Capítulo 46 - Matheo

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No importa cuantas veces su cuerpo roce el mío, mi corazón se acelera igualmente. Me olvido de como hablar y solo soy capaz de sonreír como un idiota, y no porque esté casi desnuda, sino porque su sonrisa, sus lunares... Cada puta parte de su cuerpo está hecha a la perfección.

- ¿No eres capaz de aguantarte hasta llegar a la arena? -me recrimina-

-Podría, pero eres tú la que me ha dicho que la odias -humedezco mis labios-

-Follar en mitad del mar... -acaricia su mentón haciéndome entender que está pensando en algo-

-Tú sola sacas esas conclusiones -rozo su brazo- Quizás solo quiera escuchar música y contemplar el oleaje.

Miento como un gilipollas, es evidente que no quiero hacer eso ahora. Me gustaría poder hacerle de todo, aquí, en una puta roca perdida en mitad del mar. Sin nadie que pueda escucharnos y mucho menos molestarnos.

-Déjame tu móvil -inquiere-

Saco el teléfono del bolsillo y se lo doy, quizás quiera cambiar la canción.

- ¿Qué haces Maddie? -pregunto al ver que se ha metido en el chat del equipo-

-Recuerdo que una noche en la que estábamos todos en la cafetería -hace una pausa- Mejor dicho, menos tú, que estabas embobado con Rachel -sonrío porque sabe que es mentira- Daniel comentó que su fantasía sexual era hacerlo en el mar, curioso ¿no?

-Dame el teléfono -intento quitárselo de las manos-

-Quizás alguien sepa "disfrutar" de los momentos Andrew -ríe mientras se desliza hacia atrás intentando escapar de mí, hasta que su espalda roza con algo-

No tiene escapatoria por lo que hago que deje el móvil sobre la roca y cojo su cintura para hacer que se tumbe, necesito estar más cerca de ella. Esta vez soy yo el que se coloca sobre su cuerpo mientras que ella abre sus piernas dejándome un hueco.

- ¿Segura? -susurro sobre sus labios, a punto de rozarlos-

Sé que siempre nos ha gustado hablar en este tono cuando queremos intimidad en algunas conversaciones, pero también se lo mucho que le gusta que le hable así en estas situaciones.

-Matheo... -cierra los ojos- Te recuerdo que estamos en mitad de la nada, y las cosas están allí.

Abro la cremallera del bolso donde guarde su lazo, no era lo único que estaba ahí escondido. Una vez lo saco parece que se le ha olvidado todo lo que ha dicho anteriormente, se incorpora apoyándose sobre sus codos para poder besarme.

-Toda tuya entonces -dice mientras me mira fijamente-

Quito con delicadeza su ropa interior mientras que ella se encarga de la mía, suelta una carcajada al darse cuenta de que sin querer he lanzado su sujetador al mar.

-Mierda -apoyo mi cabeza en ella- Bueno, estás mucho mejor así.

Su lengua busca la mía mientras que me coloco el condón para poder adentrarme en ella, su cuerpo me busca y puedo notar lo mojada que está. Dejo pequeños besos sobre su cuello y en pocos segundos estoy dentro de ella.

Podría decir que me siento como si la gravedad desapareciera poco a poco, flotando. Sus movimientos se unen con los míos, nuestros cuerpos se juntas impidiendo que quede espacio entre nosotros.

-Joder Matheo -se queja- Estoy a punto de...

Y las estrellas caen de golpe en el momento que grita mi nombre en mi oído, exploto con sus movimientos y ella hace lo mismo.

Me quedo unos segundos sobre su cuerpo intentando controlar de nuevo la respiración, sonríe mientras juega con mi pelo aún mojado -Matheo, vas a tener que explicarme por qué ha sonado esa canción- Justo antes de terminar comenzó a sonar Tadow, no es que la letra sea muy provocadora pero la música sí.

-Te lo dije, me venías a la mente con todas la putas canciones que escuchaba -me incorporo para ponerme algo de ropa, ya que comienza a hacer algo de frío- No me mires así.

-Me da miedo las canciones que pueda encontrarme ahí -me rodea con lo brazos-

-Hay de todo no te voy a mentir -cojo mi camiseta y la ayudo a ponérsela, no está tan mojada como su vestido- ¿Quieres volver a...

No me da tiempo a decir nada más cuando me empuja y caigo al agua, segundos después salta y aterriza a pocos centímetros de mis brazos. Se sube un poco sobre mí intentando hacerme una aguadilla, ha iniciado una guerra.

Tras una hora haciendo el tonto por alrededor de toda la playa decidimos volver al coche y poner rumbo al hotel, mañana temprano volveremos a casa y deberíamos de tener preparadas las maletas para que ninguna madre se vuelva loca.

Se sube y mientras guardo las cosas en el maletero vincula su teléfono con el coche, se ha debido de gastar la batería del altavoz. Algo que he descubierto de Maddie es que no puede viajar sin música, preferiblemente le gustaría escuchar sus listas de canciones, pero mientras haya alguna reproduciéndose de fondo le bastará.

Al entrar en mi teléfono veo que Rachel me ha mandado un mensaje, pero me sale que lo ha eliminado. Sinceramente prefiero quedarme con la duda de lo que ponía, no quiero buscar problemas con ella. Mucho menos ahora.

-Maddie -miro hacia ella y puedo comprobar que se está durmiendo, cojo una chaqueta que tengo en los asientos de atrás y se la coloco sobre las piernas para que no pase mucho frío hasta que lleguemos a nuestro destino.

-Qué pensarías si me tatúo la palabra vértigo -balbucea mientras se mueve en busca de una postura más cómoda-

-Pues que es el nombre de tu nuevo perro ¿no? -aún no me ha querido dar más información sobre esa palabra que tanto alaba-

-No tonto -gimotea- Solo responde, ¿me quedaría bien?

-Todo te queda bien Maddie -bajo el volumen de la música-

-No mientas, él no decía lo mismo -es lo último que dice antes de quedarse completamente dormida-

Joder, necesito saber lo antes posible de quien habla cada vez que me recuerda lo mal que se lo hicieron pasar. No es que quiera plantarle cara a ese cabrón, pero me gustaría entender porque le ha hecho eso, a una persona tan buena como ella.

Jamás busca hacerle el mal a nadie, ni siquiera tiene palabras malas para la gente, a pesar de todo el daño que le causan. No dudaría en quitarle todo ese dolor y pasármelo a mí si fuera posible, solo quiero que vuelva a sonreír al levantarse y se dé cuenta de que está rodeada de personas que la quieren y la defenderían ante todo. Y mucho más ahora que he aparecido en su vida para no irme, ahora estará más a salvo de lo que nunca ha estado.

Puede ser una gruñona en muchas situaciones, pero hasta esa parte que al principio me desquiciaba ahora me vuelve loco. Amo todas y cada una de sus virtudes y defectos.

vértigo y susurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora