Han pasado cinco días desde que vi a Maddie en casa de Melody, yo solo iba en busca de una amiga para que pudiera ayudarme pero no esperaba encontrármela a ella, y mucho menos tan destrozada. Se que Thomas me aseguró que me rompería en pedazos cuando viera esos ojos azules tan ahogados, y así ha sido. Toda mi vida se ha roto, jamás me perdonaré haber causado ese dolor en ella, pero joder no puedo hacer nada, por mucho que quiera salir y gritar lo mucho que la quiero todo terminaría igual, destrozado.
He salido a correr un par de veces para despejar mi mente, estuve obligado a comer en casa de Rachel cinco veces y tres de ellas estaba Maddie en casa de Melody, lo sé porque su coche estaba aparcado allí. Odiaba el hecho de tenerla tan cerca y no poder hacer nada por recuperarla, pedí ayuda a mis amigos pero han decidido dejar de hablarme durante un tiempo. Me aseguraron que no le hiciera daño o me las vería con ellos, también los he perdido, por algo que yo ni siquiera he provocado. Solo estoy manipulado joder.
La he visto varias veces pasear a los perros junto a mi hermana, otra persona que ha decidido no dirigirme la palabra. Sé que no he hecho las cosas bien, pero cuando pueda hablar y decir la verdad podrán entenderlo.
-Mamá -la llamo- No soy capaz de afrontar la cena, esta vez no.
-Tendrás que hacerlo -asegura- Aún no sé qué es lo que ha ocurrido para que todos estéis tan distantes y fríos. Pero esta noche fingiréis, no quiero que tu padre nos vea así.
-Nada de esto fue a propósito mamá -me dejo caer en la mesa de la cocina, intento controlar la respiración pero esta vez no soy capaz- Siento que me ahogo.
Se da la vuelta y coloca su mano en mi espalda, sirve un vaso de agua y me lo deja cerca para que no tenga que moverme.
-Te está dando un ataque de ansiedad -dice- Solo intenta tener la mente en blanco cariño, pronto pasará.
-La necesito -hablo de Maddie- Ella sabe calmarme, sus brazos y su voz... Todo me hace mantenerme en calma.
-Lo sé -me da un abrazo- Me duele que haya ocurrido esto, solo espero que pronto puedas explicármelo.
-Le hice miles de promesas y he ido jodiendo una por una -no puedo contener más las ganas de llorar- Como coño va a confiar en mí, no le he dado motivos para hacerlo. Encontrará a otra persona que la haga más feliz que yo, pero yo quería intentarlo.
-Lucha por ella -da un golpe en la mesa-
-No puedo -maldigo- Aún no, pero te juro que lo estoy deseando.
Da un par de suspiros ya sale de la cocina, no está de humor pero sé que no quiere cargarlo conmigo. He sacado de su vida a una persona que quería como a una hija, he roto a todas las personas que me quieren. Yo solo.
Subo sigilosamente a la habitación de mi hermana, ha ido a darse una ducha por lo que tendré al menos media hora hasta que venga y me eche a puñetazos. Me siento en su sillón y levanto la tapa del piano, mis dedos comienzan a moverse y la música cada vez es más notable.
Antes de jugar al rugby yo me dedicaba a tocar el piano, era un hobbie que me hacía feliz. Pero mi padre decidió que eso no haría que mi futuro fuera exitoso, cedí a todo lo que dijo y ahora solo puedo hacerlo a solas.
-Matheo -habla Marie-
-Lo siento, ya me voy -se interpone en la puerta-
-Sé que no estás haciendo esto porque hayas dejado de quererla -está segura de lo que dice- Solo espero que puedas recapacitar y luchar por ella, te quiere Matheo.
-Joder, yo también la quiero -bajo la tapa del piano- Pero es que ahora no puedo hacer nada, cada noche suplico que todo mejore pero aun sigo estado en la mierda.
-Hoy verás algo que quizás te haga darte cuenta de lo mucho que ha sufrido -me dice- Valorarás todas y cada una de sus quejas.
-No entiendo lo que me quieres decir -me levanto para seguir buscando respuestas-
-No diré nada más -me echa- Vístete, pronto llegarán.
Me dirijo hacia mi habitación y hago lo que mi hermana me ha dicho, me pongo una de las primeras camisas que encuentro, un pantalón de traje y listo. Dudo en si echarme colonia pero no tengo intención de escuchar a mi padre recordarme que los buenos hombres siempre tienen que estar listos para cualquier ocasión, en otro momento discutiría cada gilipollez que soltara por la boca, pero hoy no estoy de humor.
Rozo mi muñeca al ver el pequeño copo de nieve que los cuatro tenemos tatuados, me pregunto si se arrepentirán de habérselo hecho. Ojalá pudiera retroceder el tiempo y volver a Finlandia, donde todos éramos felices sin saber lo que no esperaba al llegar a Londres.
-Han llegado -grita mi madre-
Bajo para hacerle compañía cuando mi mirada se junta con la de Maddie, lleva más maquillaje del que normalmente lleva. Entiendo que lo hace para que nos podamos observar sus ojeras de no pegar ojo, he hablado con Melody y me ha asegurado que lleva sin dormir bien al menos tres días.
-Hola -digo-
-Hola -no me mira y avanza hacia dónde está mi madre, entiendo que le molesta mi presencia-
Me dirijo hacia la cocina y cojo mi asiento para que ninguna persona que me incomode pueda sentarse a mi lado, cojo el teléfono y veo mensajes de Rachel.
Rachel
Necesito que vengas.
Lo siento hoy tengo cena familiar, no puedo.
Rachel
¿Con quién? Jajaja, ya no tienes a nadie.
Decido no seguirle el juego, pongo el teléfono en modo avión y lo guardo en el bolso de mi pantalón. Ayudo a mi madre a colocar la comida en la mesa mientras que Maddie y Marie se sientan, ambas se han colocado a mi lado, algo que ellas no saben ya que me he levantado antes de que pudieran verme.
Cojo la botella de champán y me sirvo una copa antes de que alguien más entre por esa puerta, ya nada podrá ir a peor por lo que no me importa terminar la noche dando vueltas en mi habitación.
-Matheo, para -me sugiere mi madre- No ganarás nada haciendo esto.
-Tampoco ganaré nada si no lo hago -alzo la copa y me voy de vuelta a la mesa-
Ambas miran hacia mi copa y a los pocos segundos quitan sus ojos de mí, se juntas y continúan hablando de algo que desde aquí no puedo escuchar bien.
-Vale, han llegado -aparece mi madre, está nerviosa-
- ¿Quieres que abra yo? -pregunto-
-Quédate ahí sentado, por favor -me pide Marie- Solo come y después podrás irte a la cama.
No digo nada solo doy otro trago a mi copa. Veo entrar a Liam y a mi padre por la puerta, Maddie al notar su presencia comienza a temblar, Marie le da la mano y le susurra que no pasará nada.
No entiendo que está ocurriendo.
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vértigo y susurros
Teen FictionMaddie es una joven de veinte años que estudia medicina y en su tiempo libre es la capitana del equipo de vóleibol, siempre ha odiado a los jugadores de Rugby pero en especial a Matheo, el capitán del equipo y novio de Rachel, la persona más insopor...