia a Marie y que tengamos que llamar a urgencias porque le ha dado un ataque de felicidad.
-Mañana quizás te la pueda presentar pequeña -le acaricio la cabeza, lo odia pero con lo que le acabo de decir ni siquiera se ha dado cuenta-
- ¿Estas bromeando? -se levanta del suelo-
-No, a las once irán a practicar vóleibol. Podremos ir a verlas desde las gradas y luego ir a tomar un granizado todos juntos.
-Madre mía y ahora que me pongo de ropa -sale corriendo del salón y escuchamos un portazo, estará todo el día buscando que ponerse-
En realidad no tiene por qué preocuparse por eso. Maddie es una persona que le da absolutamente igual como vista la gente o la marca de ropa que lleve, lo contrario a Rachel. Ella siempre va muy guapa vestida a la universidad, se pone las gafas de sol y perfectamente podría ser una empresaria millonaria... Pero jugando al vóley y mientras estamos juntos jamás le ha importado que ponerse.
Mamá ha decidido hacer zumo de naranja para todos y yo me he ofrecido a ayudarla, ahora que me he desatado de Rachel tengo tiempo suficiente para disfrutar junto a mi familia. Me han necesitado y no he sido consciente de ello hasta ahora que sonríen al verme tanto tiempo con ellas.
-Te veo feliz hijo -me dice mi madre desde el otro extremo de la cocina-
-Lo estoy -comienzo a jugar con lo primero que encuentro- Ha sufrido mucho mamá, quiero ser la persona a la cual ella llame cuando esté mal o al contrario cuando esté feliz. Siempre he creído saber lo que significa el amor, pero ella ha sido quien me ha explicado como querer bien.
-Tráela pronto a casa, me gustaría que se sintiera cómoda con nosotras -se acerca a mí- He oído que su padre falleció no hace mucho, y por supuesto su madre también es bienvenida, recuérdaselo -sirve el zumo en los vasos y llama a mi hermana para que nos acompañe de nuevo-
He sabido que sería bien acogida en mi casa desde que en un partido el cual fuimos a ver jugar a Rachel, solo alababan a Maddie. Como es posible que todos los de nuestro alrededor supieran lo mucho que conectábamos y nosotros no... Teníamos cinco vendas sobre nuestros ojos.
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vértigo y susurros
Novela JuvenilMaddie es una joven de veinte años que estudia medicina y en su tiempo libre es la capitana del equipo de vóleibol, siempre ha odiado a los jugadores de Rugby pero en especial a Matheo, el capitán del equipo y novio de Rachel, la persona más insopor...