Capítulo 16 - Matheo

995 64 32
                                    

Ahora que sé los motivos de Maddie puedo llegar a entenderla. Pero alrededor del mundo hay miles de personas que estoy seguro que morirían por un beso suyo. Solo ha escogido al más gilipollas de todos.

Tras un largo rato sin movimientos comienza de nuevo a moverse, esta vez con más brusquedad.

-Matheo que pasa si el avión se estrella y caemos? -llora-

-Intentaré caer antes que tú para amortiguar tu dolor.

- ¿Y si no funciona? -limpio sus lágrimas-

-No ocurrirá, de verdad.

Pero si ocurriera la besaría. Le daría un beso por cada insulto que me dijo. Por cada una de las miradas de asco. Pero sobre todo por todo el tiempo que perdí al no haber estado a su lado.

Pero estas palabras es mejor que se queden para mí, no quiero asustarla. Sé que no me ve de la misma manera y no quiero joder la amistad que hemos creado.

Si mis amigos supieran lo que pasa por mi cabeza me juzgarían al ver lo rápido que he olvidado a Rachel. Pero no es así. Hace tiempo que he dejado de sentirme querido, apreciado... No podía mantener un amor imaginario.

He estado mintiéndome a lo largo de meses, tratando de ocultar mis sentimientos hacia Maddie. Pero no me he dado cuenta hasta ahora. Hasta que me preguntó qué pasaría si el avión se estrellara con nosotros dentro.

-Hemos llegado chicos. Bienvenidos a Laponia. -alza los brazos Melody dejando paso a Thomas y a Maddie. Nos quedamos solos en el avión y se acerca- ¿Ha vuelto a hacerse lo de la mano?

- ¿Lo sabias? -muevo la cabeza para asimilar lo que ha dicho-

-Soy su mejor amiga imbécil, por supuesto que lo sé. ¿Recuerdas el día que os peleasteis tanto por culpa de tu novia? -Mierda, debería decirles que la he dejado-

Aún recuerdo ese día, habíamos empezado a discutir por una gilipollez pero al llegar Rachel todo se descontroló. Ella de un momento a otro la culpó de la muerte de su padre. Ni siquiera sabíamos que es lo que le había sucedido pero ella quiso herirla de la peor manera.

Yo como un gilipollas no la defendí, solo asentía como un imbécil a lo que Rachel decía. Maddie salió corriendo de la cafetería hacia su casa. No supimos nada más de ella durante cinco días.

-Sí, lo recuerdo -agacho la cabeza a modo de disculpa-

-Bien pues terminó en urgencias. Por suerte le tiene miedo a la muerte y sé que jamás intentaría suicidarse... Pero durante toda la noche mantuvo los puños suficientemente cerrados como para hacerse unas heridas muy profundas -mierda- Se quedó en casa durante varios días para que nadie pudiera interrogarle.

-Lo siento mucho Melody, jamás me lo habría imaginado. No era consciente de lo que hacía.

-Lo sé. Has cambiado y te lo agradezco, no me hubiera gustado separarme de ti después de tantos años. Pero mantén a tu novia alejada de Maddie. No permitiré que le haga más daño.

Esta vez estaré yo si ocurre algo. No tiene de que preocuparse.

-Hablando de Rachel... La he dejado.

Cualquiera diría que son mejores amigas. Le ha pasado lo mismo que a Maddie, por poco se ahoga.

- ¿Me estas vacilando? Porque tus bromitas no me hacen ni puta gracia -coloca los brazos en jarra desafiándome con la mirada-

-No mentiría con algo así.

Salta como una loca en el avión, tras varios giros viene hacia mí y me abraza -Gracias, ya era hora- Joder no sabía que la odiaban tanto.

-Siento que hayáis estado incómodas en muchos planes por culpa de su presencia -lo siento de verdad-

Me abraza y salimos juntos del avión. Al salir los vemos con la nariz morada y tiritando, no hemos sido conscientes de que no saben dónde está la casa.

-Toma las llaves. Ve con ella y ayúdala a quintarse la venda -me guiña un ojo y mi expresión le hace saber que no la he entendido- Matheo, si al terminar el viaje no os habéis enrollado haré todo lo que me pidas durante un mes.

Mentiría si dijera que no me gustaría que Melody fuera mi esclava durante tanto tiempo, pero he fantaseado con besar a Maddie desde que vimos las estrellas en su patio.

Al llegar a la casa ambos nos quedamos quietos en la entrada, no nos la habíamos imaginado así. Puedes perderte unas treinta veces por minuto. Joder es enorme.

-Ven te ayudaré a quitarte lo de la mano.

Asiente y me sigue mientras busco un baño, aunque será complicado.

-Ay, aun duele -da un salto cuando vuelvo a pasar una gasa sobre la herida-

- ¿Puedo saber si es por este motivo que llevas las uñas largas? -me reconcome la curiosidad-

- ¿Quieres la verdad o la mentira? -bromea-

-Maddie...

-Sí, las mantengo largas por ello.

Abro mi neceser y busco un cortaúñas. Hoy esa costumbre terminará.

-Quizás no es lo que quieres pero debes hacerlo.

Cierra los ojos y extiende la mano poco a poco. Lo hago suave para que no pueda sentir nada.

Veo que tirita, me siento en el suelo y hago que se coloque sobre mí.

-No te culpes más pequeña -me abraza y pasamos quince minutos sentados hasta que oímos nuestros nombres-

Nuestros amigos nos confirman que irán a cenar juntos esta noche. Llevan queriendo hacer este plan durante mucho tiempo por lo que no nos entrometemos. Se ofrecen a pagarnos una cena a domicilio pero Maddie se niega. Prefiere hacerlo ella, aunque necesitará mi ayuda ya que su mano no está curada del todo.

Enciendo la chimenea mientras ella busca los ingredientes necesarios. No haremos nada complicado, una pasta será suficiente.

-Estas manchada -tiene una pizca de tomate en la comisura del labio-

- ¿Dónde? -ríe- ¿Puedes quitármelo?

Me acerco a ella y veo como su cuerpo entero se eriza, paso mi dedo por su labio y quito la mancha. Desearía no quitar el dedo pero debo hacerlo.

-Gracias, no me queda mucho para terminar la cena. ¿Puedes ir poniendo los platos?

Hago lo que me pide, coloco dos platos y los cubiertos necesarios. Dudo si encender la televisión pero prefiero poner de fondo música. La segunda vez que puse la canción durante el viaje me quedé con el nombre de la playlist por lo que la he guardado en mi lista. No es consciente hasta que suenan de seguido sus dos canciones favoritas.

-Espera. ¡Es mi lista de canciones! -se acerca a mi-

-Sí, puede que te la haya robado. Pero solo por una buena causa.

-Igual de capullo que siempre. Está la cena.

Cenamos sin decir nada. Pero el ambiente es tranquilo y cómodo. Jamás habíamos cenado los dos solos pero ha estado increíblemente bien. Lleva puesto un pijama de renos precioso, me encantaría poder tener uno igual de calentito. Mientras que yo llevo un pantalón de cuadros y una camiseta negra básica. Lo necesario para dormir.

Tras varias películas se ha quedado dormida en el sofá. La cojo en brazos con cuidado y la subo hacia su habitación.

Al salir dejo la puerta arrimada por si necesitara algo a lo largo de la noche.

vértigo y susurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora