Capítulo 55 - Maddie

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Anoche me fui llorando a mi casa, al entrar me encontré a mi madre preparándose un vaso de leche, me abalancé sobre ella y comencé a llorar. No podía entender porque ha hecho esto, podría darme una explicación al menos, pero ha decidido no hacerlo y evitarme.

No solo llevaba días distante conmigo sino que ahora hace cualquier cosa con tal de evitarme, no responde mis mensajes y mucho menos mis llamadas. No sé qué es lo que ha ocurrido pero me gustaría poder entenderlo, no ha podido dejar de sentir esos sentimientos hacia mí, al menos que haya estado fingiendo durante todo este tiempo.

Pero qué persona me presenta a su familia y hace que creemos un vínculo tan grande para que luego lo tire todo por la borda, que pasará con todas esas promesas que ambos dijimos...

-Maddie cariño abre la puerta -mi madre roza el pomo con suavidad- Melody ha venido a verte, déjala entrar.

-Pasa -no tengo fuerza para decir nada más-

No he comido nada desde anoche, es pensar en comida y mi estómago se revoluciona. No tengo interés por nada ahora mismo, solo quiero tumbarme en mi cama y cubrirme con el edredón hasta la frente, dormir y olvidarme de lo que está ocurriendo fuera de mi habitación.

-Gordita... -Melody quita sus zapatos y se tumba conmigo, coge mi pequeña linterna y la enciende bajo las mantas- Ya estoy aquí.

- ¿Qué he hecho? -lloro-

-Tú no has hecho nada -me abraza- Hablaremos con él y le exigiremos respuestas.

-No puedo Melody -aseguro- Al mirarle mis mariposas vuelan a lo loco, no son conscientes del daño que no está causando -hago una pausa- Lo quiero.

-Lo sé y él también a ti, por eso te recomiendo que al menos habléis las cosas. Quizás todo esté siendo un mal entendido -curva una ceja-

-Ni si quiera tú misma te crees.

Abro el segundo cajón de mi mesita de noche y cojo el último paquete de pañuelos que me queda, cojo los cinco a la vez y cubro mi cara con ellos. Desearía desaparecer y volver al momento en el que lo conocí, debería de haberlo apartado antes de darle mi corazón. Soy una imbécil.

-Vístete -me exige- Iremos a mi casa, allí no podrás hundirte en tu habitación.

-No quiero -me aferro al colchón-

Sale de mi habitación en busca de mi madre, ambas me cogen en brazos y me obligan a vestirme. Cedo, pero cojo lo primero que encuentro, un chándal. Lo utilizaba cuando salía a correr por las mañanas con papá.

Me pongo unas gafas de sol para que nadie me pueda ver los ojos tan hinchados que tengo y me subo en el coche de Melody, ha pensado en llevar el mío pero no tengo el ánimo suficiente. No quiero cargar mi rabia con el coche, y menos con uno que cuesta como una casa.

Mi corazón se paraliza en el momento que ve el coche de Andrew en la puerta de Rachel, cierro los ojos con fuerza mientras me llevo la mano al pecho. Esto no puede estar pasando, que me deje por miles de motivos pero no por este.

-Melody por favor dime que no es real lo que estoy viendo -presiono con fuerza mi sien-

-Vamos entra en casa, te prepararé una manzanilla -cubre mis ojos para evitar que siga mirando hacia allí y me introduce dentro de su salón-

Una vez dentro me siento en el sofá y doblo mis piernas para poder resguardarme entre ellas, me duele el corazón y no por el hecho de que me haya ido alejando de su vida poco a poco sino por quien lo ha hecho.

Suena el timbre, pienso que irá Melody pero al ver que tarda mucho decido levantarme e ir yo. Pongo mis gafas por si acaso es Logan el padre de mi amiga, no quiero que me ahogue a preguntas.

- ¿Quién es? -pregunto al abrir la puerta, intento hablar pero no soy capaz de sacar el aire suficiente para decir palabra-

- ¿Maddie quien ha llamado? -aparece Melody y maldice al darse cuenta de que es Matheo- Qué cojones haces aquí, vete.

-Maddie yo... -sus ojos se cristalizan- No dejes que todo esto te ahogue, solo confía en mí.

Me dejo caer al suelo y me siento presionando con las manos mi cabeza, no puedo soportar más esta situación. Miro hacia arriba, me quito las gafas y dejo a la luz todas la lágrimas que rozan mis mejillas.

- ¿Matheo que es lo que ha pasado? -pregunto-

- ¿Cariño porque tardas tanto? -aparece Rachel detrás de él-

He recibido un puñetazo directo a mi estómago sin que ni siquiera alguien me haya rozado, todas la promesas se han esfumado. Siempre he pensado que el amor era una mierda, pero me dejé llevar por como mi corazón se aceleraba cuando Andrew estaba cerca de mí. Ahora entiendo lo imbécil que he sido dejándome llevar con una persona como él, creí que todo lo que me dijo era verdad, pero he descubierto que no.

El amor no nos vuelve débiles, solo coge nuestro corazón y lo desgarra poco a poco. Cuando lo vuelve a colocar en su lugar ya nada tiene sentido, el vértigo se ha esfumado y las inseguridades han vuelto. Esta vez no lucharé por salir ilesa de esto, yo misma me he metido sabiendo lo que podría ocurrirme.

-Ah hola Madison -ríe como si no viera lo destrozada que estoy-

-Andrew, se acabó -me incorporo con la ayuda de Melody- Me has robado lo único que quedaba ileso en mí, puedes quedártelo.

-Por favor -me mira- No me dejes.

- ¿Dejarte? -río confusa- Joder mira a quien coño tienes esperándote, tú has sido quien me ha dejado.

-Vamos Maddie -me pide Melody-

-Un momento -me doy la vuelta y lo miro a los ojos- Iré a esa cena, solo por tu hermana. Sé lo mucho que le ha dolido esta situación, pero mucho más verse sin su hermano en un momento tan jodido como es este -intento tranquilizarme para poder terminar la frase- Podrás entender muchas de las cosas que te he ocultado, pero de nada servirá. Has decido reconstruir tu vida, con la persona que te la destrozo una y dos veces.

Cierro la puerta y corro hacia el baño, necesito encerrarme y no ver a nadie. He perdido a mi padre, ahora he perdido a quien consideraba mi alma gemela.

Melody golpea varias veces la puerta, me suplica que abra. Se que tiene miedo a que me vuelva a hacer daño pero no lo haré, le hice una promesa a Matheo y yo si las cumplo.

-Gordita no haré nada -intento fingir una risa- Solo dame tiempo, iré en un poco de verdad.

-Me quedaré aquí, sentada justo a tu lado a pesar de tener una puerta entre nosotras -escucho como se recuesta en el suelo- Lo siento, pensé que jamás te haría esto.

-No te culpes, yo tampoco me lo imaginaba.

vértigo y susurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora