Aún no me creo que esté en esta montaña. He sentido mucho miedo pero en el momento que vi lo lento que iba y las vistas me quedé pegada al cristal el mayor tiempo posible.
Nos hemos subido al columpio todos, aunque ahora sea la única que esté subida. Hemos tenido suerte y no ha subido mucha gente, por lo que al caer la noche nos hemos quedado solos.
A penas son las cinco de la tarde pero el cielo se ha cubierto de nubes y no deja pasar ni un rayo de luz. Por suerte estamos rodeados de farolas que alumbran a la perfección.
- ¿Te ha gustado? -se acerca Andrew-
-Es impresionante. Aunque el frío comienza a ser más notable -noto que estoy tiritando-
Coge mi mano y me lleva hacia una especie de cabaña, tiene estética de un iglú pero el material no es el mismo. Han debido de hacerlo para que la gente descanse.
Se sienta en el banco y tira de mi para que me siente sobre él. Al ver que no he hecho lo que me ha pedido sino que estoy mirando hacia el frente gruñe.
-Quería que miraras hacia mí -sigue discutiendo consigo mismo-
- ¿Qué conseguiré con ello? -sigo sin moverme-
Coloca su cabeza en mi cuello y con la nariz consigue hacerme cosquillas. Me estremezco -Tú no lo sé, pero yo conseguiré entrar en calor- Vaya, chico inteligente.
-Está bien, lo haré -coloco mis pernas alrededor de él y me siento. Sin rozarnos mucho- Pero solo porque me considero muy buena persona. Y no le deseo el mal ni a mi peor enemigo -le guiño un ojo y eso parece sacarle de sus casillas-
Me coge por la cintura y me pega a él.
- ¿Cuándo dejaré de estar en tu lista negra? -comienza a jugar con mi pelo-
Has desaparecido de ella. Ni siquiera me preocupé en tachar tu nombre, solo arranqué la hoja y la tiré al fuego.
-Cuando me des razones para hacerlo, Andrew.
-No soporto que me llames así -sostiene su mirada en mis ojos-
-Lo sé, por eso lo hago.
Noto como algo verde cae sobre mi gorro. Lo cojo y maldigo al ver que es muérdago. Me lo quita de las manos y lo mueve mientras me mira.
-No, ya te lo he dicho. Tráeme de vuelta cuando tengas espacio para mí en esa cabecita -le doy un par de golpes en la frente-
-Lo tienes, desde hace mucho Maddie.
Sus palabras hacen que se me revuelva el estómago. ¿Debería creerle?
-Alguien me acompaña aun ¿verdad? -asiente arrepentido- Será nuestro lugar, cuando sea el momento. Por ahora dejaremos que siga siendo el sitio en el que los enamorados vienen a besarse.
Me levanto y voy hacia mis amigos. No puedo negar que me duele que aún siga pensando en ella, pero ¿que espero? Joder hace poco más de una semana desde la ruptura, no puedo pedir milagros. Yo tardé meses en olvidarme de Liam.
Agradezco que Matheo aún no haya preguntado el nombre de la persona que me rompió el corazón. No me gustaría ver como en las cenas familiares le desgasta con la mirada.
Son primos, aunque por parte de padre. No suelen verse mucho.
- ¿Todo bien? -pregunta Thomas-
A lo largo de los últimos años he fingido odio hacia Thomas. Pero la verdad es que es una persona muy importante en mi vida. Lleva con mi amiga tres años, y desde el momento en que me conoció no ha dejado de preocuparse por mí.
Se que no es su culpa que sus compañeros del rugby sean gilipollas. Por eso lo quiero.
-Pregúntamelo dentro de unos días. Porque ahora no sabría responderte -me dejo caer en la nieve-
- ¿Ha preguntado más sobre Liam? -pregunta Melody mientras se acomodan a mi lado-
-No. Pero no tardará mucho -me acurruco entre mis rodillas- Me da miedo su reacción.
-Tú no has hecho nada Maddie. En tal caso querrá matar a su primo, le importas más de lo que crees -asegura su amigo-
No saben que hemos estado a punto de besarnos la otra noche. Quizás no lo diga por vergüenza, o por miedo a que me juzguen.
Sé que he estado echándolo de mi vida durante mucho tiempo, pero al verlo recordaba a su primo. Joder me dolía.
Y ahora me encuentro en una tesitura aun peor. Quizás esté empezando a sentir cosas por él, pero he jurado no confiar en ningún hombre más. ¿Qué pasa si termina siendo como Liam? No puedo darle mi corazón a otra persona, aunque sea a Matheo.
-Chicos me han informado de que es mejor que bajemos. Pronto comenzará a nevar y quieren cerrar el teleférico -damos un salto al escuchar a Andrew detrás nuestra-
Nos levantamos y hacemos el viaje de vuelta, esta vez se me hace mucho más corto. Aunque lo agradezco, no me gusta estar en silencio tanto tiempo, terminaré pensando más de lo que debo.
Al bajarnos veo a lo lejos al niño de antes. Su padre me ve y sonríe, veo como le asiente con la cabeza dejando que se acerque a mí.
- ¡Has vuelto! -me abraza-
-No pensarías que me iría sin despedirme de ti ¿verdad? -mete un dedo en la boca nervioso, pero a la vez sonríe-
-Ven, mi abuela quiere hablar contigo -no me da tiempo a reaccionar cuando ya me ha llevado hacia la mesa-
Parece ser su madre la que se mueve y me deja un sitio entra ella y la abuela del pequeño.
-Perdonar, me ha dicho que alguien quería hablar conmigo -asienten y siguen hablando cuando la señora se dirige hacia mí-
-Encantada, soy Elisabeth. La abuela de Dan -reconozco al momento que son británicos, no me he dado cuenta antes debido a que al pequeño le faltaban los dientes y no pronunciaba muy bien-
-Un placer ¿Quería decirme algo?
-He visto las marcas de tu mano -me ruborizo- Y he pensado que te vendría bien esto.
Saca un bote no muy grande de su bolso. Parece una crema pero no tiene el típico color característico.
Me pide permiso para que le deje apreciar bien las cicatrices de mi mano, acepto. Abre el bote cogiendo un poco y lo extiende suavemente por la palma.
-Llévalo a casa. Podré hacer más cuando regrese a Londres -me entrega un papel en el que intuyo que pone su número de teléfono- Llámame cuando estes de vuelta, me gustaría darte algún bote más.
Asiento y le regalo una sonrisa antes de volver con mis amigos. No sé muy bien que tendrá esta crema pero noto como me escuece.
Estamos de vuelta en casa. Han pedido comida a domicilio pero no estoy de humor. Al ver como esa mujer me miraba sentí dolor, no me gusta que me miren así. Sé que no es habitual ver ese tipo de marcas, pero no necesito que me juzguen.
Le doy un beso a Melody mientras que a Matheo y a Thomas les doy un abrazo. Subo a mi habitación y me tumbo en la cama sin cenar. Mañana será un nuevo día, al menos espero que mejore un poco.
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vértigo y susurros
Fiksi RemajaMaddie es una joven de veinte años que estudia medicina y en su tiempo libre es la capitana del equipo de vóleibol, siempre ha odiado a los jugadores de Rugby pero en especial a Matheo, el capitán del equipo y novio de Rachel, la persona más insopor...