Capítulo 23

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JOHAN KRIEGER


Con la llegada de Yakov era obvio que no podía distraerme con nada. Se suponía que estaría practicando para la próxima carrera. Y quizás eso hubiera hecho de no ser por Lilith y su extraña forma de seducirme sin hacer NADA. 

A pesar de lo ocupados que estamos, he tenido tiempo suficiente para pensar en ella e imaginar la de… cierta forma. 

Cuando aparece en su garaje no puedo dejar de mirarla y más aún cuando ya se dió cuenta que dejé un ramo de flores encima de su auto. Las huele y sonríe mientras observa a su alrededor quién es el responsable. 

Cuando lee la nota que dejé, sonríe aún más y las lleva a la sala de descanso para que nadie pueda estropearlas. 

Al regresar, se detiene a hablar con el imbécil de Jackson y no puedo hacer nada para evitar que estén juntos porque es su trabajo estar cerca de ella y asegurarse de que esté bien durante la carrera. Lo cual espero que haga correctamente o me veré en la necesidad de reemplazarlo con tal de mantenerla segura. 

Después de lo que pasó en mi cuarto de hotel aquella noche en que ya no pude contener mi deseo por probar su piel,  no he dejado de pensar en ese día. Intenté distraerme con el tema de mi primo, llamé al estratega del equipo para hablar sobre el nuevo plan, hice algunos negocios con mis patrocinadores, hasta he intentado iniciar una conversación amena con mi abuelo sin caer en los insultos, pero nada puede detener los sentimientos intensos que estoy desarrollando por Lilith. 

Nunca creí que llegaría a este punto cuando descubrí su secreto, ni cuando pasó todo lo demás. Desde que mi abuelo decidió que viviría con nosotros, sabía que algún día sentiría la necesidad de estar tan cerca de ella que sería capaz arrodillarme frente a ellas y rogarle un poco de su cariño.

Nunca había pensado en mi tipo de mujer, pero si tuviera que describirla, simplemente diría el nombre de Lilith; una mujer que desprende poder y seguridad dentro y fuera de la pista me había cautivado por completo. 

Cuando terminó de hablar con Jackson, se acercó a mí. 

—Creí que no ibas en serio  —dijo con diversión. 

Rompí la distancia entre nosotros y deslicé mi pulgar por su mejilla con delicadeza. 

—Cuando algo me interesa, me lo tomo muy en serio —respondí en voz baja.

Ella tembló un poco. 

—Me gustaron las flores. Gracias. 

No será la primera cosa que le de, pero aún no sé cómo acercarme más a ella.

Probablemente se trate de la primera vez que debo esforzarme para que alguien se enamore de mí.

—¿Tienes planes hoy en la noche? —pregunté. 

Sonrió y negó con un movimiento de cabeza. 

—Ninguno.

—Quiero invitarte a cenar.

—Claro… —Se rascó el brazo con timidez. Es una gran sorpresa que la chica agresiva con la que me enfrento en todas las carreras tenga reacciones tan tiernas—. ¿Debo llevar algo?

—Solo preocúpate por estar lista antes de las ocho. Yo me encargo de todo lo demás —respondí.

—Bien, entonces voy a… terminar los preparativos de mi auto. 

—Nos vemos en la noche —dije, antes de regresar a mi garaje y empezar a preparar la cena que tendríamos. 

Inicié por llamar al mejor restaurante del lugar y pedí que solo hubiera una mesa en un salón espacioso alejado de todos los demás. También le ordené a mi asistente que comprara regalos costosos y algunas joyas que Lilith pudiera usar en las fiestas con los patrocinadores. 

EL GRAN CIRCO/FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora