Capítulo 58 - Matheo

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No entiendo como no he insistido más todo este tiempo en el que ella evitaba decirme el nombre de la persona, le dije que probablemente lo conocería y no estaba equivocado. Lo que menos me esperaba era encontrarme a Liam mirando de arriba abajo a Maddie como si fuera un trofeo el cual todo el mundo que quisiera pudiera tocarlo.

He visto a lo lejos como salía por la puerta sin decirnos nada, pensé en ir tras ella pero primero tenía que solucionar unos asuntos que tenía a escasos centímetros de mí. Es la segunda vez que lo empujo y aun así retrocede hacia donde estoy con tal de seguir provocándome, algo que por desgracia está consiguiendo.

-No te merece la pena luchar por ella -grita- Está perdida.

-Tú eres el culpable de que ella estuviera durante tanto tiempo dentro de un agujero negro -le señalo alzando la voz- La traicionaste solo porque eres un niñato inmaduro que solo busca follarse a todas la tías que encuentra y después ir corriendo a sus amigos para contarlo.

- ¿Qué tiene de malo? -ríe-

Resoplo fuerte para no pensar en las idioteces que está soltando por la boca, me gustaría partirle la boca pero creo que no es el momento oportuno. Mi madre está en la otra habitación hablando con Marie según estoy escuchando, y no quiero que aparte de soportar la presencia de papá tenga que vivir esta situación.

- ¿Por qué no coges tus cosas y te vas de vuelta a tu casa? -le pregunto manteniendo la compostura-

-Tienes razón, he conseguido lo que quería -sube las mangas de su camisa- Le he jodido la vida por segunda vez, estuvo sola en un principio y después de tanto tiempo vuelve a estarlo -ríe- Porque tú la has dejado tirada por la rubia cachonda.

¿No dejará de soltar estupideces por la boca?

- ¿Por qué lo sabes? -me guiña un ojo y coge la chaqueta del perchero- No, primero dame la respuesta.

-Llevo conociendo a Rachel desde hace mucho tiempo -confiesa- Soy uno de los tíos con los que te puso los cuernos -presiono mis puños con fuerza hasta que los nudillos están completamente blancos- Ambos os merecíais un castigo, por idiotas.

Me da igual que me insulte, me grite y diga mentiras sobre mí. Pero no puedo soportar ver como sale de su estúpida boca una sola cosa más que esté relacionada con Maddie, no permitiré que una persona como él ensucie su nombre.

Tapono la puerta y cubro mis ojos para pensar en lo que estoy a punto de hacer, quizás cuando mi madre me vea me matará pero es lo que necesito, por mí pero sobre todo por ella. Por todo el tiempo que ha estado pensando que ella había sido la culpable de todo, por no ser capaz de mirarse en el espejo, y por supuesto por no poder confiar en el amor.

El amor es una puta fantasía cuando encuentras a una persona que te transporta a las estrellas con solo mirarte, te roza y suplicas que lo haga cinco veces más. Cambiarías toda tu vida por ser feliz junto a ella, y eso es lo que siento yo por Maddie.

-Liam -lo llamo-

-Qué -sigue con su prepotencia-

Saco mi mano del bolsillo del pantalón y con fuerza estampo mi puño, directo en su mandíbula.

- ¿Es todo lo que harás por esa puta? -esa palabra recorre todos y cada uno de los nervios que tiene mi cuerpo, de un empujón consigo que caiga sobre el suelo y en cuestión de segundos estoy sobre él-

Comienzo a golpearle en cada parte de su cara, cuando veo que está lo suficientemente ensangrentado recorro su cuerpo. Se merece todas y cada uno de las heridas que su cuerpo está creando, al igual que abrió el corazón de Maddie para llenarlo de mierda.

- ¡Matheo! -grita mi madre- Suéltalo cariño, no merece la pena seguir con ello.

Al ver las lágrima de mi hermana me separo de él dejándolo tumbado sobre el suelo, voy hacia ellas y abrazo a Marie para que pueda ver que no soy mala persona, solo quiero que personas como él no pisen este puto mundo. Son dañinas, rencorosas y manipuladoras, algo que en cuestión de segundos cambian tu vida. Chas, pestañeas y todo se ha ido a la mierda.

Aparece mi padre por la escalera cuando recibo un gran golpe en la cabeza, me hace perder el equilibrio y al caer suelo puedo ver trozos de un jarrón, acompañados de bastante sangre.

- ¿Qué has hecho? -tiembla mi hermana mientras mira a Liam-

-Cállate niñata -grita Liam-

Intento incorporarme para abalanzarme contra él pero es en ese instante cuando mi padre lo coge por los brazos y lo saca de allí, sale por la puerta y sin decirnos nada vemos como lo introduce dentro del coche y salen de aquí a toda velocidad. No sé qué pretende hacer pero sin duda no me importa, se han ido, y no ilesos que se diga.

-Hijo -se apresura mi madre cuando ve que tengo que sostenerme en algo para no caerme de nuevo- Tendremos que ir al hospital, estás sangrando mucho.

-Mamá, Maddie... Necesita saberlo -le suplico-

-La llamaré mientras vamos de camino -aparece Marie con las llaves del coche-

No soy capaz de apreciar las siluetas que hay por la calle, solo veo destellos de luces y gotas rojas que van cayendo poco a poco sobre mi mano. Ahora puedo comprender todo el dolor que sentía Maddie, jamás pensé que la persona podría ser mi primo.

El coche se para por lo que intuyo que hemos llegado, mi madre y mi hermana me ayudan a salir de los asientos de atrás mientras que dan voces para que los médicos vengan con urgencia. Aparecen con una silla de ruedas y a pesar de no querer subirme en ella lo hago, no tengo las fuerzas suficientes para avanzar por estos pasillos llenos de gente.

Al llegar a una zona un poco más crítica que las demás veo a dos personas que reconocería con los ojos cerrados, son Thomas y Melody. Comienzo a girar las ruedas de las sillas y en pocos segundos estoy rozando la pierna de mi amigo.

-Thomas -intento alzar la voz pero no soy capaz, me duele mucho la cabeza-

Los dos se dan la vuelta y pegan un grito ahogado al verme, no sé si será por las pintas que tengo o porque realmente soy lo último que esperaban ver esta noche.

- ¿Qué ha pasado? -se arrodilla Melody junto a mí-

-Liam -se adelanta mi hermana- ¿Dónde está?

Los miro ya que parecen esconder un mensaje que yo aún no he descubierto, Melody comienza a llorar mientras pega puñetazos en la puerta de los médicos. Está buscando respuestas y las quiere rápido.

- ¿Qué me ocultáis? -les pregunto, se quedan en silencio y no dicen nada hasta que un médico sale de la sala-

- ¿Familiares y amigos de Madison? -nos pregunta-

Me levanto de un saltó y deambulo por el pasillo buscándola. No es pura casualidad que mis amigos estén aquí y alguien esté buscando a los acompañantes de Madison. Le ha pasado algo.

- ¿Dónde está? -lo cojo por la bata para sostenerme-

-En la UCI – su expresión ha cambiado- No conseguimos que se despierte.

Me caigo de rodillas al suelo y lo golpeo con fuerza, intentan levantarme y llevarme a una zona más tranquila pero lo impido haciendo movimientos bruscos. No despierta, ha tenido un accidente o quizás alguien le haya hecho algo, tengo que ir a verla aunque sea lo último que pueda hacer.

-Doctor -lo llamo- Sálvela por favor, si necesita cualquier cosa yo estaré aquí, para lo que sea.

Thomas me da un abrazo tan sincero que dejo caer mi fuerza sobre él y dejo que me lleve haciendo donde esté pensando, solo quiero pensar que al salir de esta zona me despertaré y todo esto habrá sido un sueño. Aún estaré rodeado de nieve junto a la persona que amo.

vértigo y susurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora