Ayer Maddie me ofreció subir a dormir con ella y no dudé en aceptarlo, en cambio ahora me arrepiento. Me ha despertado a las seis de la mañana al rebuscar en cada uno de los cajones de su habitación, sé que está nerviosa pero por un momento me imaginé que me tocaría luchar contra un ladrón.
Quise preguntarle quien fue el cabrón que tanto daño le hizo, pero al ver su mirada entendí que aún no es el momento. Necesita tiempo para procesar todo lo nuevo que está ocurriendo en su vida.
Antes de irnos al hotel burbuja que he cogido para esta noche, iremos al lugar que fuimos en los primeros días. Me dijo que la llevara de vuelta cuando solo estuviera ella en mí cabeza, y aunque llego un poco tarde, ha llegado el momento.
-Maddie, son las seis. Vuelve a la cama y descansa -le hago un gesto entre la oscuridad-
No solo llegamos algo tarde de la discoteca, sino que nos dormimos hace apenas dos horas por ir a saludar a nuestro querido amigo el jacuzzi. Teníamos que terminar lo que habíamos comenzado aquella noche, y ha sido alucinante. Sé que ella no estaba a gusto con su cuerpo, pero cada vez se siente más segura de ella misma. Y estoy jodidamente orgulloso de ella.
-Está bien, pero debemos revisar las maletas antes de irnos -se cubre con la manta y apoya su cabeza en mí-
-Lo he hecho antes -dejo un beso en su frente-
-Gracias.
No era capaz de dormirse por lo que puse de fondo una de sus películas favoritas y parece que ha funcionado. No podré moverme en toda la noche debido a la postura en la que se ha dormido pero no me importa.
Estoy a punto de cerrar los ojos cuando veo que está teniendo una clase de sueño, aún sigue igual de dormida pero parece que está intentando decir algo;
-Papá -susurra- Lo he conseguido, he vuelto a ser feliz.
Después continúa hablando, pero no puedo descifrar nada más. Al imaginar por todo lo que ha pasado las lágrimas comienzas a rozar mis mejillas sin cesar. Siempre he pensado que mi vida era una mierda, pero ella ha perdido a su padre y por si fuera poco, un imbécil le ha hecho creer que su cuerpo es una mierda y que sus sentimientos no están por encima de nada.
Quizás no haya sido el mejor tío que haya conocido, pero me prometí a mí mismo que cambiaría. Nunca he querido que a mi hermana la tratasen mal, ni la hicieran sentir indiferente. Por lo que decidí convertirme en aquello que siempre añoré sin saberlo.
Tras varias conversaciones conmigo mismo conseguí caer dormido.
-Oye dormilón, es hora de despertarnos -veo a Maddie sentada sobre mí-
Lleva puesto unos pantalones negros que parecen calentitos y una sudadera que puedo reconocer con los ojos cerrados, ya que es una que nos dieron al entrar en el equipo de rugby. Está preciosa con ella a pesar de que le queda algo grande.
-Buenos días -llevo mi mano hacia su cara y la muevo de lado a lado cariñosamente- ¿Qué hora es?
-Las dos de la tarde. Al parecer se nos ha olvidado poner la alarma.
-Mierda, no nos dará tiempo a comer en el restaurante que había reservado-me cubro entero con la sábana-
-Prepararemos unos bocadillos no te preocupes -dice sin dejar de sonreír-
Si Rachel tuviera que comer pan con algo le daría un infarto de solo pensarlo. En cambio a Maddie le parece un plan cojonudo, ahí se nota la diferencia entre una y otra. Ella es bondadosa y aunque tenga dinero suficiente para pagarse lo que quiera se conforma con cualquier cosa. Sin duda he encontrado a la persona perfecta.
Nos damos una ducha rápida, a pesar de tenerla a pocos centímetros de mí, totalmente desnuda y mojada.
-No pienses que no me apetece hacerlo, tengo muchas ganas -rozo mi boca con la mano al escuchar lo que dice- Pero tendremos tiempo por la noche, no podemos llegar más tarde.
Salgo de la ducha porque tiene razón. Aún tenemos demasiados planes que hacer antes de poder ver las auroras boreales.
Nos despedimos de nuestros amigos que aún siguen con la resaca de ayer y salimos por la puerta. Me ha lanzado las llaves desde la parte del copiloto y jamás he estado tan emocionado, siempre he querido conducir un coche de estos.
-Si tu conduces yo pondré la música -pega saltitos en el sillón-
-La habrías puesto igual -introduzco las llaves y tarda un poco en arrancar debido al frío que hace-
-Tienes razón -sube un poco más el volumen-
No tardamos mucho en llegar. A pesar de la nevada que ha caído esta noche las carreteras están totalmente despejadas, lo que ha hecho que lleguemos antes de lo previsto. Subimos de nuevo al teleférico y esta vez Maddie saca el teléfono para grabar las vistas.
- ¿Nos hacemos una foto? -rozo su pierna-
- ¿Quieres? -se asombra-
-Por supuesto, ¿por qué no iba a querer? -se encoge de hombros- Maddie, dime que él si se hacía fotos contigo.
-La verdad o la mentira -intenta darle un toque de humor al momento-
-Joder, que puto gilipollas -aprieto con fuerza mis puños para calmar mi enfado-
De un tirón la siento sobre mí y soy yo quien coge el teléfono. El día que deje a Rachel borré cada una de las fotos que teníamos juntos, no porque tuviera odio hacia ellas. Sino que no me traían ningún buen recuerdo como para tenerlas ahí.
Ha llegado el momento de llenar mi galería con Maddie, que junto a mi hermana se ha convertido en mi persona favorita.
-Espera, no sé qué hacer para que nadie sospeche nada. No quiero que recibas malos comentarios -muerde su labio-
-Me importa una mierda lo que digan, pero si quieres quitamos la opción de que comenten -sonríe, le beso y presiono al botón para hacer la foto-
El trayecto no ha sido muy largo pero hemos hecho una inmensa cantidad de fotos, haciendo el gilipollas, besándonos y otras en la que solo posamos. Las he revisado tres veces, y aún me impresiona lo guapa que sale en todas y cada una de ellas.
Se abren las puertas, cojo su mano y rápido voy hacia la pequeña cueva que hay en medio de la nada, antes de que alguien me quite el sitio. Arranco el muérdago para guardar dos pequeños trozos en la funda de ambos móviles, el restante lo rompo en trozos pequeños y lo dejo caer sobre la cabeza de Maddie.
- ¡Matheo! Me he lavado el pelo -grita-
-Es para darnos un beso -alzo mis manos poniendo morritos para calmar su enfado-
-Pero tiene que estar encima de las personas, y solo está sobre mí.
Agarro su cintura y la siento a horcajadas sobre mi regazo -Ahora lo está- Suelta una carcajada y pego mi boca a la de ella. Nuestras lenguas se rozan y hacemos que la gente de alrededor disfruten del beso más apasionante que verán jamás.
Sé que normalmente se hace en la época de navidad, pero en cada muérdago que encuentre la besaré con tal de que lo nuestro nunca se rompa. La quiero y lucharé por lo nuestro cueste lo que cueste.
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vértigo y susurros
Fiksi RemajaMaddie es una joven de veinte años que estudia medicina y en su tiempo libre es la capitana del equipo de vóleibol, siempre ha odiado a los jugadores de Rugby pero en especial a Matheo, el capitán del equipo y novio de Rachel, la persona más insopor...